Anécdotas Hípicas
Venezolanas presenta: | ||
Bill
Daly o la grandeza de Winnie
O’Connor | ||
Editado por Juan
Macedo | ||
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Cuando los viejos se reúnen
dicen que los caballos y jinetes de antes eran mejores que los de ahora.
El tiempo hace más fascinante y legendario al deporte del pasado. Los
muchachos de hoy van a decir que los jinetes como Arcaro, Shoemaker,
Ycaza, Hartack y Longden sí eran unas
maravillas. Sin embargo, la gloria y el dinero ganado fácilmente, se
escurren de las manos dispendiosas de las estrellas de
siempre. |
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El caso de Winnie O'Connor, por ejemplo. Era de Brooklyn. Corrió muy
joven. A los once años se metió en el Hipódromo de Gravesend. Lo
inició Bill Daly. Nunca de él
recibieron mal trato ni los caballos ni los jinetes. El trabajo
comenzaba a las tres de la madrugada. Con “Father Bill” un aprendiz galopaba hasta
quince caballos y después tenía que hacer aseo general y de equipo en la
caballeriza. Con “Father Bill” los jinetes hacían
dieta forzada. No daba un centavo para gastos diarios aunque el aprendiz
tuviera éxito con las montas. | ||
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Cuando Winnie O'Connor llegó a ganar dinero por fuera,
comprendió la buena enseñanza de ahorrarlo todo, como aprendió de Bill Daly. Pero supongamos que
O'Connor no aprendió a ahorrar bien. En
cambio aprendió lo mejor que puede aprender un jinete. Pasó tres años
aprendiendo. “Papa Bill” lo
montaba en los caballos cuando eran estrellas con calificativo de
aprendices. | ||
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Winnie O'Connor
montó por vez primera en Bringhton Beach. Cuando los aficionados lo
vieron debutar, dijeron quo era lo más apuesto y estilizado sobre un
caballo de carreras. Por lo demás, tenía buena y atractiva sonrisa y un
aire de corista de iglesia. Un hombre de use tipo era tentador en ese
tiempo. En 1896 montó su primer ganador, que dejó dividendo de 40-1. En
esa carrera tragó tierra del ganador de O'Connor, el reputado Max Hirsch. | ||
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A los 17 años, Winnie O'Connor lograba su primer campeonato como
jinete ganando 253 carreras en 1.047 montas firmadas. Entonces condujo a
Yankee en el Futurity.
Recibió un cheque por US$10,000 del propietario John E. Madden, la más alta suma
que hasta entonces hubiese recibido un jinete por conducir a un
caballo ganador. Su emoción fue tan grande que una vez hecho el repeso,
arrojó la gorra, la montura y la fusta, a la multitud que destrozó
todo y se lo llevó como recuerdos de su
victoria. |
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Muchacho al fin, O'Connor se engrandeció. A medida que ganaba, se
hacía más independiente y descuidado. Ya no atendía a la férrea disciplina
de “Father Bill”. Un día perdió una carrera
por culpa exclusivamente suya. Se puso a hacer monerías a un grupo de
damas en un sitio de la baranda. Al día siguiente lo humilló “Father Bill”. Lo metió en un
cochecito y lo paseó frente a la multitud, como un nené. A partir de entonces, Winnie O'Connor tuvo más seriedad en su
trabajo. | ||
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La disciplina, la
dedicación al trabajo y la calidad profesional de O'Connor hicieron que su cuenta bancaria subiera hasta
un millón de dólares en los años siguientes. Pero comenzó a aumentar de
peso. En 1902 decidió irse a Europa. Allí corrió paras las cuadras
del Barón de Rotschild, el Rey de España y el Zar de
Rusia. | ||
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Sus amigos trataron de
hacerlo volver a Estados Unidos. Pero como los pastos más
distantes parecen más verdes, O'Connor se
negó a regresar. En Estados Unidos dejó a su padre el grueso de su
fortuna, previendo una suerte adversa en el viejo continente. Winnie O'Connor fue maestro de una nueva técnica de
la silla en Europa. Su maestro “Father Bill” le enseñó que la velocidad
en el comienzo de una carrera representaba un factor decisivo en el
resultado de la misma. Por eso en Europa se dice todavía, en sentido
figurado, cuando se quiere ordenar una sprintada para decidir una
carrera de punta a punta, que se corra a lo Bill
Daly. | ||
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Los jinetes europeos solían
rezagarse al comienzo y descontar terreno en el último cuarto de la
carrera. Pero ese hábito no dio resultado contra Winnie O'Connor. | ||
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Famoso y rico como ninguno,
Winnie O'Connor era la estrella de su tiempo en
Europa. Buscó una manera de distraerse y cayó en Monte Carlo, el
casino que ha molido fortunas muy sólidas. Acaricia apasionadamente a
la bola de la ruleta pero ésta siempre le fue esquiva. En búsqueda de ella
invirtió sumas y más sumas. Un día se le agotó el dinero y pidió prestado
para regresar a los Estados Unidos porque el aumento de peso le cercaba el
regreso a sus días de gloria. Su regreso no le preocupaba. En Estados
Unidos había dejado una fortuna para garantizarse el
porvenir. | ||
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Pero su padre, guardián de
esa fortuna, había hecho inversiones locas y el famoso jinete se encontró
con la miseria. Montar caballos y ganar carreras era su único oficio.
Ya no podía hacerlo. Buscó la manera de ganarse la vida modestamente.
Montó una escuela de jinetes
pero tuvo que cerrar por falta de
alumnos. | ||
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Winnie O'Connor
terminó como sereno de los muelles y después como barman de un mundo
discreto, él que había sido ídolo de los mejores clubes nocturnos del
gran mundo. | ||
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Curiosamente, Winnie O’Connor no se lamentó nunca de su ruina. Tomó sus
días de glorias y sus riquezas como un periodo especial que le
deparó el destino, a condición de que regresara algún día a ser otra vez
el humilde muchacho quo fue al
comienzo. | ||
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Su decepción mayor se la
causó el fracaso de la escuela de jinetes. Siempre sostuvo que la escuela
es necesaria porque ningún jinete nace para eso. Se hace mediante un buen
aprendizaje. | ||
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Allá por 1940, cuando murió
Winnie O'Connor, los hípicos viejos lloraron su deceso.
El fue más glorioso y popular que cualquier jockey
contemporáneo. | ||
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Fuentes: Trabajo
publicado en la revista Turf, www.wikipedia.com | ||
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
viernes 30 de mayo de 2014 | ||
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