Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Hipódromo de Sarría

Por Dr. Martín Pérez M.

 

Todos nuestros cronistas hípicos tienen a Sabana Grande como al primer hipódromo que hubo en Caracas. Primero fue el Hipódromo del Distrito, situado en Sarria. Posteriormen­te hubo uno por los alrededores de El Valle. Sabana Grande duró más que los dos pri­meros. Mucha gente importante, entre ella Arturo Michelena, contribuyeron a su gran auge.

 

Pero el primer hipódromo fue el del Distri­to. Eso fue en 1881. Rafael Rodríguez Supervie, alto comerciante local, fue contratista pa­ra su construcción. Era dueño de la mejor línea de coches de su tiempo. Rodríguez Supervie ofrecía en sus avisos de prensa “Coches a toda hora del día y de la noche, y leche al pie de la vaca desde las seis de la mañana".

 

Rodríguez Supervie constituyó una Compañía llamada Empresa Hipódromo del Distrito. El capital era de 80.000 bolívares di­vidido en cien acciones que para entonces se llamaban cuotas, a 800 bolívares cada una. El Presidente de la Compañía fue el General Ma­nuel Antonio Matos, gran financista de su tiempo y hombre de mucho coraje en las si­tuaciones difíciles, tanto que siempre dijo la última palabra, como consejero económico y al frente del Ministerio de Hacienda. El Vi­cepresidente fue el General Julio F. Sarria, que tenía el cuerpo "cosido de cicatrices" por sus luchas en las guerras civiles. El Secretario fue Teófilo Hurtado, del alto comercio local de entonces.

 

El Ilustre Americano, General Antonio Guzmán Blanco, Presidente de la Republica, fue accionista. También lo fueron sus Ministros y personas importantes del gobierno, la banca y el comercio.

 

En la Memoria que en 1882 presenta el Go­bernador del Distrito Federal al Congreso Na­cional, se informa sobre las gestiones para la construcción del Hipódromo del Distrito.

 

 

El contrato firmado por el gobierno con Rodríguez Supervie, lo resumimos así: Se firmó el 22 de octubre de 1881. Había el compromiso de no hacer igual concesión a ninguna otra persona o corporación en dos años contados a partir de la fecha de firma del contrato.

 

Se elaboró un Reglamento de Carreras con el Cúmplase del Gobernador del Distrito Fe­deral y fue publicado en "La Opinión Nacio­nal" del 21 de enero de 1882.       

 

El Reglamento pauta la inscripción, la ma­nera de apostar, la salida, la conducta en ca­rreras, prohibiendo armas ilegales como el uso del chaparro, el sombrero, la pierna, riendas y todo lo que permita estorbar al contrario, así como los gritos y las palabras obscenas, so pena de ser castigado por la policía.

 

Al público se le prohibía llevar perros al hipódromo y abrir paraguas en el momento de correr los caballos.

 

Lo que mas trabajo me dio fue saber donde funcionó el Hipódromo del Distrito. El contrato no lo dice. Las personas que consulte, vivas todavía y que por discreción no mencio­no, no recuerdan ese sitio. Me fui a la Biblio­teca Nacional. En un aviso de "La Opinión Nacional" dice: "Al norte de la carretera de Sabana Grande, inmediato a las minas de San Lázaro". Como quien dice, ahí en El Silencio.

 

Me di a buscar pianos de la Caracas de en­tonces y llegué al Hipódromo del Distrito. Que­dó en lo que hoy es Sarria.

 

En el aviso de la inauguración se dice: "So­lemne Inauguración para el domingo 22 del co­rriente a las 8 y media de la mañana, hora fija, con sorprendentes carreras de caballos. Pre­cios: Bs. 12 palcos de seis asientos. Bs. 1 gra­das con asiento. Bs. 0,50 gradas sin asiento".

 

El que corta oreja y rabo es el cronista de "La Opinión Nacional"' cuando se abre por pe­teneras con este comentario: "Nada aventuramos al decir que es el Hipódromo que va a estrenarse el domingo, el primero en su gene­ro que tiene la America del Sur".

 

La inauguración solemne fue el 22 de ene­ro de 1882. Las carreras se programaron en dos tandas. Es decir, competían los dos ani­males que decidían la carrera. Si cada uno lo­graba una victoria, se hacia una tercera ca­rrera para desempatar. Ese día se hicieron dos carreras. La primera, el caballo Moro, del joven Rafael Urdaneta, venció en la doble tan­da a Lafayette, potro del señor Rodríguez Toro. En la segunda, Langosta, propiedad del Señor Jocko, vencía a Amarillo, de la Empresa del Hipódromo.

 

El cronista de "La Opinión Nacional" dice que las carreras fueron presenciadas por el General Vicente Amengual, Ministro Encarga­do de la Presidencia. Por el Ministro de Gue­rra y Marina, General Eladio Lara. Por el Comandante de Armas del Distrito, General Andrés Simon Ybarra. Por el Gobernador Juan Quebedo. El General Manuel Antonio Matos y lo más destacado del mundo social, político y financiero de la Caracas de entonces.

 

El mismo cronista deja esta perlita para la historia que recogemos 81 años más tarde: "El espacioso local -refiriéndose al hipódromo- tiene atractivos, y el ánimo goza allí de un esparcimiento que atrae sin emociones, terrores ni sobresaltos".

 

Nota: Trabajo publicado en la Revista Turf en el año 1963 (Recuperado por Ing. Juan Macedo).

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 26 de noviembre de 2009

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