Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Las cañeras según Frank Merrill

Editado por Juan Macedo

 

Frank Merrill, frecuente campeón de los preparadores en los Estados Unidos, ha contestado preguntas sobre temas de interés en la preparación de caballos de carrera. Una de las preguntas fue sobre el problema de las cañeras en el potrillo de dos años y aún en los caballos mayores.

 

Un preparador planteó el problema a Merrill así: “En esta primavera tenía un potrillo en preparación. Se le presentaron cañeras. Lo traté con vejigatorio y contra-irritantes y lo envié por cinco semanas a descanso. Luego lo traje a preparación otra vez, pero de nuevo se le presentaron las cañeras”.

 

Merrill dijo que las cañeras son uno de los problemas más complejos que se nos presenta en la preparación de los caballos. Hay muchas maneras de tratarlas, pero ninguno es eficaz. Igual son positivos y negativos los resultados de los tratamientos. Lo ideal es evitar que a los potrillos les dé cañeras.

 

Los preparadores llamamos cañeras a esa lesión que sufren los potrillos en las cañas. Pero según los veterinarios, el nombre correcto es Periostitis Metacarpial. Tal lesión se caracteriza por la inflamación del periostio o membrana que cubre el metacarpo (caña o canilla). Si esa membrana se rompe, se produce pérdida de calcio. Al ocurrir tal derrame, sobreviene lo que los preparadores llamamos sobrehueso de la caña.

 

Hay complicaciones mayores. Una de ellas es la fractura de la caña. Los veterinarios las llaman fracturas subcorticales. En tales casos, el animal cojea o claudica. Hay que ir donde el veterinario y apelar a los rayos X.

 

Es preferible que el caballo no sufra cañeras. Es fácil evitarlo. La cañera sobreviene por falta de madurez en el hueso, por deficiencia en la cría o falta de formación total y definitiva. Cuando un potro no tiene el hueso bien maduro, no resiste la presión del peso del cuerpo en pleno ejercicio, sea este suave o riguroso. Es todo. Pero eso es materia de una investigación más precisa.

 

Personalmente no aconsejo tratamiento alguno para las cañeras. Aunque hay que hacer algo, en parte porque hay que hacerlo y en parte porque nadie dejará de hacer lo que se está haciendo desde tiempo inmemorial, yo aconsejo evitar las cañeras en vez de curarlas. Hoy tenemos la radiología, que nos permite saber cuándo un potro tiene sus huesos maduros y bien formados para comenzar su entrenamiento. De no estar en esas condiciones, es preferible esperar que remendar.

 

Aunque es preferible consultar a un veterinario sobre la manera de tratar la periostitis metacarpiana, que es como se llama a las cañeras, yo aconsejo evitarlas así:

 

a) Amansamiento normal, sin rigor, sin impaciencia, sin castigar al potro, para que no haga esfuerzos que no debe hacer.

 

b) Trote y galopes suaves y largos durante un tiempo para contribuir al desarrollo y madurez de los huesos.

 

c) Evitar que el potrillo engorde o se recargue de peso para evitar la presión del cuerpo en las manos y toda su delicada armazón.

 

d) Buen cuidado en la dieta del potrillo a base de vitaminas A y D, calcio y fósforo.

 

Si la cañera se presenta en una mano, hay que evitar que se presente en la otra sana. Si se busca que dé en ambas, se agrava el problema.

 

Lo peor de las cañeras es la serie de complicaciones que trae y las proyecciones lesivas que tiene. Las cañeras son causa de sobrehuesos en las rodillas, una lesión gravísima en un caballo de carrera.

 

Insisto en que las cañeras deben ser tratadas por un veterinario especialista y competente. Aunque no aconsejo métodos personales, suelo hacer lo siguiente sin apelar a medicina ni caustico alguno y menos a puntos ni rayas de fuego:

 

a) Refresco las cañas inflamadas con cataplasmas calientes o vendajes de agua helada.

 

b) Si cojean los animales o veo síntomas de sobrehueso, llamo al veterinario.

 

c) Reposo en una hacienda o en el campo, durante el tiempo del tratamiento. El animal debe ejercitarse suavemente con caminatas diarias para evitar que aumente de peso.

 

Fuentes: extraído de la Revista Turf, año 1964.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, viernes 30 de septiembre de 2022

Copyright 2000, Anécdotas Hípicas Venezolanas C.A. Todos los derechos reservados