Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

La decadencia del purasangre norteamericano

Por Frank Talmadge Phelps

 

Un elemental diccionario inglés definirá a la stamina como nervio, fibra, vigor, consistencia, vitalidad. No será difícil comprender qué quiere decirse cuando se habla de la stamina en el caballo de carreras.

 

La stamina es o sería el atributo esencial pero el menos común en un caballo purasangre. El caballo, como el hombre, tiene características físicas y mentales que lo distinguen de sus semejantes. Cuando el caballo carece de esos atributos, posiblemente es un animal ordinario.

 

En el caballo de carreras la cualidad previa es la velocidad. Desde la antigüedad se ha dicho que el caballo rápido llega primero que el que no lo es. Pero el caballo de carreras tiene que ser algo más que un sujeto veloz. SI lo dejamos marchar a su paso normal, posiblemente cubra 70 kilómetros sin cansarse. Pero a toda velocidad, quizá no pase de kilómetro y medio.

 

En el campo de carreras, el caballo debe enfrentarse a condiciones complejas e inesperadas. Si además de velocidad, el caballo tiene inteligencia y coraje, posiblemente exhiba una cualidad decisiva: la consistencia o la stamina.

 

Esta característica es fácil de obtener. Los caracteres hereditarios no fallan. La selección del ancestro produce casi siempre uno progenie selecta.

 

Se hereda la velocidad como otras cualidades. Padrillo y yegua rápidos producen un sujeto tanto o más rápido aún. A veces sale un producto común, sin cualidad alguna. Es natural que ocurra. Pero lo normal es que se hereden los caracteres.

 

Pero heredar velocidad más consistencia, es decir, stamina, ya es otra cosa. La herencia casi nunca viene en línea recta sino en línea descendente. El primer producto de unos padres es menos hábil que ellos y progresivamente lo son menos los productos siguientes. Esta afirmación supone que el purasangre va en decadencia en vez de ir en ascenso.

 

Esa cuestión se supera con la infusión de sangres nuevas o distintas que equilibran la especie. Es raro que un padrillo trasmita a sus hijos su propia stamina. Cuando tal ocurre es porque se trata de un padrillo excepcional. Por regla general, todo producto es apto para distancias de un cuarto de milla menos de lo que fue capaz su padre.

 

Esas son las condiciones en que están los purasangres en los Estados Unidos.

 

Se sostiene una interminable polémica sobre qué determina la capacidad corredora del caballo: si el entrenamiento o el origen. Hay pruebas de que velocistas consumados cambian, al cambiar de preparador, su característica y se vuelven fondistas y viceversa. Es posible que la velocidad o stamina estuviese latente en tales animales y que no se les haya descubierto debidamente.

 

De todas maneras, se ha logrado obtener la velocidad como característica hereditaria, mas no así la stamina. La carrera larga constituye la prueba máxima del valor de un caballo. Son muy escasos en los Estados Unidos los caballos que llegan a largas distancias. No tienen stamina.

 

Veamos estas cifras. En 1962 se corrieron 790 clásicos en los Estados Unidos. 209 fueron para ejemplares de dos años en distancias que oscilan entre 600 y 1800 metros. El 82,2 por ciento de esos clásicos fueron en distancias menores de los 1200 metros. El resto fue en distancias mayores de los 1200 metros.

 

La carrera corta en el mundo europeo se llama carreras infantiles. Las corren sólo los potros de dos años.

 

Veamos otras cifras. Hay en Estados Unidos 201 clásicos para ejemplares de tres años que se corren entre 1100 y 2600 metros, De ellos, el 35 por ciento fueron en distancia menores de la milla. El 55 por ciento en distancias de 1600 a 2000 metros. Y el 10 por ciento restante en distancias superiores a los 2000 metros. Simplificamos diciendo que solamente 53 clásicos en los Estados Unidos con premios de casi tres millones de dólares, se corrieron en distancias de 2000 metros.

 

El purasangre norteamericano no ha justificado su progreso ya que no demuestra el gran atributo del purasangre como es la stamina. En el ambiente flota esta pregunta: ¿Sobre quién recae la responsabilidad de tal situación en los Estados Unidos?

 

No recae sobre los criadores que tienen dificultades económicas por causas de las inversiones sin compensación. Tampoco parece culpa de los preparadores.

 

Aunque lo fuera, la realidad es una: se corre pura velocidad y nadie va a criar ni a preparar para distancias porque resultaría antieconómico. La responsabilidad es de los que hacen el calendario de carreras, porque él obliga a criar, desde un punto de vista comercial, para competir dentro de sus normas.

 

Cuando los dueños de hipódromos y los Jockeys Clubes modifiquen los calendarios y haya carreras para caballos galopadores, ese día mejorará el purasangre norteamericano. Ese día habrá caballos de stamina, o sea consistentes.

 

Esa posibilidad es viable porque el público prefiere las carreras largas. El fanático pide más distancia, más carrera, más pelea, en otras palabras, por su dinero. Apuestan, pero quieren ver a las fieras en el circo. De una encuesta hecha recientemente se ha sacado la conclusión de que las carreras cortas son monótonas y carentes de interés.

 

En Estados Unidos hay por lo menos un siglo de atraso en materia de galopadores. La stamina no existe. Y si se descuidan los criadores, acabarán quedándose con caballos de cuarto de milla.

 

Sólo hipódromos con sus competencias y los Jockeys Clubes con su orientación técnica, pueden superar el problema de la falta de stamina en el purasangre norteamericano.

 

Como se apreciará en la tabla que insertamos a continuación hecha con base a los porcentajes de distancias que se programan para las diferentes edades, los caballos de dos años corren sólo hasta 1800 metros. Los de tres años corren sólo hasta 2600 metros y los de cuatro y más años, corren hasta 3200 metros.

 

Pero se apreciará también que el mayor porcentaje de programación de los dos años es en 1200 metros, seguido por los de 1100 y 1000 metros.

 

El mayor porcentaje de distancias de los tres años lo tiene la de 1700 metros, seguido por las de 1600 y 1200 metros.

 

Y entre los caballos de cuatro y más años, el mayor porcentaje de distancias lo tienen las de 1700 metros, seguida por 1800 y 1200 metros.

 

Sin duda que la programación norteamericana, como dirían los británicos, es una programación infantil.

 

Fuentes: extraído de la Revista Turf (julio de 1963)

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, viernes 24 de junio de 2016

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