Anécdotas
Hípicas Venezolanas presenta: | |
Ultimo
Adiós a Hollywood Park | |
(Según
Publicado en el Blog de www.noticel.com) | |
Por
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El
inicio del magistral Poema XX de Pablo Neruda comienza pronunciando, “Puedo escribir los versos más tristes
esta noche”, expresando el sentir de un amor perdido para siempre.
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¿Sin embargo de cual manera puede
manifestar una enamorada del hipismo la tristeza ante la irremediable
pérdida de una catedral del hipismo de la talla de Hollywood
Park? Es muy difícil
sacarse esto del pecho.
Mayormente cuando no se ponen de acuerdo los sentimientos con el
puño, la pluma y el papel para plasmarlo por escrito de una vez y por
todas. Sin pretender ser poetisa e intentar hacer el más torpe verso,
desde el pasado mayo me asaltan tanto de noche como de día los deseos de
escribir el más triste artículo cuando pienso en la partida de tan regio
monumento al Deporte de Reyes.
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Todo
comenzó con un peregrinaje a Hollywood Park en un fin de
semana largo (el del “Memorial
Day”) que dada las vivencias en este recinto acabó resultando corto.
Una mañana recorrí brevemente, y en la gran compañía de mi compatriota
Tony Matos la excepcional área de establos, donde las intersecciones
estaban identificadas con nombres de caballos famosos. El resto de mi tiempo deambulé por
los hermosos jardines cercanos al área del la boletería de entrada, donde
entre la vegetación me topé con un colibrí que en su característico afán
de volar no se dejaba fotografiar. También exploré la periferia del
redondel de paseo (“paddock”), las gradas tanto del Clubhouse como el Grandstand
y caminé por muchos de los tantos recovecos, que tal como entrañas de una
bestia magnífica atraviesan
el colosal hipódromo. Algunas
de estas mostraban el
evidente desgaste de los años aún sin perder un ápice de la dignidad que
otorga el imperdonable paso del tiempo; en otros espacios me topé con
áreas que estaban restringidas por portones tal cual mudos guardianes de
su destino. Descubrí además
otros muchos bellos detalles, de este lugar que en sus mejores tiempos era
uno de los centros hípicos de mayor prestigio en los Estados Unidos. Desde
las sencillas lozas de cemento con
huellas de herraduras
en el suelo de uno de los balcones en las gradas, a otras un poco
más elaboradas con lindos y alegres colores cerca de donde radican las
bancas de apuestas. También visité la estatua de Swaps, donde un grupo de
afroamericanas estaban al igual que yo de visita, explicándome que querían
conocer el hipódromo antes de su clausura. En adelante visité el monumento
dedicado al “Cometa
Californiano” Native Diver,
ídolo de la fanaticada local y ganador de tres
Hollywood Gold Cups. También conversé con varios
de los apesadumbrados empleados de la planta, una de ellas que laboraba en
una de las cafeterías me describió lo grandioso que era estar allí durante
cuando se efectuaban los Breeder’s Cup. | |
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En ese
interminable peregrinar por este recinto me parecía estar como en uno de
esos grandes y elaborados teatros de cine de antaño. Tras ese telón de Hollywood Park se proyectaron
grandes estrenos como el del primer Hollywood Gold Cup (estelarizado por el titán de Seabiscuit); y en tiempos más modernos el inicio
de un novel concepto llamado la Breeder’s Cup.
Otras que luego tuvieron finales tristes, como en el caso de la
inolvidable Landaluce (vencedora del Hollywood Lassie Stakes por 21
cuerpos) o la del ídolo mexicano Gay Dalton, que según leí está
enterrado allí mismito en Hollywood Park. También se realizaron eventos de
suspenso como el “match” entre
la triplecoronada Chris Evert y Miss Musket, otras de redención, tipo “rags to riches” como las victorias del gran californiano
de tiempos recientes, Lava Man. Otro gran protagonista, Laffit Pincay, pasó triunfador por ese “finish line”,
en el pináculo de su carrera, arrebatándole el récord de victorias al gran
Bill Shoemaker. Allí acaecieron
muchas historias, unas muy alegres y otras de final amargo; pero que son
la mejor muestra que el hipismo es el rey de los deportes. Y en ese mismo teatro este fin de
semana se va a proyectar un último filme, uno con un final aún más oscuro
que el de su negruzco “cushion track”
y que será su último día de carreras. | |
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Se nos
escapa Hollywood Park, víctima
del cambio de los tiempos, de las fuerzas económicas que no perdonan y del
mismo estado del hipismo, donde cada día hay menos y menos fanáticos
presentes en una tarde sabatina cualquiera. Vemos desapareciendo ante
nuestros ojos otra de esas sacrosantas catedrales hípicas, que resultan
pertenecer a un pasado ya bastante distante. Me embarga la pena desde hace
muchos meses. |
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Hoy me
dispongo a ir al trabajo, a ése que entre otras cosas me permite financiar
este vicio de visitar hipódromos, de echar mano a cuanto libro me
encuentro sobre el deporte y de escribir insulsos artículos. Me levanté
esta mañana con una musa que me dictaba incesantemente en mi cabeza,
martilleando palabras, construyendo frases y obligándome a rememorar mis
vivencias en Hollywood Park
para este escrito. | |
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Ya el
sol se va alzando en Miami, me voy acercando al estacionamiento del tren
que me lleva a mi destino, cambio de estación de radio. Alcanzo a oír una canción a medio
empezar del grupo Ambrosia diciéndome “make a wish
baby”, me viene a la mente el deseo (que Hollywood Park no haya tenido que
cerrar) pero Rosana, ya es muy tarde. Sigue otra frase que dice “there is a new sun arising”, pero pienso que ya no quedan nuevos
soles para el escenario de tantas batallas hípicas. Agarro mi libreta y ya
en el tren complazco a la insistente voz interna chapuceando el borrador
de este escrito, que aunque sea pobre carga mucho
sentimiento. | |
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Llego
a la oficina y me recuerdo otra de las estrofas del Poema XX, “Nosotros los de entonces, ya no somos
los mismos”. | |
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Eso le
aguarda al mundo hípico a partir del domingo 22 de diciembre de 2013 con
la partida de Hollywood Park,
pues ciertamente ya no será el mismo. | |
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
jueves 30 de enero de 2014 | |
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