Anécdotas
Hípicas Venezolanas
presenta |
Creación
del Clásico Simón
Bolívar |
Por Herman “Chiquitín” Ettedgui |
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Aun
cuando se disputaban importantes carreras clásicas en nuestro hipismo,
desde el Hipódromo de Sabana
Grande, era notorio que faltaba un Gran Premio Clásico que hiciera
honor a una hípica que cada día llegaba más adentro del público
aficionado. Desde que se reinauguró la temporada de 1932, como lo
contábamos en anterior entrega, se habían mantenido algunas carreras
importantes. |
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Sin
embargo, la afición necesitaba un Gran Premio para que se mantuviera el
entusiasmo, pues al parecer no bastaba con la presencia en la pista de
notables ejemplares. Podría decirse que la primera gran “llave”, formada por Káiser y Picaresco, el primero alemán y el
segundo chileno, motivaba a la afición del 32. Luego entraron en escena
dos yeguas, de pelaje gris, que causaron muy buena impresión. Eran Kudi y Coqueta. En épocas anteriores
existió una yegua, Calixta, que llenó de
emociones a los primeros hípicos de El
Paraíso. |
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Después
de Kudi y Coqueta otra yegua de origen
teutón, Marisela causó
sensación. Buenos caballos, como Lanza Libre, Anauco, Clarín, importados, y criollos
tales como Aviador, Consuelo, Gold Button, eran grandes animales. Más adelante se
presentaron Tapatapa y Shirley Temple, extraordinarias,
y ya la yegua chilena Mary
Pickford, futura madre de
Burlesco, se habla hecho
sentir como buena corredora. |
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Más
tarde, cuando comenzaron los pisteros de Argentina a sentar la calidad de
su cría, estuvieron caballos que ayudaban a imponer el sentimiento
apasionado que tenía el aficionado venezolano. Un irlandés, sin embargo,
venido en un lote importado por la Junta Directiva del hipódromo
paradisíaco, se reveló como el más grande de todos. Se trataba de un
alazán un poco desgarbado, que llevó la hípica a la
cima. |
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Se
trataba de Grano de Oro,
corcel de grandes condiciones corredores. Estuvo invicto durante 13
carreras, perdiéndose por un descuido de su jinete Pedro Estrada, cuando el “Colorado” Gutiérrez se le metió
por la baranda justo frente al poste de llegada sobre la yegua Orquídea. |
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Aparecieron
también el primer hijo del semental Congreve, el
argentino El Hornero, y más
tarde otros de la misma procedencia, descendientes de Full Sail, encabezados por Camaleón. Otros grandes
ejemplares de entonces fueron Corasi, Carache,
Morwell, Placer, Alegría, Contrapunto, Cascabel, Hat Trick,
Ébano, Calden, Hijolisto,
Stiletto, Robby, El Musiú, Coraje y otros de su misma
calidad. |
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Pero
faltaba ese gran premio que estimulara a los propietarios. Lo demás lo
teníamos, porque había excelentes jinetes venezolanos, peruanos,
panameños, chilenos y puertorriqueños. Asimismo brillantes preparadores y
muy buen personal técnico. |
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Uno de
los hombres más populares de nuestra hípica fue Manuel Jiménez: preparador,
jinete, propietario comentarista y editor de revistas. En una entrevista
que Jiménez concedió a José Rafael
Ball, periodista de clase y audacia, le
contó cómo se había creado el Gran
Premio Clásico Simón Bolívar “Un buen día a principios de 1946, se
encontraba reunido un buen grupo de socios de la Asociación Hípica de
Propietarios. Por supuesto que casi todas las conversaciones giraban en
tomo al hipismo. De repente, de la mente de Eugenio de Armas surgió la
idea de crear un gran clásico que llevase el nombre de El Libertador Simón
Bolívar”. |
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“La idea fue acogida con fervor,
especialmente por el señor Enrique Acosta Clausel, hípico de brillante estirpe, muy popular por
sus comentarios radiales, los que hacía con el seudónimo de “El de las
Gríngolas”. Todos los que estábamos en ella reunión -continuó el señor
Jiménez- apoyamos entusiasmados la
sugerencia y por intermedio del presidente de la Asociación Hípica, señor
Manuel Azpúrua Alcántara, se propuso a la Junta
Directiva del Hipódromo Nacional El Paraíso la creación del Gran Premio
Clásico Simón Bolívar”. |
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Dicha
Directiva acogió con júbilo la propuesta e inmediatamente decretó la
celebración, anual, del que ha sido la máxima distinción del hipismo
venezolano. Así, pues, el 26 de
octubre de 1946 se disputó por primera vez esta gloria de nuestro
hipismo. Por una feliz coincidencia, la Junta del Hipódromo, estaba
presidida por el Dr. Julio de Armas, hermano de
Eugenio, el de la brillante idea. |
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Dos
argentinos, Seriote y Aguafiestas, de los hermanos
París, ganaron los dos primeros Clásicos Simón Bolívar en 1946 y
1947 respectivamente. En el 48 se impuso un caballo que los hípicos de
excelencia, han considerado como el mejor de todos los tiempos, el noble
Hypocrite, de origen
irlandés. El primer caballo criollo en conquistar tan preciada joya fue
Socopó, en un día de
gloria para el jinete Luís
Bolívar. |
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¡Ganar el “Simón Bolívar” ha sido
siempre la máxima aspiración de propietarios, jinetes y
preparadores! |
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
sábado 30 de enero de 2010 |
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