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Anécdotas
Hípicas Venezolanas presenta |
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Remembranza
y esperanza del hipismo en Guayana |
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Relinchos en la
sabana |
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Por Juan
Macedo |
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El hipismo no nació en Guayana como disciplina formal,
sino como expresión de una cultura de caballo, de criaderos rústicos, de
carreras improvisadas entre ranchos y haciendas. En Guayana, ese suelo rico en ríos
poderosos y latitudes tropicales, el caballo fue primero herramienta de
trabajo -en la minería, en la
ganadería, en la selva- y luego objeto de orgullo, de exhibición, de
deporte. |
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Aunque no existe un solo
documento que fije el nacimiento exacto del hipismo en nuestro país, las
crónicas refieren que los legados ingleses e irlandeses en la provincia de
Guayana practicaban desafíos
de caballos ya en tiempos de la Angostura colonial, antes de que
existieran hipódromos estructurados. |
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Uno de los documentos más
antiguos data del 27 de abril de 1820, en Angostura (hoy Ciudad Bolívar), donde se
anuncia: “DESAFIO DE CABALLOS - se
correrá el sábado 29 del corriente, cerca de la Mesa…”
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En esa era, los
participantes eran militares ingleses, irlandeses, oficiales del batallón
de Albión, o destacados ciudadanos. Los caballos, de raza variada -criollos, mestizos, algunos
importados-; las pistas, improvisadas en sabanas o descampados. No
obstante, esta actividad no era aún institucionalizada. Servía al tiempo
de diversión, de apuesta y de exhibición personal.
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El punto de inflexión
tuvo lugar hacia 1876. Fue ese año cuando Antonio Liccioni, empresario italiano afincado en Ciudad
Bolívar y con fuertes conexiones en la minería, promovió lo que algunos
consideran el primer hipódromo organizado en El Callao.
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El objetivo de Liccioni no fue sólo el deporte, sino ofrecer
diversión a los trabajadores de las minas, distraerlos, alejar la crueldad
de otros pasatiempos como la pelea de gallos. En la sabana cercana al
Cuyuní se echó a correr a los “caballitos guayaneses”. Esa pista
rudimentaria permitió que la hípica dejara de ser asunto de
improvisaciones aisladas para transformarse en un espectáculo con reglas,
con apuestas, con seguimiento. |
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A partir de ese momento
comenzaron a surgir hipódromos y pistas de carreras también en Guasipati,
Tumeremo, Upata -lugares vinculados al mundo
minero-, donde la afición fue creciendo, incluso sin siempre existir
instalaciones formales. |
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No fue hasta el siglo XX
que el hipismo en Guayana cobró forma más estructurada. Algunas fechas y
hechos clave: |
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1932: la afición se
reactiva en Ciudad Bolívar. Un grupo de entusiastas convoca al Club del
Comercio, eligen una junta, y se gestiona la construcción de un nuevo
hipódromo en la zona de El Morichal. |
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1935: bajo el gobierno
del Dr. Antonio Álamo, se inaugura formalmente ese hipódromo. En su
directiva figuraban José Acquatela como
presidente, Carlos Palazzi vice, entre otros.
