Anécdotas
Hípicas Venezolanas presenta | ||
Juan
Quintero | ||
Por
Fernando J. Gil | ||
| ||
Cuando
se acerca la fecha del primero de mayo de cada año, los hípicos
venezolanos evocan la hazaña de Cañonero II en el Kentucky Derby, primer peldaño de
la Triple Corona de Estados Unidos. Pero pocos recuerdan al entonces
cuidador del hijo de Pretendre que fue testigo
esencial, el caballerizo que en su oportunidad fue el más famoso del mundo
por unos meses. Juan Pablo
Quintero Guevara nació el 26 de julio de 1938 en la ciudad de Caracas.
Se inició en el hipismo por necesidad, en el Hipódromo El Paraíso, en el año
1955. |
| |
| ||
Comenzó
en la cuadra de Julián Cadore, después estuvo 15 días con Alfonso Salvati y el mayor tiempo (un año completo) lo pasó con Raúl Salazar, a quién le debe
mucho y le enseñó a laborar como caballericero. Por razones personales se
tuvo que retirar del hipismo, pero regresó en el año
1968. | ||
| ||
Trabajó
como caballericero con Jesús
“Tito” Pérez, allí se encontró con el
caballerizo Nelson Mijares que
le vio la voluntad de trabajar y le consiguió con Pedro Baptista del Stud Viglayape
en la cuadra 34. Allí estuvo más de 10 años y fue cuando llegó Cañonero a sus manos. Comentó Juan Quintero en una entrevista
“Fue inesperado porque Pedro
Baptista en ese tiempo trajo unos caballos, entre ellos
Cañonero, Comenvé y dos caballos más. Entonces,
el stud tuvo problemas en la cuadra y empezó a
vender los caballos y empezó a retirar a los peones. El peón que cuidó a
Cañonero durante su amanse, fue uno llamado “Tucuso’’ se fue de la cuadra;
entonces como hubo ese cambio, Baptista se le dio a Ramón Ledezma. Se paró
la negociación, no vendió más caballos y dividió la caballada entre Juan
Arias y Hernández Rosal; entonces Ramón dijo que no quería cuidar más al
caballo Cañonero. Don Pedro quería un peón bueno para ese caballo y Ramón
Ledezma le dijo que confiara en mí, y así llegó el caballo a mis manos a
los 2 años de edad y aún no había debutado, pues ya Santaella lo había domado”. | ||
| ||
Según
Juan era un caballo tranquilo, dócil. Lo que hacía era pudo dormir. Lo que
jamás pensó es que ese potro norteamericano iba a involucrarlo en una
aventura sin igual y un lugar en la historia hípica venezolana (y mundial). Al poco tiempo de
tenerlo a su cuido le dijeron que iban a arreglar tus papeles, porque Cañonero viajaba a California.
“Eso fue una experiencia muy
agradable, insólita, única. Fuimos a Del Mar, California a correr la Polla
de Potrillos y es una experiencia importante. Salí con Cañonero de Miami
en avión y recorrimos casi todo el Pacífico, pues se hizo escala en
Houston, Detroit, fíjate que llegamos a Texas y le pregunté cuánto falta
hasta Los Ángeles y el hombre se puso las manos en los hombros y me quedé
pensativo por que no conocía el territorio. Allí estuvimos casi 3 meses y
medio desde el mes de abril” |
| |
| ||
Luego
de esa primera aventura, regresaron a Venezuela. Al año siguiente Juan se
enteró que Baptista decidió llevarlo nuevamente a Norteamérica, pero esta
vez para disputar el Derby de
Kentucky. Le dijeron que lo llevara a la cuarentena porque Luis Navas venía a buscarlo. Lo
limpió y le puso sus vendas y lo llevó para el viaje. “El Gordo” Navas le dijo que él le
ponía un peón allá y que se quedara, pero Juan le respondió “Yo voy con el caballo y si llega
último es igual que si gana, pues la satisfacción mía es verlo correr,
además yo le tengo confianza, yo creo en
él”. | ||
| ||
Cada
