Anécdotas
Hípicas Venezolanas
presenta | |
Origen
de las apuestas en
taquilla | |
Editado
por Juan Macedo | |
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Monsieur
Pierre Oller,
un francés que vendía perfumes y luego puso una lotería, fue el creador de
las apuestas en taquilla. No preguntemos cuándo nació ni en qué año murió.
El odiaba a los bookmakers o sea los vendedores
o cazadores de apuestas en los hipódromos
antiguos. | |
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Un
día se presentó con una innovación. Las apuestas en las carreras serían
mutuas o entre todos. Es decir PariMutuel. Traducido
al castellano, esto significa: Pari, apuesta, y
Mutuel, entre varios o entre todos.
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El
PariMutuel fue
introducido en los Estados Unidos en 1871 y 1872. Se comenzó en los hipódromos de
Morris y Jerome Park en Nueva York. Estuvo
en vigencia durante un año. Pero los bookmakers
le hicieron la guerra y
lo echaron por la borda. | |
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Un
año más tarde el Coronel Lewis
CIark, de Kentucky, estuvo de visita en Europa.
Inspeccionó las pistas y los sistemas de apuestas. Regresó a Estados
Unidos y construyó la
pista de Louisville. En 1875 abrió el hipódromo de Churchill Downs e inauguró el Kentucky Derby.
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Posteriormente
se legisla contra el juego en los Estados Unidos. En 1879 influye el
Coronel Clark y se
derogan las leyes que ahora permiten las apuestas en los hipódromos
a base del parimutuel. La
fórmula es la misma del francés Pierre Oller. Se vendían boletos a cada uno de los
caballos. Al cerrarse la jugada se totalizaba el ingreso, se restaba un
porcentaje para administración y el resto se distribuía entre los
ganadores. Este juego se llamaba pool. La apuesta mínima era de
cinco dólares. No se sabe cuánto se recaudó el primer día de jugada.
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Se
ignora cuánto se jugó el primer día del Derby. Se ignora igualmente qué
número de asistentes hubo. Pero en los Derbys de la década de los 60 se ha jugado un promedio
de US$1.200.000 en el espacio de tiempo de una hora. La asistencia se
promedia en 120.000 espectadores. Hay un abismo entre los sistemas del
parimutuel original
y el Totalizador
automático de estos tiempos nuestros. | |
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Una
nave espacial da la vuelta a la tierra en 88 minutos. Pero el totalizador
electrónico es más rápido que la nave espacial que llevó a
Gordon Cooper al cosmos. Si no existieran los totalizadores electrónicos
de ese entonces, las apuestas en las carreras de caballos no habrían
alcanzado el incremento que tienen hoy en los Estados Unidos y que van
teniéndolo en donde quiera que se renuevan los equipos de computar
apuestas. | |
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Situémonos
frente a la taquilla dos de ganador en Aqueduct,
antes de comenzar el Suburban Handicap de 1963 donde Kelso es el favorito. Hay
53.000 espectadores. Todos piden el siete, número del caballo.
Automáticamente salta el boleto con toda su identificación y una clave que
lo hace infalsificable. Entre el pedido del apostador y la salida del
boleto se ha registrado una infinita cantidad de operaciones en el
totalizador automático. Es inexplicable, pues, que ellas se hagan a tal
velocidad para que el apostador ni siquiera se dé cuenta de que han
ocurrido. | |
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Al
pisar la tecla el vendedor, se produce un impulso electrónico que lanza el
boleto y va a terminar en
el totalizador en el
centro del hipódromo. | |
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El
resultado de este ejemplo es el siguiente: por cada dólar jugado, 45
centavos iban a la tecla siete de Kelso. Esa tecla era
apretada simultáneamente en casi todas las taquillas. Y cada teclear iba,
electrónicamente, una atrás de la otra, recorriendo varias millas de cable
desde la taquilla hasta el cuarto de totalización y el totalizador.
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En
algunos hipódromos, el totalizador electrónico cesa de funcionar en el
momento en que se abren las puertas del aparato de partidas. En seguida,
con inimaginada rapidez, se totaliza la jugada a
cada caballo, la jugada total, los impuestos y se divide el pool,
estableciendo un dividendo para cada ejemplar en el supuesto de que
resulte ganador. | |
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En
otros hipódromos, la paralización de las taquillas ocurre mediante la
opresión de un botón por parte de un
Comisario. | |
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Cuando
la jugada en los hipódromos la hacían los cazadores de apuestas o sea los
bookmakers, el monto de éstas era limitado.
Cuando Pierre Oller presentó su revolucionario sistema de Pari-Mutuel o sea la
jugada entre varios o entre todos para cobrar un pool distribuido
proporcionalmente entre los apostadores, la jugada en los hipódromos
creció enormemente. | |
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Si
Pierre Oller viera hoy en lo que ha derivado su
revolucionario sistema, se quedaría sorprendido. No sólo por la serie de
denominaciones que tiene en inglés sino por la rapidez y exactitud con que
se hacen las jugadas. | |
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Pierre
Oller
diría, si resucitara y viera el sistema de Aqueduct: "Esto
es maravilloso pero en mi tiempo no había electricidad. ¿Qué pasaría si
ahora fallara la electricidad?". | |
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Este
problema de la electricidad está planteado como en todo asunto moderno.
Siempre se corren riesgos. Pero debido a eso, se han creado los sistemas
de emergencia necesarios. | |
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Aqueduct
tiene un generador especial y una enorme reserva de baterías en la espera
de que se produzca una interrupción de la fuerza eléctrica para
entrar en acción. | |
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En
la era de la electrónica, la jugada en los hipódromos se expresa en cifras
de millones. Nadie debe atender, desde el punto de vista periodístico, a
los records de jugada. Hoy se logra una cifra impresionante que mañana
puede no significar nada ante la emersión de una
mayor. | |
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Los
totalizadores electrónicos van siendo preferidos en todos los hipódromos
del mundo, incluso en los británicos. La Gran Bretaña estaba a punto de
quebrar hípicamente ante el atraso de la jugada, que no compensaba las
inversiones de la cría y de los propietarios. | |
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Mejorando
los hipódromos y atrayendo a la clientela con totalizadores automáticos y
mayores y mejores dividendos, se han recuperado y siguen
recuperándose. | |
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Los
Estados Unidos han elevado el promedio de sus apuestas en hipódromos en un
800 por ciento. Las instalaciones de hoy son monstruosas en tamaño Y en
costo. Y sin embargo se está pendiente de innovaciones que agilicen más la
jugada y con ellos se eleven los ingresos, los premios y, por ende, la cada vez más creciente
industria del caballo de carrera que hoy, para sorpresa de los mojigatos,
es una industria y no un deporte romántico y de reyes como lo fue hace un
siglo. | |
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Fuentes:
Extraído de la Revista Turf (Junio 1965) | |
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
sábado 25 de noviembre de 2017 | |
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