Anécdotas
Hípicas Venezolanas presenta | |
Luis
Vera | |
Por
Juan Macedo | |
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Tenemos
el honor de repasar la formidable trayectoria de una figura cuyo nombre es
sinónimo de dedicación, ciencia y tenacidad en la hípica, tanto venezolana
como internacional: el Dr. Luis
Vera Rodríguez. | |
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Nacido
un 1 de marzo de 1950, hijo del ingeniero civil Luis Augusto Vera
(QEPD) y de Doña Nelly Rodríguez de Vera, lleva la pasión por el
purasangre en la sangre. Su padre fue propietario de ejemplares en la
recordada época de La Rinconada en los años 60, sembrando la semilla que
germinaría en una vocación de por vida. El Dr. Vera, el mayor de una
numerosa familia de 12 hermanos, forjó su educación inicial en el Colegio
Santo Tomás de Aquino en Campo Alegre, Caracas, para luego graduarse de
bachiller en el Liceo San José de Los Teques en
1967. |
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Su
formación como Veterinario la culmina en el núcleo Maracay de la
Universidad Central de Venezuela (UCV). Sus primeros pasos
profesionales, bajo la égida de su padre y con el apoyo del Dr. Mario Mauriello, se dieron en el fomento equino. Aquí
comenzó su primera gran batalla: la confrontación con "La Rosca", un grupo de
veterinarios con un control férreo sobre el Hospital
Veterinario.
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“Comencé
a trabajar en fomento equino bajo las órdenes del Dr. Amílcar Durán el
cual me envía al hospital Veterinario bajo el dominio de "La Rosca". Grupo
de veterinarios encabezados por el Dr. "El Gordo" J. J. Alzaibar, Dr. Eduardo Larrazábal, Dr. Rafael Barboza,
Dr. Aquiles Fernández, Dr. Jesús "Chuchú"
Lander, Dr. Gilberto López y Dr. Jesús "El Cojo" Lander, los cuales tenían
un férreo control sobre quien ejercía y quien no, siendo dueños absolutos
del llamado 2%, que era como se remuneraba al veterinario, el entrenador y
algunas veces el propietario adjudicaban el 2% del premio producido por
sus ejemplares al veterinario de su preferencia, Como te imaginaras los
recién llegados no teníamos ningún chance en contra de "La Rosca" ellos
prácticamente controlaban todos los ejemplares de la Rinconada y
simplemente se repartían el pote o mal llamado 2%. Por cierto, la
administración del hipódromo se encargaba de deducir el mismo (2%) y
semanalmente enviaba un cheque al Dr. J. J. Alzaibar, quien era el que repartía el botín.
Básicamente aquí comienza mi lucha en el hospital
veterinario". |
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Ante
este escenario de oposición, la fortuna se cruzó en su camino. El Dr.
Vera, junto a su colega Dr.
Alfredo “Hallaquita” Olavarria,
recibió la inestimable oportunidad de estudiar en la Universidad de
California, campus Davis (UC
Davis), gracias al Dr. John D. Wheat (que vino a Venezuela como invitado de
Fomento Equino). El Dr. Vera se especializó en Anestesiología Equina
bajo el Dr. Gene Steffey, cimentando su profundo conocimiento en
fisiopatología pulmonar, cardíaca y renal, crucial para el cuidado equino
de élite. “Estando allá nos
encontramos con el Dr. Ricardo Penso (hacía un
master en cirugía equina), el Dr. Luis Medina (hacía un PhD en cirugía
equina) y el Dr. Enrique Salazar (hacía una residencia especial en
radiología equina). | |
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El
regreso a La Rinconada no fue un camino de rosas “Muchos tratamos, además de ejercer en
los cargos asignados, ejercer también privadamente con diferentes
entrenadores, lo cual era imposible, "La Rosca" nos hacía una oposición,
difícil de enfrentar solos”. Así fue como estos jóvenes colegas de
altísimo nivel como los doctores Olavarria,
Ricardo Penso, Luis Medina, Enrique Salazar y
Oscar Benavides (quien venía de un
internship en el prestigioso hospital equino
Hagyard Davidson and
McGee en Kentucky), formaron una vanguardia de especialistas. Para
enfrentar la hegemonía de "La
Rosca", estos jóvenes talentos se unieron para fundar Especialistas en
Equinos Servicios Actualizados (EESA), afectuosamente apodada "La
Rosquita". | |
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Con
un equipo que incluía a los Dres. Humberto Herrera, J.J. Hernández Rosal,
Luis Monasterio, y Antonino Catanese, el Dr. Vera administró este grupo
“Comenzamos trabajando en turnos
las 24 horas y los 7 días de la semana, comunicándonos con buscapersonas,
algo muy novedoso para la época (finales de los '70)”. Su conocimiento
fresco y las técnicas de postgrado se tradujeron rápidamente en salud para
los ejemplares y, por ende, en victorias, ganándose la confianza de
numerosos entrenadores y propietarios. “Ya la oposición de “La Rosca" no podía
contener esa avalancha”. | |
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El
grupo EESA, aunque exitoso, eventualmente se disolvió “Con el tiempo y probablemente por los
éxitos, varios decidieron irse por su cuenta, ya "La Rosca" no era el
enemigo y pensaron que de esa manera hacían más dinero. Los primeros en
separarse fueron El Dr. Humberto Herrera, Dr. Luis Medina y Dr. Antonino
Catanese. Luego el Dr. Ricardo Penso y el Dr.
