Anécdotas
Hípicas Venezolanas
presenta | ||
Frank
Merrill Jr: genio del
Canadá | ||
Editado por Juan
Macedo | ||
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A
los 45 años de edad, Frank Merrill
Jr ha sido el campeón de los preparadores de
Norteamérica en tres temporadas. En otros cuatro años ha quedado segundo.
Su caballeriza es una de las
mayores de los Estados Unidos y siempre tiene a la espera a una larga cola
de propietarios que solicitan sus servicios como
preparador. |
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Merrill
es comunicativo, conversador,
afable y hasta
indiscreto. Parece que no tiene secretos para nadie. Tiene una memoria privilegiada. Es adinerado y cuenta
que eso le obliga a muchos esfuerzos. Piensa que podría dedicarse, con el
dinero que tiene, a
trabajos menos esclavizados y exigentes. Pero
piensa que no se encontraría bien fuera de los
caballos. | ||
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Merrill
es aficionado a las fotos. Con ellas va haciendo su historia. En su casa tiene una galería de fotos de
sus caballos. A los visitantes
les va mostrando, una a una, dichas fotos. Y va contando la proeza. | ||
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Comienza
contando frente a una foto “Este es
Pussn
Boots. Era loco y los preparadores se negaban a correr
contra él. Lo apacigüé en
pocas semanas en Hialeah. Posteriormente me ganó un hándicap de US$25.000
en Fort Erie”. | ||
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Merrill
sigue caminando y se planta frente a otra foto “Este
es First Minister, un
gran caballo. No podía caminar pero en cambio podía
correr. Quedó inválido después de ganar dos clásicos a los dos años. Lo compré por US$500 y lo
remendé. Ganó siete carreras consecutivas. Lonson Farm lo reclamó.
Después de ganar varios clásicos, se
volvió sangrador. Bien tratado, siguió ganando carreras y luego siguió sangrando.
Qué gran caballo era First Minister”. | ||
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Merrill
no niega que le gusta el dinero. Por acumularlo se
levanta de madrugada. Trabaja
ininterrumpidamente en
el establo, en la plata y en las carreras. Es
víctima
de la envidia y de la
detracción de muchos que pierden apostando a sus caballos. Pero él considera que esos son
gajes de la profesión “Yo conozco
a muchos propietarios que me
daban la espalda cuando yo tuve hambre y les rogaba una oportunidad para
preparar caballos. Esos mismos propietarios piensan distinto ahora y me
piden que les cuide a sus animales”. | ||
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Siendo un preparador del montón, Merrill adquirió fama
en 1954 cuando desensilló 92
ganadores. Al año siguiente logró el primer campeonato de su carrera con
154 ganadores. | ||
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En
la temporada procedente ganó 149 carreras y, en 1957, ganó 137. En 1958
logró su segundo campeonato con 171 caballos victoriosos. En 1960 logró su
tercera corona con 143 ganadores. | ||
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En
1963 iba por su cuarto campeonato pero Buddy Jacobson se lo arrebató en el
momento final, quedando segundo. | ||
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Merrill
dice que para los efectos de una estadística, da igual ganar una carrera
de reclamo de US$500 que el Kentucky Derby. En 1963 pudo haber huido de Tropical Park, donde se
enfrentaba a Jacobson, y meterse en hipódromos menos difíciles con sus
caballos. De ese modo habría asegurado el campeonato. Pero prefirió pelear
con su rival en el terreno legítimo. Además, su prestigio, con una
maniobra de aquel tipo, habría perdido mucho. | ||
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Merrill
es nieto de inmigrantes italianos. Su abuelo fue albañil. Se cambió el
nombre de Frank Marcello por Frank Merrill. Y para que suene
con acento aristocrático, se acomodó el Jr. Así que Frank Merrill Jr. es un nieto de
inmigrante italiano cuyo verdadero nombre es Frank Marcello. El mismo Merrill ha contado eso y dice
que le ha hecho muy bien. | ||
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A
los 12 años de edad Frank galopaba caballos. Su
pasión por ellos era tan grande que para quedar más cerca de Woodbine, se quedaba durmiendo debajo de los puentes o
en cualquier viaducto. | ||
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Merrill
expone su técnica así: | ||
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1)
Vocación
y tenacidad que derivan en aptitud para todo tipo de profesión. Esto es
fundamental para triunfar. | ||
2)
Planificación.
