Anécdotas
Hípicas Venezolanas presenta | |
La
cuestión del pasto y la sangre | |
Editado
por Juan Macedo | |
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Durante
muchos años, siglos casi, se ha discutido sobre la importancia de la alimentación como cuestión previa
a la buena sangre en la cría
del caballo de carrera. |
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Inglaterra
creyó siempre en la sangre sin desestimar los pastos. Irlanda creyó en
pastos con preferencia a la sangre. Francia confió en la sangre por sobre
cualquiera otra providencia. Estados Unidos ha andado entre uno y otro
ensayo, poniendo énfasis en la sangre tanto como en el
pasto. | |
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Se
cuenta que Chile cría bien gracias a la riqueza de su tierra paralela al
océano, compensando así el escaso valor tradicional de sus sangres.
También se cuenta que Argentina tiene pastos especiales que le dan a sus
caballos una especial fortaleza para distancias de
aliento. | |
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Un
inglés de hoy respondería, si se le pregunta a qué se debe la calidad de
sus caballos “Al buen clima y a
nuestras sangres”. | |
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El
Barón de Leicester, una
autoridad en la materia, convencido por otra parte de la importancia
capital de los pastos en la obtención de un gran caballo de carreras,
sostiene que no todo depende de ese factor. | |
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El
Barón sostiene que los mejores caballos de Europa se crían en un radio de
diez millas alrededor del Newmarket Clock Tower, a pesar de que tal área no es la más
adecuada para obtener buenos caballos. Allí la tierra es dura, el clima
húmedo y los inviernos son crudos. Sin embargo, en esa misma zona está
concentrada la mejor sangre del mundo, los mejores veterinarios y los
genios de la preparación del caballo de
carrera. | |
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El
mismo Barón de Leicester
observó que en Kentucky, Estados Unidos, se crían los mejores caballos de
carrera, a pesar de que, durante el invierno, las nevadas son terribles y
frecuentes, el sol en verano calienta y quema los pastos. El Barón se
explica que todo eso quedó superado por la simple y sencilla razón de que
en Kentucky está concentrada la flor y nata de la sangre distinguida del
caballo de carrera. | |
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Cuando
el Barón de Leicester hablaba
del tema del pasto y la sangre, se iniciaba una controversia de
importancia mundial. El Barón fue una autoridad en la materia. Tuvo sus
métodos personales. No tuvo títulos ni fue científico. Quizá por eso
podrían rebatirle sus argumentos llamándolo brujo o algo menos suave. Sin
embargo, sus opiniones levantaban marejada y por eso aclara que al decir
lo que dice, no quiere ser impertinente con los científicos que pregonan
que la buena alimentación del individuo influye en su crecimiento y
madurez. | |
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Claro
que el Barón no sólo es impertinente sino sardónico y hasta caustico. He
aquí lo que dijo para contrarrestar la vanidad de los científicos que
sostienen eso: “Recuerdo que
después de la primera guerra mundial, todos los vencedores hicimos campaña
para recolectar fondos y contribuir para la alimentación de los niños
alemanes que se estaban muriendo de hambre y crecerían degenerados.
Recuerdo y les recuerdo a los científicos y a los olvidadizos, que esos
mismos niños que se morían de hambre al terminar la primera guerra
mundial, hicieron, veinte años después, la segunda guerra mundial con las
consecuencias que ya conocieron los que comían bien y
completo”. | |
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No
podemos entrar en consideraciones científicas sobre la importancia del
pasto y de la sangre. Seria largo y tedioso. Es posible que la
alimentación sea determinante en la cría del ganado lechero y de carne.
Desde luego lo es en el caballo de carrera. Pero de nada vale una buena
alimentación si no está el caballo fundamentado en una buena sangre. Esto
no autoriza a nadie a coger un caballo y a considerarlo bueno por el solo
hecho de tener buena sangre. Si no come, lo más probable es que muera de
inanición. Pero si come normalmente y tiene buena sangre, seguro que es
más corredor que un toro cebú, que come muy bien, pero ni tiene casta de
carrera. | |
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El
juicio audaz a que se refiere el subtítulo de Monsieur Edmond Blanc, rey del
hipismo francés antes de la era de Marcel Boussac. Edmond Blanc
gritaba a todo pulmón, cuando se hablaba del asunto: “Con la mejor sangre de Francia yo me
atrevo a criar campeones en las propias calles de
Paris”. | |
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Al
Barón de Leicester le gustó el
juicio de Blanc y casi lo hizo suyo. Luego
agregará intencionadamente: “Todo
el que tiene buenos pastos y carece de sangre buena, predica que los
grandes caballos necesitan buena comida. Pero los hechos prueban que
ningún caballo de origen discreto u oscuro, por muy bien que coma, sirve
para nada”. | |
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El
Barón de Leicester dijo,
contra cualquier opinión científica o no, que los grandes caballos de
carreras se originan en la buena sangre. Pueden ser grandes y pequeños,
gordos y flacos, feos y bonitos, defectuosos o perfectos. Pero la sangre
calificada se superpone a cualesquiera otras
consideraciones. | |
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Agregó
el Barón de Leicester que los
criadores no deben hacerse ilusiones. La tierra y el pasto pueden ser de
primera, pero si la sangre no es calificada, solo se obtendrán caballos
mediocres. | |
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Admitió,
finalmente, que, si se logra reunir la sangre calificada con la buena
tierra y el mejor pasto, se obtendrán buenos caballos. Nunca mejores,
aunque no lo crean, que a los criadores en desventaja. El Barón lanza su
opinión final así: “La cuestión
planteada es de genética y no de
dietética”. | |
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Fuentes:
Extraído
de la revista Turf, año 1964. | |
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Anécdotas Hípicas Venezolanas, martes 31 de mayo de 2022 | |
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