vez que alguien conversa con Juan
Quintero sobre ese día llega los recuerdos y los ojos, cargados de
sentimiento, rompen a llorar "El 1°
de mayo de 1971 fue el momento más bonito de mi vida y nunca lo podré
olvidar. Ojalá los hípicos tampoco. En la mañana le dije a Arias que el
ejemplar no podía perder y él no me creyó mucho. Cañonero estaba en su
mejor momento. Me ubiqué frente al paddock de
Churchill Downs, estaba casi en la pista, en la
baranda y vi pasar a Cañonero en el último lugar. Ávila había tenido
tropiezos en la partida y entonces me dije a mí mismo: Otra vez de vuelta
a Venezuela con las tablas en la cabeza. Pero en la recta final, al ver
los colores marrones de la chaquetilla avanzando por fuera, me emocioné y
dije: Ese es mi caballo. Salí corriendo y me lancé a la pista a buscar a
Cañonero. Cuando fui a entrar a la foto, un marine me dio un culatazo y
luego me pidió disculpas". | ||
| ||
| ||
| ||
Viajó
a Pimlico y el caballo estaba bien. Fueron 17
horas en camión y Cañonero
siempre tranquilo. El ejemplar trabajó bien. Antes de la carrera un peón
de otro stud le habló del estado de la cancha
que estaba ligera y que Eastern Fleet no se lo
ganaban por su condición de velocista, le puso la mano en el hombro y le
deseó suerte, Juan pensó “Ya ganó
el Derby, si pierde esta, ya hicimos algo. Mi satisfacción es mayor si
gana”. Ya en la competencia fue una sorpresa para Juan que el caballo
saliera a pelear con Eastern Fleet, contrario a
sus características “Recuerdo, que
antes solamente lo hizo contra Mon Chanson en | ||
| ||
El
viaje a Belmont Park duró 5 horas en camión. Cuando llegamos al hipódromo,
no le gusto el caballo como lo vio llegar. Tuvo un presentimiento “Aquí no ganamos esta carrera”.
Tuvo muchos problemas, pues el ambiente era muy diferente, el caballo
tenía otro temperamento. Juan vio la carrera en la baranda, en plena
pista. Cañonero estuvo
punteando hasta los | ||
| ||
De
regreso a Venezuela, continuó su labor en la cuadra. Estuvo encargado del
cuido de Cañonazo “fuimos a correr en 1974 el Champagne
Stakes y a la entrada de la recta venía
adelante, pero entró cuarto”. También lo fue de Léxico. En 1978 se fue con Juan Arias, primero a la cuadra
24, luego en la cuadra 12, como 9 años. Cuido entre otros a Demencia y Gramalote. Luego trabajó con los
entrenadores Carmelo Hernández, Millard Ziadie (6
meses), Antonio Bellardi (un
año) e Iván Calixto (15
años), cuando decidió retirarse en el año
2001. | ||
| ||
Las
autoridades hípicas nunca le dieron algún reconocimiento por esos éxitos
en el exterior, pero Juan
Quintero siento una gran satisfacción por el trato de todos los
gremios hípicos, reconoce que el gremio de caballericeros siempre se portó
bien con él, los entrenadores están siempre pendientes, la asociación de
periodistas le entregó una placa, al igual que el sindicato y Cavepro. Todo gracias a Cañonero. | ||
| ||
Juan
Quintero,
en la actualidad, visita el hipódromo con frecuencia. El restaurant del
popular "Marichal" en las
caballerizas del Hipódromo La
Rinconada es el lugar al cual Juan suele acudir para tomarse un café
todas las mañanas. Honores a este singular personaje, parte de nuestra
historia. | ||
| ||
Fuentes:
Revista Gaceta Hípica, Lic. César A. Rivero, Lic. Hernán Viloria Daboín, Sr. Eliodoro González, Revista La Fusta,
Revista Partida. | ||
| ||
Anécdotas Hípicas
Venezolanas, sábado
31 de octubre de 2020 | ||
Copyright 2000, Anécdotas Hípicas Venezolanas C.A. Todos los derechos reservados | ||