Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

De Longchamp a La Rinconada

Por Nathán Catalán

 

Durante la Segunda Guerra Mundial se suscitó uno de los gestos de mayor generosidad que la historia del hipismo registra. En Longchamp, la tarde dominical del Arco de Triunfo, la carrera de mayor jerarquía del turf universal, lucía en todo el esplendor parisino, millares de espectadores congregados en sus tribunas y los campos de verdor relucientes con las coloridas y seductoras jardinerías, las caminadurías de alfombrados céspedes, los setos que más que linderos prohibidos, resemblan los espacios conculcados donde retozan las ninfas y efebos del Olimpo. Todo era pasión hípica, con el corazón henchido de expectativas, y la sombra de la guerra en el alma. De pronto, inesperadamente sonaron las alarmas que alertaban sobre el bombardeo de la ciudad por las maléficas huestes aéreas del criminal más oprobioso que ha conocido la humanidad, y las naves alemanas descargaban sobre la ciudad Luz su carga destructiva. Longchamp fue herido. Sangrante, detuvo por varias horas su actividad. Sin embargo, los daños causados y la pérdida de varias vidas no privaron a los hípicos de presenciar la carrera. Como gesto de solidaridad con los desventurados fallecidos en el artero ataque, la decisión de las autoridades fue aplaudida por la historia: todo lo recaudado sería donado para asistir a los damnificados del bombardeo.

 

 

En nuestro medio hípico la generosidad manifiesta de los factores preponderantes del espectáculo, fue influyente en la construcción de un centro odontológico en la población de Cariaco posteriormente a su destrucción durante el terremoto que la redujo a ruinas y le sesgó la vida a gran número de sus habitantes, entre ellos niños en edad escolar.

 

Los propietarios donaron la mitad de los ingresos obtenidos por sus caballos, y las autoridades administrativas aportaron parte del beneficio de la jugada del día de carreras. Sin embargo, el gesto de mayor generosidad de uno de nuestros más conspicuos personajes, el criador Mauricio Azar quien en su hedonismo hípico, no titubeó en un acto que lo fijará en la historia de lo afectivo hacia los necesitados. Consultando con su gerente general y veterinario del Haras Gran Derby, Dr. Julio Rodríguez, decidió donar uno de sus potros para ser subastado y el producto total donado a los sufridos de la tragedia. La selección del potro fue efectuada de entre tres hijos del semental Groomed To Win, todos de calificadas yeguas madres. Las madres de los tres productos eran: Coneja, que a la postre fue la madre de Rabbit; Sospechosa, hija de Triple Filo, y Mandy, hija de Coneja, la cual viniera preñada de Pancho Villa, uno de los más cotizados sementales de la cría americana, madre del potro Rey del Mar, adquirido por el apasionado propietario Sr. Jorge Ribeiro, llevado de la mano de su preparador tradicional Fernando Parilli. Al inicio de la osada donación, Azar recibió las insultantes dudas de la pequeñez humana, y se llegó a pensar que lo que intentaba era darle salida a un vástago de mala crianza de su haras. Todas las malhadadas frases destructoras fueron lanzadas de retorno a los despotricantes. El Sr. Ribeiro, orondo, feliz, quien por primera vez en su dilatada etapa de propietario, después de haber adquirido un innumerable cantidad de purasangres, no disimula sus emociones, con voz de tenor lírico, sin micrófono, en su habitat cotidiano, nos contó, que después de sus siete hijos y tres hogares, esta ha sido la mayor satisfacción que ha tenido en su vida, y en especial desde que llegó a Venezuela de su lar Vilacha, en la provincia de Oporto, Portugal. Rey del Mar, que originalmente sería nombrado Dios del Mar, rechazado por irreglamentario por el Stud Book de Venezuela, participó en las tres carreras de la Triple Corona Nacional, ganando dos de ellas, los clásicos República de Venezuela, y Ministerio de Agricultura y Cría, quedando sexto en el Páez.

 

En su efusiva y bondadosa conducta, Mauricio reitera su generosidad donando un potro (Too Many Notes en Gatúvela) para la causa de un miembro de la comunidad hípica víctima de una enfermedad de indescriptible daño a la humanidad. La potra en cuestión esperamos se convierta en otra triunfadora clásica y le brinde a su propietario las mismas satisfacciones que ha conseguido el Sr. Ribeiro.

 

De otros gestos de honrosa generosidad, entre ellos la donación del premio obtenido por el caballo Shalom, en la fecha de la tragedia de El Limón en el estado Aragua, y la reciente donación del ingreso obtenido por la subasta de un potro efectuada en la temporada pasada por el Haras Tamanaco, de la familia Freudman, cuyo monto total fue entregado para aliviar en parte a un apreciado entrenador afectado por una grave enfermedad... todos estos actos de amor, generados en el área oculta de los hípicos, y los amantes del caballo de carrera nos imprimen un nuevo soplo de vida hacia la impoluta pasión hípica, y nos acerca cada vez con mayor fervor a nuestro anhelante mundo de un nuevo hipismo en familia. ¡Que Dios sea con todos!

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 26 de julio de 2001

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