Hay que proyectarlo todo. No se debe improvisar. Hay que ir al establo y
ver a los caballos. Si es posible, ver qué y cómo comen, cómo andan y
sobre todo cómo respiran y miran. Con eso basta para darse una idea si
hace falta la presencia de un veterinario. | ||
3)
Buenos
peones, buenos asistentes, muchachos preocupados, trabajadores, que
quieran ganar dinero pero que también tengan amor por el caballo. El mejor
peón es al que ambiciona llegar a preparador. | ||
4)
No
hacerle a los caballos lo que no le hacemos ni a nuestros hijos ni a
nuestro prójimo. El caballo es una criatura delicada que no habla y a la
cual tenemos que comprender. | ||
5)
El
rigor es un error en el trato del caballo. El caballo obedece si se
siente dispuesto. Pero pueden
matarlo y nadie lo obligará a hacer lo que no puede ni
quiere. | ||
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Merrill
tenía quince años cuando su tío Fred decidió sacrificar a un caballo de
nueve años llamado Be Thankful. | ||
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Frank
le rogó que le perdonara la vida y se lo regalara para mantenerlo con los
sobrantes de los demás. El tío lo complació y Be Thankful fue el pupitre en donde Frank Merrill aprendió a conocer
a fondo a un caballo. Sus compañeros de caballeriza le hacían mofa pero el
tenaz aprendiz no se arredraba. Tanto cuidó al caballo que un día lo
consideró bien y le pidió a su tío que lo inscribiera en una carrera de
reclamo en Long Branch. El tío lo complació y
ante la sorpresa de todos, Be
Thankful ganó y pagó 82 dólares a
ganador. |
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Casi
se volvió loco de alegría y desde ese mismo momento nada ocupó su mente
que el afán de ser preparador de caballos. Él había descubierto que
aquello no era una ciencia. Con vocación y amor por el caballo todo era
posible. | ||
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Cuando
entró a preparar por cuenta propia, como profesional, Merrill aprendió que
casi todos los caballos de carrera son insanos y están lesionados. No hay
caballo perfecto. Con el famoso veterinario J. H. Black aprendió la rutina de
curar a los caballos. | ||
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Según
Merrill, no hay dos caballos que reaccionen de igual manera. Hay que
adivinarles su proceso mental. Algunos son rebeldes. Otros son juguetones.
Los hay que odian el calor y otros que odian el frío. Otros prefieren
comer mucho o poco. No faltan los que duermen de día y pasan la noche en
vela. Hay que observar muy bien a los caballos si quiere sacárseles
partido antes de calificarlo de inservibles. A veces el que no sirve es el
preparador. | ||
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Hay
caballos que se enamoran de los jinetes. No se sabe por qué, pero los
caballos saben qué jinete les causa daño y cuáles no. Merrill declara que
él se cuida de no usar jinetes que mortifiquen a sus
caballos. | ||
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Según
Merrill, la mejor manera de mantener a un caballo bien entrenado es
dándole el menor trabajo posible. Uno o dos briseos cortos de 400 metros en la semana o uno de 400
metros el mismo día de la
carrera, es suficiente. Por lo demás, el galope y el trote bastan. Lo
demás depende da la buena salud del caballo. No hay rigor que mejore a un
caballo cuando no tiene condiciones para
rendir. | ||
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Merrill admite que hoy caballos que necesitan rigor. Son pocos pero los hay. A esos hay entonces que darles trabajo. Como dato de interés, Frank Merrill Jr visitó Venezuela en abril de 1964, atendiendo una invitación del Teniente José Luis Fernández y el entrenador Manuel Azpúrua Sosa. | ||
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Merrill
mantiene esta declaración “No le
pido al hipismo otra cosa que satisfacciones para mi distracción. No le
pido grandes ganancias, porque ya me he expandido hacia otras actividades.
Pero que no me falten nunca algunos
caballos capaces de darme la satisfacción de verlos ganar. Es lo
más bello que puede conseguir un hípico de
corazón”. | ||
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Fuentes:
Revista Turf de septiembre 1964 | ||
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Anécdotas Hípicas Venezolanas, sábado
23 de diciembre de 2017 | ||
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