Anécdotas
Hípicas Venezolanas presenta | |
Breve
Historia de las Carreras de Caballos
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Por
Gustavo Lepage | |
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Las
competencias de velocidad entre caballos han sido la diversión de los
hombres probablemente desde el mismo momento de la domesticación del
caballo. Los arqueólogos han encontrado un tratado sobre la cría y
entrenamiento de los caballos que data de 1500 AC escrito por Kikkuli de
la tierra de Mitanni en el periodo de reinado de
los Ilititas del Asia Menor; lo cual da idea de
que el conocimiento de los caballos es aun anterior y proveniente de
civilizaciones primitivas. | |
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En
la Ilíada libro XIII se hace
un recuento de una carrera de carrozas con un premio al ganador compuesto
de “una mujer avezada en trabajos
masculinos y un trípode con un juego de medidas”, así mismo, se narra
la organización de la carrera y de que los puestos de pistas eran
asignados por sorteo y un juez de carrera acompañaba a los corredores en
la competencia; la primera descalificación de la historia la sufrió Antiloco por haber seguido demasiado bien las
instrucciones previas suministradas por Néstor y lo cual le valió la
pérdida del segundo lugar que había obtenido. | |
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Las
primeras carreras de caballos son jinetes en los lomos datan de la XXXIII Olimpiada el año 624 AC,
pese a que el caballo se había utilizado como montura general un millar de
años antes por lo menos. Los romanos al igual que los pobladores del Asia
Menor fueron mucho más avezados en el caballo que los griegos. Los romanos
organizaron las carreras de carrozas con un evento de gran atractivo,
programándose las carreras con anticipación y siendo los conductores
ganadores tan admirados y aclamados como lo son hoy en día los mejores
atletas; establos organizados con ese propósito competían intensamente y
tenían colores asignados para su
identificación. | |
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Bien
por azar o por cría selectiva expresa, el caballo del área mediterránea se
reveló como el más adecuado para desarrollar un arazá especializada en la
velocidad, conocida como el purasangre y establecida hasta nuestros
tiempos. El origen del purasangre tiene su asiento en las islas de la Gran
Bretaña y en su realización no puede menoscabarse la importancia de la
conquista de esas tierras efectuadas por César 55 AC, ya que este
emperador trasladaba sus caballerías compuestas por ejemplares de Arabia,
Noráfrica y del Asia Menor, junto con sus
ejércitos y con objeto de darles siempre reserva de caballos para las
campañas; es indudable que estas razas asentadas en las islas británicas
dieron la yeguada fundadora del purasangre, desarrollado con posterioridad
mediante la importación de selectos sementales.
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El
patronaje de la aristocracia en la Gran Bretaña
y de sus reyes, establecieron en las islas la condición aristocrática de
las carreras y la denominación de estas como “El deporte de los Reyes”. Se
tienen recuentos de competencias, desde el año 1174 y durante el reinado
de Enrique II, en especial aquellas que se organizaban en las ferias de
Smithfield todos los viernes; a esas ferias
acudían personas adineradas, aristócratas y público en general, las
carreras se efectuaban para demostrar la calidad de los caballos en venta.
El primer cotejo organizado con recompensa al ganador de 40 libras tuvo
lugar en Withsuntide sobre tres millas y durante
el reinado de Ricardo I (1189-1199). | |
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Durante
el reinado de Enrique VIII se estableció la primera carrera anual regular
en la pista de Chester, la más
antigua hoy en día en la historia del turf organizado. Con la dinastía de
los Estuardos, representada por Jaime I (1603-1625) las carreras de
caballos continúan tomando un pulso y tradición, así notamos como este
monarca organizó personalmente carreras en Irlanda, Croydon, Enfield, Epsom y Newmarket, teniendo
personalmente una caballada extensa al cuidado de George Villiers duque de Buckingham, apasionado perito
del caballo, quien a su vez realizó importaciones selectas para la
producción de caballos. No obstante, es durante el gobierno de Carlos II,
bien llamado “el padre del
turf” cuando las carreras adquieren preponderancia y organización
definitiva. | |
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La
mayoría de los sementales fundadores eran de origen oriental y los
antecedentes de la mayoría son todavía desconocidos, siendo común la
denominación de las autoridades en algunos casos en forma generalizada
sobre su origen como Árabes, Turcos o Barbos. Sin
embargo, el porcentaje de sementales árabes era menor que el de los
barbos, los cuales ejercen la influencia ponderante del periodo de fundación de la raza. La
importación de los Barbos tenía muchas facilidades en la época y podían
adquirirse en Norteamérica, España o Italia. No obstante, el hecho
genealógico establecido, es que la mayoría de los purasangres extendidos
hoy en todo el globo, descienden por la línea paterna, de tres únicos
progenitores orientales del siglo XVIII, a saber: el turco Byerly, el
árabe Darley y el barbo Godolphin.
