Anécdotas
Hípicas Venezolanas presenta | ||
Gracia
y alma hípicas perdidas | ||
Por
Francisco Andrade Alvarez | ||
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Cuando
inauguraron el Hipódromo La
Rinconada, se acuñó esta frase “el mejor hipódromo del mundo”. El
tiempo nos hizo comprender que esa fue una exageración muy
brasileña. | ||
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Los
disconformes acuñaron otra frase “El Paraíso era un hipódromo con
alma”. |
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La
verdad es que por arte de magia, La Rinconada nos quitó el sabor de El
Tubazo, de Maitena y
la Asociación Hípica o Club Hípico, como se le
decía. | ||
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Nos
quitó la parlería graciosa de Pascual Scannone y
las inocentes perversidades de Luguito. Nos
quitó el dato en poesía del T. Acosta y el tiramealguismo de Málaga y sus
congéneres. | ||
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Nos
quitó el derecho a tratarnos auténticamente, a decirnos sin ofensas, lo
que éramos en el mundo de los burros. | ||
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El
Hipódromo del Paraíso
no tenía estrellas. Tenía ídolos de cartón como el beisbol tuvo al “Diablo” Escalona, al “Indio” Inohosa y al “Angel de los Bosques”. Esta sonoridad
lírica del apodo alcanzó a Pedro Emilio Yumar
“El Taciturno” y a Perfecto
Antonio Chapellín “El Jinete
Caballero”, como un privilegio donde los demás carecían de tal
atributo. Pero nadie se ofendía. “Me basta con ser Negro Cumi” decía Rómulo Francisco
Méndez. | ||
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La
Rinconada es una mina. Muele millones de bolívares por semana. Se diría
que es un banco en cuanto a vicios y riesgos aunque no fía ni recibe
documentos negociables. Los suyos son billetes y monedas contantes y
sonantes. | ||
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Con
La Rinconada llegó el paracaídas como vehículo promotor de burreros
transitorios. Menos mal que van y vienen y que algo dejan. Con el
paracaídas llegó el paracaidista que presume de sabio y brujo y se atreve
a reclamar títulos. No negamos valor a su contribución porque todos,
buenas y malas personas, neuróticos y resentidos, dejan el pelero antes de
irse con la música a otra parte. |
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“El Paraíso tenía alma”. El autor
de la frase es Wolfgang
Larrazábal. Ya no vestía el albo uniforme marinero sino el severo
atuendo diplomático. Cuando venía a Caracas solía visitar al hipódromo. Se
ponía nostálgico y decía “Un gran
hipódromo, ciertamente, pero El Paraíso tenía
alma” | ||
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Y
el alma estaba en los chismes e intrigas de Pascual Scannone; en los embustes adobados de Luguito; en las zancadillas de Luis Morón y los tajos
del viejo Obbia, cuya primera víctima era él
mismo. | ||
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Hasta
los gobernantes y administradores tenían alma y gracia. Esas devociones
del T. Acosta, que tan buenos negocios resultaron. Esa Virgen del Carmen.
Esos litros de agua de la fuente de la Coromoto. Todo eso se perdió con El
Paraíso. | ||
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Fuentes:
Extraído del Diario El Nacional julio 1984. | ||
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Anécdotas Hípicas
Venezolanas, lunes
30 de noviembre de 2020 | ||
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