Anécdotas Hípicas
Venezolanas Presenta: |
Ser un
Propietario Hípico |
Por
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Parecerá
una petulancia de parte de algún asistente ocasional a un programa de
carreras de caballos la osadía de hablar sobre la condición de Propietario Hípico. Puede que
tenga razón. |
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Siendo un
atrevimiento, el establecimiento de una controversia alrededor del tema es
una invitación a pensar, reflexionar y responder algunas interrogantes.
Por ejemplo: ¿Cuando se aficionó al
deporte de los reyes? ¿Qué es
lo que más le atrae del hipismo? ¿Cuál es el sueño de todo hípico?
¿Cuándo y por qué se pasa de simple
espectador a propietario y de este a entrenador, caballerizo, herrero,
jinete, handicapper, criador y hasta veterinario? Permítaseme decirlo
desde la perspectiva del escribidor ocasional del tema
hípico. |
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Se aficiona
al deporte de los reyes cuando
una tarde de carreras, la familia asiste al hipódromo de su localidad y lo
hace por primera vez. El paseo de presentación de los ejemplares muestra
un caballo blanco, igual al que montan a |
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Se inocula
el deporte de los reyes al jugar un show, un place o cualquier otro
tiquete en una tarde de clásicos y ello le reporta un rédito de cuantiosas
cifras. También pudo haberse interesado en ser propietario de caballos si
la hermosa y elegante chica de sus sueños, de buen conversar le invita a
compartir el domingo del |
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El Hipismo
es un espectáculo. Es ver un
brioso corcel desplazarse a más de |
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Hipismo
es recrearse las pupilas con las coloridas combinaciones de las
chaquetillas y su brillantez al sol. Observar el apilamiento de los
jinetes sobre sus cabalgaduras y determinar quién de ellos con su estilo,
los hace más lento que el resto, pero a Miguel Blanco le resultó
triunfadora su silla de cochero. |
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La hípica
es el contagio con la emoción de la impecable narración del descriptor de
turno, se llamase Mr. Chips,
Aly Khan, Blas Federico, Héctor, Andor, Mr. Eddy, Don Decir o Rasevi. Es la turbación de
los asistentes con sus ligas, el latigueo de pulgares e índices en la
recta final, sus risas, el fruncido ceño mientras ve pasar a su favorito
en el último puesto, la esperanza en los próximos segundos de la siguiente
competencia. Es el acostumbrado balance entre lo que sale de un lado del
pozo y lo que entra al otro lado del mismo pozo. Es la toma de decisiones
entre el riesgo a todo dar en la apuesta en la taquilla o la prudencia
debida. En fin, el hipismo es una combinación de factores, todos
probabilísticos, muchos concurrentes y muchos divergentes. Al final, se
convierte en una pasión tan desbordante como el amor por la belleza
femenina. |
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De Pedro Calderón de la Barca es la
frase: “Que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son”. Un hípico sueña, como Pedro Batista, ganar una Triple
Corona con Cañonero II; el Presidente de la República, como
Gabriel Angarita y Ramón Chiarelli con Chateaubriand; el Fuerzas Armadas como los del Stud
“San Gabriel”, tres veces en
seguidilla y con el mismo caballo; el |
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Un
propietario sueña que su “ejemplar” se haga de todos los
records estadísticos posibles; sentar en una mesa a sus colegas
propietarios, para brindar por el triunfo, por las emociones vividas, por
el intercambio de pareceres acerca de sus caballos y de los desvelos por
sus potrillos, de las imaginaciones mundialistas en Belmont Park, en Epsom, en
Santa Rita y Valencia. |
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Un hípico sabe cuando se es campeón
y cuando no. Sabe que las carreras son, otra vez, una combinación de
factores probabilísticos a su favor, al vecino de su mesa, al que nunca ha
ganado o, porque no, a favor de alguien que lo requiere más que cualquier
otro, por ser esa su tabla de salvación anímica o espiritual, y
económica. |
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Cuando se
es propietario hípico se
quiere ser el caballerizo para
cuidar con celo las horas previas a la carrera de la vida del pupilo; jinete para administrarle sus
energías en los primeros hitos de esa prueba y rematar con suficiente
fuerza para ganar de galope largo; ser el herrero para cuidar que los
clavos de la herradura, ni dañen terminales nerviosos y tampoco se suelten
en carrera; el entrenador que
piensa pasarlo un día, dos vueltas de galope largo y otro, galope con remate los 600
finales y en el parque descubierto instruir como correr administrando sus
fuerzas para el remate. Y después, la gloria. |
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Una
población animal purasangre nace cada año. En Venezuela supera el millar
de unidades. Uno solo será el absoluto campeón de la temporada como lo fue
My Own
Business; dos serán los rivales de un empate, como el de Senador y Paunero; tres, los de un gran
final como el protagonizado por
Trynicarol, Tajoreal y Ristre. Cada nacimiento es una
probabilidad de un campeón si es bien alimentado, amansado, domado,
enseñado, cuidado. Sera un campeón si goza de buena salud, si es
competitivo, luchador, aguerrido y si no lo
envenenan. |
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
jueves 25 de julio de 2013 |
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