Más aun, todas las consecuencias remontan a un solo descendiente de cada
uno de los citados progenitores, a saber: Matchem (1748) nieto de Godolphin; Herod (1758) tataranieto de Byerly; y Eclipse (1764) tataranieto de Darley. Los dos últimos criados por el duque de
Cumberland. |
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El
turco Byerly era un carguero del
Capitán británico Byerly, importado como
semental y al término de su servicio ubicado en la granja de Goldsborough en Yorkshire. El árabe Darley, un
caballo excepcional, vino directamente importado de Aleppo en 1704 y certificado como autentico árabe de
la mejor raza Muniqua, siendo ubicado por Richard Darley en Alby Park en
Yorkshire. El barbo Godolphin fue importado de
Francia en 1730 por Eduardo Coke, siendo a la muerte de éste, adquirido por
Godolphin, quien lo mantuvo en Cambridgeshire.
En línea paterna, la prepotencia del Darley a través de Eclipse supera la de los otros
dos jefes de raza, pero la del Byerly a través de Herod es
la de mayor presente entre los cruces de los caballos de carrera
purasangre. Otros fundadores orientales aparecen luego en los “pedigríes” del purasangre, pero
han resultado menos importantes que los anteriormente citados, quienes
monopolizan las líneas masculinas. | |
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Un
análisis intenso del “pedigree” de los
purasangres desde sus orígenes, nos lleva a señalar que todos los
purasangres descienden por líneas materna de 50 yeguas fundadoras o
raíces, no obstante, la mayoría puede remontarse a solo 20 yeguas
fundadoras. Solo algunas de estas yeguas fueron importadas, la mayoría
eran razas nativas de las islas británicas, mezcladas por generaciones con
razas orientales. | |
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El
mecanismo de las carreras como hoy se conoce comenzó a evolucionar desde
el siglo XVI, cuando carreras de duelo entre dos competidores fueron
establecidas, en las cuales el público y los propietarios e interesados,
apostaban gruesas sumas de dinero. En general se requería que los
propietarios corrieran a sus caballos, pero jinetes profesionales a veces
eran utilizados. | |
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Bajo
el patronaje de Carlos II la pista de Newmarket
fue sede del turf organizado, luego en el reinado de Ana (1702-1714) Ascot tomó la prerrogativa
de distinción, ya con anterioridad Epsom había contado con el
favor de Jaime I. | |
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Puede
decirse que la historia del turf, es la de los clásicos, ya que con su
establecimiento se realizó la cimentación definitiva de este deporte, hoy
convertido a su vez en maravilloso espectáculo e importante industria. Los
clásicos de renombre, originados en Inglaterra y hoy en día en
programación, son los siguientes: | |
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El
Derby de Epsom fundado en 1780 sobre 2400 metros. El Oaks en
1779 sobre 2400 metros. El Saint
Leger de Doncaster en 1776 sobre 2000 metros. Las 1000 y
2000 Guineas respectivamente en 1814 y 1809 sobre 1600 metros. La Copa de Oro de Ascot, establecida en 1807 sobre 4000 metros. Los
primeros cinco clásicos anotados, siendo pruebas exclusivas para
ejemplares de 3 años, las 1000 Guineas y los Oaks reservados para las potrancas. La Copa de Oro de Ascot, para ejemplares mayores, siendo la prueba
más clasificatoria de resistencia. Tal es la atracción que siempre
generaron estas grandes competencias, que hoy los ganadores de las mismas
ocupan un lugar destacado en la historia del turf y en la cría del
purasangre, siendo altamente cotizados como posibles continuadores de la
prepotencia de sus antecesores. | |
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La
importancia adquirida por las carreras después de Carlos II y el
advenimiento de los clásicos, generó la recopilación de las actuaciones de
los caballos competidores, comenzando la crónica anual en 1727 cuando se
publicó el primer volumen “Racing
Calendar” por John Creny; estas publicaciones privadas fueron luego
adoptadas por el Jockey Club y
editadas bajo la dirección de James Weatherby y sus sucesores, los cuales originaron
el conocido “Stud Book” en
1791. El Jockey Club que
ejercita el control de las carreras y de la cría en la Gran Bretaña fue
organizado en 1750 por un grupo de aficionados y propietarios, con el
objeto de promover y organizar el deporte hípico. Esta organización fue
poderosa desde su comienzo y las decisiones y política de este organismo
residía en una figura autocrática seleccionada por los otros miembros de
