Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Manuel Vicente Lander Gallegos

Por Juan Macedo

 

Don Manuel Vicente de la Trinidad Lander Gallegos nació el 17 de junio de 1873, fueron sus padres Don Nemesio Lander y Josefa Gallegos Osío. A la edad de 11 años quedó huérfano y por lo tanto, único responsable, como cabeza de familia, de la subsistencia del resto de los suyos. Pero no era el joven Manuel hombre de poco espíritu, no se amilanó y a la edad precitada, comenzó a trabajar en la Casa Boccardo con un salario de tres reales diarios y después de cumplidas sus tareas, estudiaba por las noches en el Liceo de Don Agustín Aveledo; su dedicación, su propósito de progreso lo llevaron con el tiempo a ocupar un cargo de verdadera responsabilidad y por lo tanto de mejor remuneración, ya que llegó a ser Jefe del Detal de la mencionada firma y para mejorar sus ingresos obtuvo un puesto de vendedor de boletos en el Hipódromo de Sabana Grande.

 

Con un capital de Bs. 4000, constituyó a poco, la firma Lander y Wannoni y en 1907, Don Luis Castillo, a la sazón, Secretario del Banco Caracas, les ofreció en venta un coche de caballos, que fue el punto de partida para establecer La Principal, servicio de coches de paseo y cuya primera sede, fue donde posteriormente se construyó el Teatro Pimentel, a poco, a aquel primer carruaje se incorporaron un lote de Landeau y Calesas, procedentes de una cochera que había quebrado, lo que obligó al Señor Lander a trasladarse a Estados Unidos, para adquirir caballos y de manera especial, materiales para refaccionar los vehículos adquiridos.

Curly Locks, JoeBrunner, Manuel Vicente Lander, Alex Agostino 

 

Las actividades no se presentaban fáciles para la flamante Empresa, debía competir con la poderosa similar, llamada La Equitativa Nacional que actuaba en nuestro medio desde 1890, y del viaje a EEUU, con la compra de los materiales, se le presentó también, en la escogencia de animales, la oportunidad de adquirir un ejemplar por la suma de US$200 que debía hacerse famoso en nuestro medio hípico: Curly Locks.

 

En franco tren de progreso en su Empresa, del plantel de caballos, formó una pareja de animales que gozó de extraordinaria popularidad en la Caracas antañona: Con Menelik, un caballo negro de cabo a rabo y Cacique, un tordillo resplandeciente, lo que dio motivo a que la gente los rebautizara con el nombre de Sol y Sombra; fueron muchas las ofertas de compra que recibió Don Manuel por esa pareja, que en la mayoría de las ocasiones manejaba personalmente, hasta que al fin aceptó una del General Manuel Antonio Matas Guzmán que para darse el placer de uncir a su coupé a Sol y Sombra, pagó por ellos, la para entonces fabulosa suma de Dos Mil Fuertes!

 

Mientras tanto los colores del Sr. Lander, los mismos que utilizó su hijo Henrique, se lucían en la pista del Hipódromo Nacional de El Paraíso y desde la reunión inaugural, el 9 de febrero de 1908, con varios ejemplares criollos y de media sangre su nombre figuró en forma destacada en la nómina de Propietarios.

 

Al traer a Curly Locks, contrató también a un jockey americano: Joe Brunner, piloto que se constituyó en una auténtica estrella en nuestro medio, mientras tanto se había ido creando una auténtica rivalidad deportiva, pero que había trascendido a todos los circulos, en torno a Curly Locks y Pluma de Garza, un magnífico ejemplar, propiedad del General Manuel Corao, al punto que por ese ambiente se llegó a concertar un match entre ambos ejemplares por la friolera de Cien Mil Bolívares.

 

Y el match se llevó a cabo constituyendo un verdadero acontecimiento, no sólo deportivo, sino también social y como carreras son carreras, Curly Locks cayó batida por Pluma de Garza; como buen hípico de pura cepa, el Señor Lander aceptó la derrota, pero con el deseo de reivindicar a su yegua y se planteó la revancha del match, por Bs. 50.000. Aceptada la propuesta volvió a crearse en el ambiente, la misma expectación y hasta acrecentada, pero en esta ocasión la vencida de la primera, dejó en el codo a su adversario.

 

La importancia que había adquirido la Empresa de coches, obligó al Sr. Lander a buscar traslado para sus caballos y desde los márgenes de El Guaire en El Paraíso, donde pastaban sus animales, los trasladó a Tazón, que arrendó por 10 años con opción de compra a la familia Parra Sanoja y es un hecho cierto, que la gloriosa Teresa de la Parra, al referirse en su famosa novela Memorias de Mamá Blanca a Piedra Azul, se refería a Tazón que al final compró Don Manuel por Bs. 240.000 y el año 1921, adquiere, obligado por el siempre creciente auge de su Empresa las 543 hectáreas de La Rinconada.

 

Mientras tanto no abandona en ningún momento su afición al hipismo. Tesorero del Jockey Club, Comisario ad-honorem en múltiples ocasiones, Propietario de varios ejemplares que le dieron amplias satisfacciones, no logró empero, ganar un Clásico y cuando tuvo la oportunidad de lograrlo, el del Ejército en 1927 con Le Pelican, rebautizado para la ocasión Bardelys El Magnífico, se desprendió de él, en una transacción, que más por el interés monetario, se debió a causas del momento. Es interesante decir que este caballo que era de extraordinaria calidad, tenía un carácter especial y hasta difícil porque le gustaba probar la paciencia del jinete, generalmente comenzaba la carrera muy tranquilo y dejando que le pasaran todos los demás competidores, después que posiblemente creía haber comprobado si su jinete tenía paciencia, entraba a correr como lo sabía hacer y alcanzaba con el mejor tiempo a los otros rematando excepcionalmente la competencia, en la ocasión que menciono ahora ocurrió igual, precisamente su jinete fue Ramón Sánchez "Guarema" y el competidor cuyo nombre se me escapa en este momento y que era propiedad del General José Vicente Gómez, lo montó Rafael Quiroga, el cual se sentía segurísimo de ganar por la gran ventaja que le llegó a conseguir a Le Pelican o mejor dicho para ese momento Bardelys el Magnifico, su gran sorpresa fue, faltando 50 metros para la raya cuando le pasó como un bólido.

 

Como todo hombre de empresa, tuvo que afrontar quebrantos y malos momentos, depresiones comerciales, situaciones políticas, competencias de la más distinta índole, pero responsable y capaz, logró salir airoso en todo momento legando a sus herederos un apellido sin mácula que éstos han sabido mantener, y aumentar siguiendo las huellas de quien les señaló el recto camino que conduce al éxito y al prestigio.

 

Contrajo matrimonio con Doña Mercedes Alvarado en 1903 y fueron sus descendientes: Enrique, Miguel Vicente, Mercedes Margarita, Jorge, Elena de Stubbins y Belén de Aranguren. Su deceso se produjo el 27 de diciembre de 1943. Así queda estampada la razón del homenaje que se rinde a ese pionero del turf venezolano.

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Revista La Fusta

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 30 de noviembre de 2006

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