Anécdotas
Hípicas Venezolanas presenta | ||
Manuel
Jiménez | ||
Editado
por Juan Macedo | ||
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Ya no
deben quedar sobrevivientes del Hipódromo de El Paraíso de 1909.
Como se sabe, en ese año fue inaugurado el viejo hipódromo, luego de
trasladada la tribuna que estaba en el fugaz campo de carreras de Sabana
Grande en 1896. Uno de esos pioneros fue Manuel A. Jiménez, que fue
jinete, preparador y hasta propietario. Era magro, ágil, dicharachero. A
su avanzada edad no se le notaba los efectos del almanaque como no sea en
las equivocaciones que sufría por atribuirlo todo a su prodigiosa memoria.
Nació en la ciudad de Caracas el 10 de mayo de
1898. |
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A Manuel Jiménez lo llamaban “El Abuelito”. Hípicos veteranos
como Nicolás de las Casas y Alberto Winckelmann le llamaban así. Se quedó con el cetro
de decano de los hípicos venezolanos una vez que desapareció el viejo Juan
Díaz. | ||
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Manuel
Jiménez contaba que vio
su primera carrera el 5 de julio de 1909. ¿Tendría diez o quince para esa
fecha? Importa que viera ese día la carrera con la cual se celebraba
uno de los tantos actos del centenario de la independencia.
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Ese
día corrieron algunos indios traídos del interior. Montaban en pelo y no
usaban bridas. Estimulaban con el talón y con gritos a la vez que agitaban
los brazos. Desde luego no les ganaron a los jinetes profesionales. Tanto
emocionó el espectáculo al joven Manuel Jiménez, que se hizo
jinete. | ||
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Todo
era desordenado para entonces. Nadie tenía disciplina. Los jinetes se
pasaban de vivos. No había puestos de pista y cada quien cogía el puesto
que prefería si primero llegaba para tales menesteres. El jockey que
lograba coger un “fly star”
era considerado estrella. | ||
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Las
primeras partidas no eran con cintas ni nada moderno. Se daban con gomas.
El Juez tiraba de una goma larga, cuando daba la partida soltaba la goma
con la mano izquierda y confirmaba bajando la bandera que tenía en la mano
derecha. Cien metros más adelante había un juez auxiliar que confirmaba la
partida bajando otra banderita. | ||
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Después se
ensayaron las winchas con cintas, con su cúmulo
de dificultades. Los cajones, sin resultado alguno. Finalmente, el starting gate australiano,
de buenos resultados, Lo que hoy tenemos es el moderno starting norteamericano. | ||
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Para
1918, finalizando la primera guerra
mundial, Jiménez quiere hacerse aprendiz, pero no hay medios. El General Félix Galavís le ofrece sus potreros de Urama, caballos y todas las facilidades. Fue peón y se
atrevió a domar potros a la manera brusca y violenta de la sabana. Después
galopaba o trotaba a los animales amansados. Allí se hizo también peón de
purasangres. Aprendió a limpiar, vendar y prácticamente se hizo preparador
cuando apenas quería ser jinete. | ||
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Ahí
donde hoy está la Iglesia de Los Isleños, en la Avenida Fuerzas Armadas,
poco más abajo, hacia San Agustín, en donde llamaban La Mata, estaba la
caballeriza del General Galavís. Cuando comenzó
la temporada, los caballos fueron
traídos de Urama, Con ellos llegó el aprendiz Manuel Jiménez, se traqueaba no
el hipódromo sino en La Planicie y en El Calvario. Era un riesgo atravesar
la ciudad montando purasangres incontrolables.
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Un día
se le desbocó un caballo de Urama al aprendiz
Jiménez. Cruzó siete calles. Se cruzó con el tranvía, los quitrines de los
verduleros, los perros del camino y con una mudanza en parihuela. Así
llegó el caballo hasta la puerta de la caballeriza, sin nada que lamentar,
como no fuera el susto tremendo del aprendiz. Percance parecido le pasó a
Nicolás de las Casas. Pero con
el agravante de que Nicolás salió vuelto pedazos y no murió entonces
porque no le había llegado su hora. |
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Jiménez debutó en
1920 montando a Fox Trot.
Tenía instrucciones precisas. Entonces valía todo: codazos, zancadillas,
tiradera de las riendas, foetazos y hasta empujones. Fox Trot llegó pero fue
distanciado y el jinete multado con cinco
pesos. | ||
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Una
lesión de la pierna, sufrida en un accidente grave que le llevó seis meses
de recuperación, hizo crisis y por eso Jiménez decidió hacerse preparador
de purasangre. Tomó a Verdun, de Nicolás de las Casas e Ignacio Pérez Velásquez. Debutó
ganando como preparador. | ||
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Buscando mejores
horizontes se fue hacia USA. Trabajó para George Finningan y regresó a Caracas y conduce en algunas
carreras antes de emprender nuevo viaje hacia el Norte. En 1931 regresó a
Caracas y sacó matricula de jinete y preparador. Trabaja con Fernando Talavera en la
caballeriza de Quinta Crespo. | ||
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Contaba Jiménez
que, al pasar por San Francisquito, de paso hacia El Paraíso, salía un
muchachito que se emocionaba con los caballos de carrera. A veces se ponía
al lado de ellos y corriendo los acompañaba hasta donde llegaban sus
fuerzas. Ese muchachito era Pedro
Emilio Yumar. | ||
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En el
año 1965, con 68 años de edad, obtuvo nuevamente su matrícula de
preparador. Preparaba caballos suyos o de sus amigos. Al fin y al cabo,
jamás se había desvinculado de la vida hípica. Diariamente iba al
hipódromo y nada, ni la lluvia ni el verano, lo sacaban de las carreras.
Manuel Jiménez explicaba,
cuando se le pregunta a qué vuelve como preparador: “Es que Ia
gallina muere con la pepita en la lengua”. | ||
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Fuentes: Extraído de la revista
Turf | ||
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Anécdotas Hípicas
Venezolanas, sábado 19 de
diciembre de 2020 | ||
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