Anécdotas Hípicas
Venezolanas presenta | ||
Reseña Histórica
de la Hípica Regional | ||
Basado en los
relatos de Doña Sinecia de
Palermo | ||
Por Ing. José
Tomás Tollinchi | ||
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Necesariamente para recordar el nacimiento de la hípica de
Ciudad Bolívar, hay que remontarse a 1932, cuando dos
entusiasmadas jóvenes (Matilde
de Palazzi y Sinecia de Palermo) maduraron la
idea de crear un hipódromo, por los continuos amagos de los muchachos de
entonces quienes montaban caballos criollos en sus paseos diarios, ante la
carencia de vehículos propios; produciéndose entre ellos mismos alegres
competencias en las polvorientas calles de las barriadas, tal vez para
halagar a las novias o sobresalir como galanes, en busca de alguna
recompensa que no era otra que una inocente sonrisa o un fugaz
beso. | ||
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Don Carlos Palazzi fue consultado al respecto por estas jóvenes damas, quienes
le explicaron una serie de motivos para que motorizara la obra, por
tratarse de constituir una especie de sociedad, ya que había que buscar el
concurso de otras personas, para la realización de la misma, reuniéndose
en la primera Asamblea, alrededor de cincuenta y cinco fervorosos
corazones que ya habían dado su visto bueno para convertir un pedazo de
sabana ociosa en un Hipódromo, fijando la suma de Veinticinco
Bolívares (Bs. 25,00) cada acción, escogiéndose una franja de
terreno que era bastante distante de lo que se llamaba el “casco de la ciudad”, por las
cercanías donde actualmente se levanta un moderno Centro Comercial y una
policlínica, paralelos a la avenida 17 de Diciembre, nombrándose una
Directiva presidida por Don Carlos Palazzi, siendo su Vice-Presidente Don José Aquatella y se le denominó Jockey Club
Angostura. | ||
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Continúa creciendo el entusiasmo para que el hipódromo se
convierta en una empresa sólida y con otras características, obligando a
los directivos solicitar un préstamo o crédito en el Banco de
Venezuela con el aval de la documentación legal que poseían y que para
ese entonces, una suma estimada en Diez Mil Bolívares
(Bs. 10.000,00), era considerada como una exageración, pero dada
la solvencia y honestidad de los responsables, los banqueros ya embuídos también en este clamor popular no objetaron
la petición y de este modo se da inicio a la construcción de las tribunas,
casetas para los jueces y un lugar apropiado para alojar a los jinetes y
animales participantes que a diario llegaban de los hatos vecinos y de las
poblaciones del interior del estado, atraídos por la fama de que en
Ciudad Bolívar funcionaba con todas las de la ley un hipódromo,
donde los días domingos se volcaba toda la población a disfrutar de un
espectáculo diferente de emoción. | ||
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El 5 de octubre de 1933, es la regia inauguración ante
un numeroso público lleno de frenesí y ansioso por ver los caballos
enfrentarse en lucha sin cuartel ante los guapos y favoritos de cada
jornada dominical. Doña Sinecia era propietaria
del caballo Te Quiero y con una paciencia increíble le suministraba
los medicamentos y cuidos correspondientes que en la actualidad los más
avezados en estos menesteres quedarían perplejos por las recetas que
suministraba para mantener en óptimas condiciones físicas a su pupilo y
otros equinos que luego tuvo bajo su responsabilidad, convirtiéndose sin
equívoco alguno, en | ||
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En esa época se llamaban por familias y no como ahora que se
emplea la palabra Stud para identificar
los caballos de cada quien. Así por ejemplo, los Palazzi poseían a Gato Amarillo,
Inca, El Ph, entre otros; los
Casalta a El Moro, ganador de
carreras clásicas que sobresalía por su resistencia y atropellada en los
metros finales; los Liccioni tenían a
Cana Al Aire, Pájaro Amarillo, Perdiz Del Llano,
como los más destacados; el viejo Antonio Grimaldi a
Filón De Oro; don Antonio Bello Velásquez (quien fue Gobernador), se defendió
con los criollos Caribe, Tarzán y Azulejo; el
prestigioso hombre de negocios Rafael Lezama, inscribió a Rancho
De Teja, ejemplar que vino proveniente de Tumeremo; los Tomassi a Rubiera; Agustín
Silva, gozando de perfecta salud, y de estrechos vínculos con los
amigos de la hípica actual, se vanagloriaba de tener Al Galope, que
por cierto, el Hipódromo Municipal de Ciudad Bolívar institucionó un clásico en honor a este caballo
rendidor y de gran prestigio; Vicente Martinó a Virivi;
Bartolo Marín a Hasta Aquí; Miguel Bastidas al
popular Frijolito, muy jugado en taquilla cada vez que se anunciaba
su participación en pruebas públicas; y por último los Palermo, con
su poderosa cuadra integrada por el crack Te Quiero, Compadre
Pancho, Cirujano, Flor De Pascua, Guaicaipuro, No Me Toques, Negro
Bombón, Juan Bimba y Caimán, que se medía contra los
mejores. | ||
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En el año 1945, se promocionó mucho un match entre los
clasificados Caribe y Rancho De Teja a una distancia
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Al pasar el hipódromo a los terrenos que ocupó en la zona
denominada “Jobo Liso” (El
Hipódromo Municipal de Ciudad Bolívar), comenzaron a desplazar a los
caballos criollos para dar paso a los ejemplares purasangres importados, y
los Palermo, no podían quedarse atrás en esta nueva era, y
adquirieron con mucho sacrificio a Ocareto que ganó una Polla de mucho
prestigio; luego vinieron Tipirazi, yegua
de mucho empuje y valor que proporcionó mucha alegría. Vilitriqui, Slider, Repico y Malucha, sin
lugar a dudas, escribieron páginas de gloria en ese nuevo hipódromo.
Relata Doña Sinecia “Cuando entre los gritos de las
personas, reunidas en las tribunas escuchaba pronunciar los nombres de los
caballos que entrenaba a la par de los hombres que se jactaban de
suministrar medicamentos de las droguerías, valiéndome de sustancias
caseras como zumo de limón, porciones de leche y
raíces buscadas en los montes cercanos para mitigar los dolores
musculares y los cólicos, con resultados eficaces, hasta que al pasar
el tiempo, me obligó a retirarme sin abandonar nunca el significado de un
espectáculo tan sublime como es el hipismo que hace que uno se
transporte hacia pensamientos y sentir infinitos, como ningún otro
pasatiempo le puede proporcionar”. | ||
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Doña
Sinecia del Carmen Osty de Palermo nació
en Ciudad Bolívar a finales del siglo diecinueve (1895) y
falleció en Caracas en 1995. Esta noble dama guayanesa
demostró a lo largo de su existencia, que el hipismo “lo significaba
todo”. Sin duda, su obra permanecerá en el tiempo y será ejemplo a
seguir por las nuevas generaciones de hípicos. Seguramente desde el cielo
observa con detenimiento todos los pormenores que en la actualidad se
suscitan en torno al mundo del purasangre. Me enorgullezco en haber
presentado esta hermosa vivencia de quien dedicó gran parte de su vida a
enaltecer el apasionante espectáculo de las carreras de caballos.
Finalmente, agradezco al amigo ingeniero Frank Abolio por poner en mis manos este valioso relato
que pone al descubierto los comienzos del deporte rey en
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Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 26 de mayo de 2011 | ||
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