la asociación. Entre las figuras autocráticas que así rigieron el turf,
pueden recordarse a Sir Charles
Bunbury (1740-1821), Lord George Bentinck (1802-1848) y el Almirante John Henry Rous (1795-1877). Después de ellos, una
junta integrada por tres comisarios ha regido siempre los destinos del
turf y de esta memorable institución. | |
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La
adquisición por parte del Jockey
Club del “Racing Calendar”
y luego el control del “Stud
Book” de Weatherby, hicieron de dicha
institución el árbitro de la cría del purasangre. El “Stud Book” es un archivo continuo
de los antecedentes genealógicos de los purasangres, la calificación de un
caballo como tal está hoy bajo la autoridad del Jockey Club. Hasta el año 1913,
purasangres de todos los países eran admitidos en el Stud Book británico, pero a
partir de esa fecha y por el Acta
de Jersey se declaró que ningún caballo cuyos antecesores no se
encontraran incluidos previamente en el archivo, podía ser inscrito como
purasangre. Esta dura disposición puso al margen de calificación a muchos
purasangres y sus familias que pese a haberse desarrollado, como todos, de
las líneas británicas, habían sido exportados previa a la creación del Stud Book y por lo tanto no
aparecían en sus archivos. Solo después de la II Guerra Mundial y ante el
éxito de la caballada francesa en los grandes clásicos británicos, se
demostró la inutilidad de tal prohibición, siendo derogada y admitidas las
familias equinas anteriormente marginadas. | |
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Durante
el siglo XVIII las carreras de duelo continuaron siendo atractivas, pero
tardó poco en que se desarrollaran premios especiales de varios caballos
jineteados por profesionales. Estas carreras se programaban con
anticipación, a veces aun antes de nacer los caballos y estando estos en
vientre. Casi todas las carreras estaban circunscritas a caballos mayores
de tres años y solo es en 1779 cuando el primer evento para potrillos de
dos años es organizado. La ausencia original de este tipo de carreras
obedecía a la severidad y violencia de las competencias, no solo por las
condiciones irregulares de las pistas, sino por el alto peso de los
jinetes, pesos variables entre 140 y 168 libras eran comunes, Eclipse intervino en casi todas
sus carreras con algo más de 80 kg de peso. A partir de la organización de
estas carreras abiertas a todas las edades, el Jockey Club realizó una selección
de pesos basados en la edad, estación del año y calificación por
competencias anteriores, que vino a ser el punto de partida del actual
“Handicap”, todavía bajo el
control del Jockey Club de
Gran Bretaña. Las carreras de Handicap, cuyo
propósito es igualar mediante castigo de pesos la oportunidad de triunfo
de los competidores son carreras sumamente duras, tanto que muchos
aspirantes clásicos las rehúyen temiendo la aparición de dolencias. No
obstante, este sistema ha desarrollado positivamente a purasangre,
contándose las familias dominantes de Gran Bretaña, fundadas por Bend Or, Isonomy y Hampton, que estos fundadores de
raza fueron notables campeones del hándicap y de
clásicos. | |
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El
comercialismo puede ubicarse en el periodo previo a la II Guerra Mundial y
es permanente en nuestros tiempos, este sistema, en lo que priva el
criterio de triunfos tempranos y retorno monetario rápido por la inversión
hecha en los caballos, ha puesto énfasis en la rapidez y madurez
necesarias para triunfar en la campaña de dos años. Esta circunstancia ha
hecho valiosos a los potrillos de dos años y ha obligado a los criadores a
abandonar los sistemas tradicionales de cría y desarrollo del caballo en
beneficio de obtener ejemplares con características que les hagan capaces
de desempeñarse exitosamente a corta edad y que obtendrán en el mercado
mejores precios. | |
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Puede
decirse que, por causa del comercialismo, el caballo moderno de carreras
ha sido modelado para adaptarse al sistema prevalente, a diferencia del
sistema de cría empleado con sus antecesores en los cuales, habilidad
competitiva, salud, fortaleza y capacidad para desarrollar campañas
prolongadas y sobre distancias varias, eran los
fundamentos. | |
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Fuentes:
extraído de la revista Hípica Zuliana | |
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
martes
28 de febrero de 2023 | |
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