Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta:

Alfred Vanderbilt II critica al hipismo norteamericano

Editado por Juan Macedo

 

Alfred Gwynne Vanderbilt II, multimillonario y Mecenas, propietario, criador y hombre de negocios, es el Presidente de la Asociación de Propietarios y Criadores de caballos de carreras en los Estados Unidos.

 

 

Vanderbilt ha hecho fuertes acusaciones contra los dirigentes hípicos de su país. Sus acusaciones son:

 

1) El hipismo norteamericano gira alrededor del dólar y las apuestas.

 

2) Los administradores de hipódromos no se preocupan por brindarle un espectáculo digno a los clientes.

 

3) Se le da mucha importancia a las carreras cortas y a los reclamos, con detrimento del caballo de calidad y en perjuicio de los criadores y de un caballo verdaderamente bueno.

 

4) La magistratura en las pistas es irregular, violenta e injusta.

 

Siendo parte interesada en el hipismo como negocio, parece un contrasentido que Vanderbilt ataque al dólar y las apuestas. Él es parte de ese clan histórico de tradicionales del turf como son los Whitney, Botswichs, Sanfords, Phippses y Wideners. Desde hace treinta años Vanderbilt ha estada dentro del mundo hípico. Sus sedas han sido defendidas en esas tres décadas por Discovery, Bed O'Roses, Next Move y Native Dancer.

 

Vanderbilt se queja de que los nombres famosos y desinteresados dentro del Jockey Club, como los Woodward y los Belmont, han sido desplazados por los industriales y los capitanes de Wall Street. Desde 1955 ellos tomaron las riendas del hipismo en Nueva York al comprar cuatro hipódromos.

 

Hábiles en el ensueño de los negocios, han sorteado buenamente las dificultades propias de esas empresas.

 

Vanderbilt se queja de que hoy el lenguaje hípico reduce al número de personas que asisten al hipódromo y a cuanto o tanto dejaran en las taquillas. Los administradores no hablan del buen programa hípico sino de lo que debe o no debe ingresar.

 

 

Se queja igualmente de lo elevados que son hoy los impuestos del estado. Vanderbilt dice que al hipismo hay que dejarle un margen deportivo. Si se lo comercializa se lo tira directamente al fracaso.

 

Vanderbilt es hombre de experiencia en cuestión de hipódromos. Desde 1938 hasta 1940 estuvo al frente de Belmont Park. Pimlico era un negocio comatoso cuando Vanderbilt se puso al frente de él y lo salvo.

 

La tesis de Vanderbilt es que una o dos buenas carreras en un programa, aunque tengan pocos competidores, atraen gente a las tribunas y mantiene el prestigio del espectáculo. Hay que defender el aspecto deportivo sin descuidar el financiero.

 

Otra crítica a fondo la hace Vanderbilt a los programas de carreras. La misma Comisión de Carreras de Nueva York ha pasado por alto ese problema. Se trata de que todas las carreras de los programas sean en distancias cortas. Se largan desde la recta lejana y no atraen a nadie, los caballos llegan a público sólo en el momento final.

 

Ningún caballo sprinter es gran cosa, según Vanderbilt. Y si las carreras son cortas, nadie se animará a comprar un buen caballo. De paso los aficionados acabaran acostumbrándose a las carreras cortas y es posible que prefiera las de galgos.

 

Vanderbilt no cree que las carreras con numerosos caballos atraigan al público ni mejore las apuestas. Sostiene que es falso que el público acuda para ver a una masa de caballos sin calidad. Sostiene que otra parte que la preferencia de los administradores por la carrera abundosa relega al al caballo de calidad. No considera lógico que los premios sean para los caballos malos cuando debe ser todo lo contrario.

 

Las críticas de Vanderbilt van dirigidas también contra la distribución de premios para los propietarios. Ellos y los criadores aportan más de la mitad de premios como ese de US$375.000 del Washington Futurity.

 

Vanderbilt cree igualmente y así lo propone, que del ingreso de las carreras debe dedicarse un porcentaje para contribuir a mejorar la calidad de los caballos. Impugna la caprichosa designación de los comisarios, con la secuencia de injusticias que cometen. Hace poco -dijo- designaron Comisario a un reportero de La Florida que jamás habla visto una carrera fuera de la tribuna de la prensa y como reportero tenía apenas cuatro años. Algún día llegará a ser un experto pero por ahora no era el hombre indicado para tan delicado cargo.

 

 

Vanderbilt está revolucionando las normas hípicas norteamericanas desde la presidencia de la Asociación de Criadores y Propietarios. Se quejó de que han sido malos los dos últimos años de sus negocios hípicos. Se autoculpó por ese malestar al no haber buscado sangre nueva en sus criaderos.

 

Tiene 17 potrillos en el haras y 21 yeguas madres. Se siente orgulloso del padrillo Native Dancer. Nunca el hipismo norteamericano ha tenido un crítico más severo en estos últimos treinta años, que Alfred Vanderbilt. Él ha sintetizado sus sugerencias para mejorar el hipismo norteamericano en lo siguientes puntos:

 

1.- Un examen físico exhaustivo de cada caballo antes de la carrera.

2.- Un examen previo antes de conceder matrícula de preparador.

3.- Estandarización de las carreras en todo el país.

4.- Una protección rigurosa de los establos.

5.- Esterilización de los equipos de carreras.

6.- Mejores instalaciones en los establos.

 

Algunos de esos puntos ya están en vigencia pero faltan muchos más. Vanderbilt sostiene que ninguna carrera clásica debe tener premios mayores de US$50.000, porque eso está acabando con la asequibilidad del aficionado normal .que puede comprar un caballo de carreras. Dado que los premios son muy elevados, los caballos cuestan proporcionalmente, quedando ellos para gentes de mucha holgura económica que no son tantos.

 

Nota del editor: este reportaje, con más de 50 años, se mantiene vigente.

                        

Fuentes: trabajo publicado en la revista Turf en el año 1964

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, viernes 27 de marzo de 2015

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