Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

La Leyenda del Derby

Editado por Juan Macedo

 

Derby es la mejor carrera o la más consagratoria en cualquier país del mundo. Pero Derby, por ley, es el Epsom Derby. Esta Carrera tiene su historia, o su leyenda. Se llama así por el XII Lord Derby.

 

 

En 1779 se encontraban reunidos los principales hípicos de la época. La reunión es en The Oaks, residencia de Lord Derby. Se pasaron de copas y vino la proposición de una carrera para potros de tres años para sopesar la de potrancas que llevaba el nombre de la residencia de Lord Derby y que había ganado ese año su potranca Bridget.

 

Todos estuvieron de acuerdo en la programación de la carrera pero no en el nombre que le tocó. Iba a ponérsele XII Conde de Derby o Charles Bunbury, máxima autoridad del hipismo inglés en ese tiempo. Se caldearon los ánimos y se decidió echarlo todo a la suerte de la cara y cruz de la moneda. Esta favoreció a Lord Derby. De ahí que la gran carrera sea llamada The Derby.

 

Nadie sabe a ciencia cierta si Bunbury se disgustó por su derrota en el bautizo de la afamada carrera. Pero lo cierto es que salió compensado por la historia ya que su potro Diomed fue el primer ganador del Derby. Lord Derby en cambio no presentó aspirante alguno en la primera carrera ¿casualidad?. Debieron pasar muchos años antes de que la tradición y la publicidad convirtieran al Derby en la carrera nacional por excelencia.

 

 

Recordando un poco la herencia de Lord Derby, su padre James Stanley (conocido por Lord Strange) no heredó el titulo de su padre (El XI Conde de Derby) por haber muerto antes que él. Gran señor y gran anfitrión, vivió para las grandes fiestas en la casa solariega de Stanley, cerca de Liverpoool. En consecuencia fue un gran hípico sin llegar a ser el más importante.

 

Los Stanley subían y bajaban económicamente. Se enriquecían y se arruinaban. En uno de sus días de opulencia, Lord Derby adquirió la famosa residencia conocida por The Oaks. Originalmente fue una taberna donde funcionaba The Hunters Club. La reformaron y quedó lista para alojar a 50 huéspedes asistentes a las carreras de Epsom.

 

Su hijo, Edward Smith Stanley, en cambio si lo heredó a la muerte de su abuelo en 1776. Comenzó a incrementar sus inversiones en carreras de caballos. Produce con su yegua Jemina, del cruce con el gran Herod, a la potranca Bridget, primera ganadora del Oaks Stakes (o sea el Derby de las yeguas). No hay una amplia historia de esta carrera. Sólo que Bridget corrió con colores a rayas verdes y blancas, siendo negro y blanco los colores de Lord Derby, años mas tarde.

 

 

Después del triunfo de Bridget, Lord Derby se embriagó de pasión por los caballos. Con pasión desmedida se entregó a ellos haciendo una cuantiosa inversión en la yegua Papillon, una de las grandes entre los grandes del purasangre de carreras. De esa yegua arrancan todos los éxitos pisteros de la divisa de Derby.

 

Nadie se explica cómo pudo decaer la sangre de las caballerizas de Derby máxime si se toma en cuenta que tuvo la fortuna de alojar a Sir Peter, uno de los más notables padrillos de la historia del purasangre. Los norteamericanos se disputaban a este semental, haciendo tentadoras ofertas a Lord Derby que las rechazó siempre con indignación, aferrándose a su caballo con la misma tenacidad que el XVII Lord Derby se aferró a Hyperion durante la segunda guerra mundial.

 

 

Tan poseso estaba Lord Derby de la importancia de Sir Peter por la numerosa y clasificada progenie que tuvo, que no pensó en cruzarlo sino dentro de su propia sangre, a la cual se atribuye la decadencia de su línea.

 

Lord Derby no solo era hípico. Era cazador y gallero apasionado. Tenía la mejor jauría de perros en The Oaks hasta tanto sus vecinos, de tanto quejarse, lo obligaron a desprenderse de ellos.

 

Poseyó un venado célebre llamado Sailor Ben. Este venado sentía una atracción irresistible por el Támesis. Cuentan que en 1793 nadó a través del río desde Gravesend hasta la otra orilla en Essex. En otra ocasión se echó al río en el remolino de Rotherside y salió en la otra orilla sur.

 

Pero más que los caballos, la cacería y su famoso venado, la pasión de Lord Derby fueron los gallos. En su tiempo, esta pasión era privativa de las gentes de alcurnia y posición. Poco antes de su muerte, el Almirante Rous le hizo una carta al Times en el cual hacía la apología de la riña de gallos.

 

Lord Derby sostuvo la cría más fina de gallos que se haya conocido en Inglaterra. Los preparaba como a sus caballos. En eso era un genio. No se equivocaba nunca. Tan grande era su pasión que con frecuencia los salones de la mansión The Oaks se convertían en galleras con apuestas como en cualquier gallera.

 

Su opositor gallero fue el General Yates. Esa rivalidad lo llevó a establecer un premio anual de mil guineas. Pero según el cronista de la época, las palmas de los jueces se inclinaban siempre hacia Lord Derby.

 

Mundano, jugador, gallero, hípico, cazador y parrandero, Lord Derby no tuvo inclinación por la política. O eligieron diputado por el Condado de Lancaster. Pero no lo tentó la intriga palaciega ni le interesó la especulación administrativa del Estado.

 

Vivió a través de cuatro reinados, uno de los cuales fue el más largo de la monarquía inglesa. Murió a los 82 años, el 21 de octubre de 1834. Era un hombre popular y querido a escala nacional. Ese hombre fue el creador del Epsom Derby y de The Oaks.

 

Fuentes: Trabajo publicado en la Revista Turf en Marzo 1965

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 24 de febrero de 2011

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