Oscar Benavides se fue para Kentucky contratado por el Dr. David Brillembourg para que tomara las riendas del David's Farm”. El Dr.
Vera formó su propio equipo “Para
ese momento ya tenía varias caballerizas, entre ellas Fernando Parilli, Rafael “Talúa”
Rodríguez, Jesús Tortosa (ganamos el Simón Bolívar con Gran Edward) y
muchos propietarios me contactaban directamente”.
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Es
en este período cuando establece una relación profesional legendaria con
el entrenador Gustavo López
Quevedo. Juntos, revirtieron la suerte de una caballeriza modesta y
lesionada, logrando triunfos resonantes “Cuando comencé con Gustavo, solo
tenía 12 ejemplares casi todos lesionados, me acuerdo que llegaba bien
temprano y me iba a ver los traqueos diarios, le dije que tenía que
bajarle la mano, el esfuerzo en un ejemplar lesionado es muy fuerte y cada
vez que los briseaba a mitad de semana para
ponerlos a tono, yo notaba al regresar y auscultarlos que tenían
estertores húmedos en las zonas más posteriores de los pulmones (luego
descubrimos que era sangramiento localizado) y a pesar del buen trabajo,
el día de la carrera se paraban inexplicablemente. Gustavo fue aprendiz de
Eduardo Azpúrua Sosa (uno de los grandes entrenadores). Me costó muchísimo
convencerlo de que no los briseara a mitad de
semana, después de mucho insistir, me dijo ok, veamos qué pasa,
sorpresa los ejemplares mejoraron una enormidad, comenzamos a ganar con
regularidad con una cuadra muy modesta, pero como te dije antes, muchos
propietarios me pedían que chequeara sus caballos y los convencía que le
dieran los ejemplares a Gustavo y así poco a poco llenamos la caballeriza.
Llegaron ejemplares como Capaz, Napaz, Tres
Diablos y muchos otros, propietarios como Antonio Paz, Fernando Isturiz, José Vicente Antonetti, entre otros. Luego vino el problema del
cáncer de la glándula lagrimal izquierda que provoca la pérdida del ojo
del mismo lado. Es en ese momento que prácticamente me encargo
administrativamente de la cuadra mientras Gustavo viajaba a USA para los
tratamientos pertinentes”. | |
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Su
destreza quirúrgica se puso a prueba al formarse en cirugía artroscópica
en el prestigioso Hagyard, Davidson and McGee de Kentucky con el Dr. Paul Thorpe (quien era muy amigo del Dr. Oscar
Benavides) y eso le facilita el curso. De vuelta en Venezuela, su
primera paciente, la yegua Stillwater, ganó 19 carreras tras
la intervención, catapultando al Dr. Vera como un referente en la cirugía
equina. “Aprovecho para referirme a
la clínica de especialidades equina en Cagua. Gracias al apoyo de la Sra.
Freudman, para la época dueña del haras
Tamanaco, nos unimos el Dr. Luis Medina, Dr. Oscar Benavides, Dr. Eddy
Behrens (residente en cirugía equina en el
prestigioso New Bolton Equine Center Hospital,
de la Universidad de Pennsylvania) y mi persona. La clínica funcionó un
par de años, allí hacíamos todo tipo de cirugías, inclusive aceptábamos
estudiantes del último año de la carrera de veterinaria para que ayudaran
en todos los aspectos relacionados al cuidado tanto operatorio como post
operatorio de los ejemplares. Desafortunadamente debido a los compromisos
en otros lugares, la falta de ingresos, trabajo voluntario, muchas
veces nosotros mismos costeábamos parte de los gastos, etc. Mucho
sacrificio con poco poder económico, a pesar del inmenso apoyo de la Sra.