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Décadas siguientes: el Hipódromo Municipal de Ciudad
Bolívar, la cría de purasangres, los haras que se establecen en la
región. En los años 80 vivió momentos estelares la cría hípica en Guayana
con haras como H.M., Chaparral, Mati, Angostura,
entre otros. |
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Jinetes que dejaron
huella, nombres como Douglas Valiente, Argenis Rosillo, José Luis
Rodríguez, José Luis Lugo, Críspulo Bravo,
Harvey Figueredo, Ramón Eduardo Ibarra y otros que han emergido de las
carreras cuadreras, de las pistas locales, para destacarse regional,
nacional o incluso internacionalmente. |
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El hipismo dejó su marca
en los nombres de caballos, en los relatos orales, en la estética social:
vestimenta, apuestas, reuniones en el hipódromo, celebraciones. En la
música, la literatura local, los periódicos de la época registraban
carreras, resultados, glorias y
tragedias. |
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Pero como ocurre con
muchas prácticas deportivas, el hipismo guayanés sufrió
altibajos: |
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En Ciudad Bolívar, por
ejemplo, el hipódromo en el área de Jobo Liso -el Municipal- fue algún tiempo el
foco de actividad, pero su vieja pista, mantenimiento, financiamiento,
declinaron hasta que surgió la propuesta de Rancho Alegre como repliegue
moderno. |
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El Hipódromo de Rancho Alegre,
inaugurado en 2006, es otro gran hito: pensado no solo como pista de
carreras, sino como un centro deportivo, cultural y social en Ciudad
Bolívar. |
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El hipismo guayanés vio
un renacer con la creación del Hipódromo de Rancho Alegre en
Ciudad Bolívar en 2006. Este complejo, de propiedad privada (del criador Mateo Meo Pollino) no
solo fue pensado como pista de carreras, sino como centro multifuncional:
cultural, social. Incluye espacios para eventos, para recreación, buscando
captar público más amplio. |
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Las carreras se
reinstauraban con regularidad (todos los lunes) y existe interés
de reactivar la cría, mejorar los estándares de los ejemplares, atraer
inversiones. Pero la crisis general del hipismo nacional también golpeó a
Guayana: reducción en apuestas, poco apoyo estatal, migración de talentos,
descenso en la cría especializada. |
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Aún así la afición guayanesa ha mantenido vivo el
espíritu: hípicos locales que suben publicaciones sobre historias hípicas
en las redes sociales, contribuyendo con la memoria colectiva.
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En la actualidad existe
un entusiasmo renovado, pero Guayana enfrenta varios
obstáculos: |
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1. Infraestructura:
mantener pistas en buen estado, tribunas, boxes, pistas de entrenamiento,
establos adecuados, veterinaria especializada, todo ello cuesta y requiere
inversión estable. |
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2. Regulación y
organización: profesionalizar la actividad, asegurar que haya reglamentos,
jueces, estándares de seguridad, y de salud animal. Sin regulaciones
adecuadas, se corre el riesgo de abusos, de pérdidas, de deterioro del
prestigio. |
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3. Financiamiento:
patrocinio privado, apoyo institucional, apuesta legalizada, publicidad,
atracción de público. En momentos de crisis económica, los recursos suelen
escasear. |
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4. Retención de talento:
jinetes, entrenadores, criadores. Muchos migran o abandonan si no tienen
garantías de apoyo, de ingresos, de
desarrollo. |
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5. Preservación de la
tradición vs. modernización: innovar sin perder el sabor que hace del
hipismo guayanés algo único; adaptar tecnologías, pero conservar espacios
históricos, memoria, identidades
locales. |
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Mirando hacia adelante,
hay elementos que nutren la esperanza de que el hipismo en Guayana no sólo
sobreviva, sino que vuelva a brillar. |
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El modelo de Rancho
Alegre como un centro moderno, multifuncional, puede servir como eje de
renovación, con el apoyo estatal o regional si se reconoce el hipismo como
parte del patrimonio cultural y deportivo, con leyes, incentivos fiscales,
programas de estímulo. |
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En términos económicos,
la cría de caballos, los haras, la importación de ejemplares puros, la
mejora genética, los entrenamientos, los premios, son actividades que
generan empleo directo e indirecto. Tanto la fabricación de piensos, el
transporte, los servicios veterinarios, como el turismo vinculado a
eventos hípicos. |
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Incentivar el turismo
hípico: organizar grandes encuentros, festivales, carreras con premios
atractivos, que convoquen no solo a aficionados locales, sino nacionales y
extranjeros. |
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Uso de medios, redes
sociales, difusión histórica, recuperación de archivos, memoriales
hípicos, para mantener viva la memoria, inspirar nuevas
generaciones. |
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En Guayana, el hipismo ha sido, y
es, un reflejo del carácter regional: resistente, apasionado, ligado al
paisaje de sabanas, ríos, y al esfuerzo del hombre con sus caballos.
Aunque golpeada por crisis, desidia, olvido, la pasión hípica nunca se ha
extinguido. Cada vez que un caballo parte al galope en Ciudad Bolívar, en
Rancho Alegre, en los “cuadreros” de El Callao, revive
una tradición centenaria, una herencia que encapsula historia, sudor,
apuestas, sueños. |
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Mientras haya un caballo,
un jinete, un aficionado capaz de mirar la pista con ilusión, el hipismo en Guayana seguirá
escribiendo su historia. |
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
domingo 30 de noviembre de 2025 |
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