Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

El empate entre Atorrante y Stanley

Editado por Juan Macedo

 

Uno de los sucesos más comentados en el hipismo venezolano fue el empate de Stanley y Atorrante en el Clásico Fuerzas Armadas de 1951.

 

Aquel ocho de julio en la tarde (porque se corrió el domingo ocho de julio y no el jueves cinco) había sólo cuatro caballos disputando las dos vueltas del mortal clásico local. Uno, Atorrante, era propiedad del Sr. Carlos Penso; otro, Clavijo, era propiedad de Don Alfredo Abilahoud; otro, El Retiro, era propiedad del Comandante Oscar Tamayo Suárez, Jefe de las Fuerzas Armadas de Cooperación; y el otro, Stanley, era propiedad del entonces Comandante Antonio De Rosa Alzuarte, presidente del Hipódromo Nacional. El Retiro y Stanley iban en llave. Solos iban Atorrante y Clavijo. De los cuatro, Stanley era el favorito. Clavijo era el rival y como probable tajo iba Atorrante, ya que a El Retiro no se le concedía chance alguno.

 

Al darse la partida, Atorrante salió a tomar la delantera y en ella se mantuvo fácilmente durante la primera vuelta. Clavijo lo persiguió un rato mientras Stanley se colocaba tercero lejos y El Retiro abandonaba muy temprano la pelea y hasta perdía el hándicap, según se comprobó, pero esas faltas no obligaban a la solidaridad del compañero de llave.

 

En la recta final, Atorrante se mantenía en la delantera y haciendo un gran esfuerzo. Stanley descontaba ventaja. Las tribunas se estremecían por Atorrante y eso se explica porque su jinete era el criollo “Cuminaco” Méndez. En esa época se hinchaba por los profesionales criollos, los cuales lucían marginados por la profusión de chilenos y argentinos.

 

Los metros finales de la carrera fueron un dramático cabeza a cabeza entre Atorrante y Stanley. Cuando cruzaron la meta, lucían nariz a nariz. Pero la explicable emoción de los espectadores, tanto de las tribunas como los del recinto oficial. Sembraron dudas sobre el real resultado de la carrera.

 

El Juez de Llegada apreció empate y pidió foto. Los espectadores de la tribuna vieron ganar a Stanley, guiados por aquello que llamaban la “ley del de afuera”. Los espectadores del paddock y vecinos al recinto de jinetes, vieron ganar a Atorrante. Como el Juez de Llegada pidió foto con Atorrante adelante, Ángel María Gudiño tomo de la brida al caballo supuestamente ganador. Otro palafrenero tomó a Stanley.

 

Las dudas y las pitas del público hicieron tenso el ambiente. Unos simpatizaban por Atorrante porque no era caballo oficial. Otros gritaban contra Stanley porque era el caballo del presidente del hipódromo. Mientras tanto, en el departamento de fotografía ocurría lo que no había ocurrido nunca. La foto final se dañó con una mancha que hacía imprecisa la llegada. El comisariato quería que se lo tragara la tierra porque según el reglamento de carreras, tendría que decretar empate, si no había foto final. Y como había la impresión general de que había ganado Stanley, la preocupación era mayor.

 

Por otra parte, abundaban las personas que sin saber bien lo que ocurría, atribuían a cobardía del comisariato el retardo en la decisión y hasta se decía que querían favorecer al presidente del hipódromo, dueño de Stanley.

 

Ante la realidad de la foto dañada, había que decretar empate. Fueron llamados los propietarios, Mayor Antonio De Rosa de Stanley y Carlos Penso de Atorrante. Se les informó lo sucedido. Caballeros al fin, manifestaron la creencia de que ambos habían ganado. Pero ante el mandato de la ley, convenían en el empate, rifando luego el trofeo que quedó en manos del propietario de Atorrante.

 

Ese fue el resultado del Clásico Fuerzas Armadas de 1951.

 

Fuentes: Extraído de la Revista Gaceta Hípica.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, lunes 31 de enero de 2022

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