Ana María de Freudman, tuvimos que cerrar la
clínica”. | |
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A
principios de los 90, la visión de un país en declive y la necesidad de
buscar un futuro para sus cuatro hijos lo impulsaron a emigrar “Con Gustavo López ya retirado y yo con
problemas personales y dándome cuenta que el país venía en picada,
inclusive se notaba en el hipódromo, antes un propietario compraba varios
caballos, ahora varios propietarios compraban un solo caballo”. Tuvo
una breve etapa en Colombia, donde fue profesor de medicina equina en la
Universidad de La Salle y encargado de un club ecuestre “Al principio ayudando al Dr. Gonzalo
Azuaje, quien fuera pasante nuestro en la clínica de Cagua, estuve
encargado de un club ecuestre. La idea era construir un hospital en los
terrenos del centro ecuestre, el cual era privado, los dueños eran
empresarios de compañías de altísimo valor. Al final no se pusieron de
acuerdo y la idea se cae”. | |
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Finalmente
decidió aventurarse a los Estados Unidos. “Me entero que el veterinario de la
cuadra de Manuel Medina buscaba un asistente, Manuel amablemente nos pone
en contacto y al final no me contratan, según el veterinario, mi curriculum era demasiado bueno. Casualmente me
comunico con el Dr. Antonio Sucre, también ex pasante de la clínica Cagua,
quien vivía aquí y me recomienda quedarme en su casa mientras conseguía
alguito”. En un giro del destino en Hialeah, se reencuentra con Fernando Isturiz, antiguo propietario en la cuadra de
Gustavo López. Isturiz le propone una alianza:
el Dr. Vera obtendría la licencia de entrenador y se encargaría de la
salud de los ejemplares, mientras Isturiz se
enfocaba en el entrenamiento. | |
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En
1995, el Dr. Vera obtuvo su licencia y se embarcó en la emocionante, y a
su vez desafiante, etapa de entrenador en la Florida (Hialeah, Calder, Gulfstream) y la
costa este. Logró 5 victorias, destacando el debut triunfal de No Bad
Habits en Belmont Park con la monta de un
joven José L. Verenzuela,
jinete con el que forjaría una gran amistad. “Entendí lo difícil que es ganar una
carrera, los imponderables son enormes, comprar el ejemplar, entrenarlo,
buscar la carrera adecuada, que no tenga problemas de salud, que entre en
el gate, que tenga una buena partida y
finalmente que salga victorioso, es un verdadero calvario, pero es
sumamente excitante, la emoción es indescriptible, mis respetos a todos
los involucrados”. |
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“Fernando Isturiz me encargó como manager del Restaurant El Cid,
que lo transforma en discoteca y lo llama Excalibur, la experiencia dura poco, finales 1995
hasta mediados 1996. Fernando decide vender y compra un centro de doma y
entrenamiento en Ocala y lo llama Victoria Farm,
en honor a su hija mayor, nos dedicamos a comprar weanlings, domarlos y entrenarlos para la venta en
OBS. Otra vez la experiencia dura poco, 1996-1998. Fernando decide
comprar una finca de ganado en Alachua,
Florida y los potros en entrenamiento (quince) se los pasamos a Carlos
Morales, se vende el centro de doma, yo renuncio y me voy como assistant trainer de Carlos
Morales, de los quince potros, catorce ganaron debutando como dosañeros en
Delaware Park dónde entrenaba Carlos”. Tras un paso por otros negocios
y la compraventa de weanlings, su experiencia lo
llevó a los más altos escalafones de la realeza hípica. A finales del
2000, por recomendación de Verenzuela, fue contratado como veterinario de
las cuadras del Príncipe AbulAzis y,
posteriormente, del Príncipe Heredero Abdullah
(futuro Rey Abdullah) en Arabia Saudita, un período que duró
hasta 2003. | |
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De
vuelta en los EE. UU., el Dr. Luis
Vera, el hombre que ha lidiado con la política hípica, las cirugías
más complejas y el estrés del training en varios continentes, tomó un giro
radical. Por diez años cambió las pistas de arena por las carreteras de
asfalto, recorriendo casi todo el territorio americano como camionero. “Me casé con una mujer espectacular y
por poco tiempo me contratan para un centro de doma en Ocala, muchas
desavenencias con el dueño, un venezolano que sabía mucho. No vale la
pena. Decido apartarme de ese mundo, compré un camión con mi hijo mayor,
Luis Alejandro, y por 10 años recorrí el territorio americano en casi su
totalidad, 1.2 millones de millas, muy sacrificado, pero era mi propio
dueño, eso no lo cambiaba por nada. Después de 10 años el camión y yo
pedíamos retiro”. |
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Hoy,
retirado de las autopistas y cerca de sus cuatro hijos y diez nietos, el
Dr. Luis Vera reside en
Bradenton, Florida, poniendo fin a una vida profesional marcada por la
excelencia médica, la lucha gremial y la inextinguible pasión hípica. Su
legado es un testimonio de cómo el conocimiento, el sacrificio y la
amistad son la verdadera triple corona de la
vida. | |
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Fuentes:
Entrevista realizada al Dr. Luis Vera. | |
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
martes
30 de septiembre de 2025 | |
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