Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Jesús Lander Guzmán

Por Juan Macedo

 

Este breve trabajo biográfico está dedicado al popularísimo Médico Veterinario Jesús Lander Guzmán, a quien apodaban muy cariñosamente “Chuchú”; su historial en el hipismo criollo fue más que conocido y en efecto ha prestado sus valiosos servicios a diferentes cuadras existentes en el Hipódromo Nacional El Paraíso y luego en el Hipódromo La Rinconada. Nació el 30 de julio de 1912 en la población de Aragua de Barcelona, estado Anzoátegui, hijo de Don Sixto Lander y Doña Graciosa Guzmán. Desde los 7 años de edad fue aficionado a las carreras de caballos, pues asistía al hipódromo en compañía de sus padres y otros familiares.

 

El Dr. Jesús Lander Guzmán se graduó de Médico Veterinario en La Plata, Argentina, el 22 de noviembre de 1943. Fue veterinario de varios centros de investigación en Maturín y Caracas, profesor y director del Departamento Quirúrgico de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Central de Venezuela y autor de varios estudios entre los que destaca “Tratamiento de la Sarna Sarcóptica del Caballo”.

 

Ingresó al Hipódromo Nacional El Paraíso en el año 1944 y en 1946 le asignaron el cargo de Adjunto al Jefe de Inspección Veterinaria, que desempeñó durante siete años, prestando valiosos servicios y gran utilidad a los propietarios y personas ligadas al turf venezolano. Siempre afirmaba que existen en las caballerizas de nuestro óvalo muchos ejemplares de mal genio y mañosos en extremo por lo cual se hace difícil su entrenamiento y sobre todo los trabajos diarios a que deben ser sometidos por lo cual hay que recurrir al castramiento. En agosto de 1964 fue designado Director encargado del Hospital Veterinario.

 

Desempeñó el cargo de veterinario particular, contando con su clínica propia poseyendo todos los aparatos más modernos que requiere su difícil profesión. Dijo en una ocasión que los puntos de fuego se aplicaban a los ejemplares para aliviar dolores. Sobre este tratamiento acontecía que en un noventa por ciento de los casos es importante aplicarlo a los potros de dos y tres años, no así para aquellos ejemplares de cinco y más años, pues la aplicación de puntos de fuego favorece en un cinco por ciento. El resto, recalcó, es algo así como gastar pólvora en zamuros.

 

En una ocasión fue golpeado por el ejemplar Bohemio en la cabeza que le produjo herida que ameritó le aplicaran ocho puntos de sutura. De igual manera el ejemplar Loyola le pateó en todo el centro del estomago. Son cosas del oficio a los que hay que afrontar.

 

El primer ejemplar que adquirió fue la yegua Payasada en el año de 1937 por intermedio del señor Luis Enrique Werner por la suma de Bs. 1.500 pagaderos a razón de Bs. 100 mensuales. Los ejemplares Donoso, Estocón, La Plata, Ina-Uiki, Sin Ruido, Raimu, Banderillero, El Panamá, Mate Amargo, Heliopolis, Potasio, Príncipe de Oro y otros, fueron de su propiedad y los recordó con orgullo, en especial al primero de los nombrados (Donoso), ya que para él fue el más productivo pues le brindo muchos triunfos. Le regalaron al ejemplar Ducaman, lo operó de un casco y logró grandes satisfacciones pues conquistó siete triunfos seguidos. En el año de 1947 trajo de Argentina los ejemplares Impulsivo (ganador de uno de los mejores clásicos del país), además de Dirceo, Avalancha, Clarín II, los mencionados Estocón y Donoso. Todos rindieron excelente campaña en nuestra pista. El primer stud al que perteneció fue al Stud Sin Ruido que formaba junto a Francisco Urbina Romero, Julián Abdala y Enrique Sarquis. Luego, de su única propiedad, registró el Stud El Petiso, colores que han defendido muchos de sus pupilos.

 

Durante siete años fue profesor de la Cátedra de Patología Quirúrgica y Cirugía de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Central de Venezuela. La promoción de graduados de Medicina Veterinaria de la UCV del año 1958 tuvo su nombre. Junto con el Dr. Francisco Urbina Romero organizó las fichas clínicas por las cuales se distinguen cada uno de los ejemplares alojados en el Hipódromo Nacional El Paraíso. Esto fue sumamente efectivo y les valió elogiosos comentarios. El 25 de enero de 1985 la Unión de Entrenadores le rindió homenajes por sus años en el hipismo nacional.

 

A los mejores ejemplares los ha atendido con suma preocupación. En una ocasión enyesó un menudillo a Integro que presentó esguince. A Hypocrite lo operó de un casco y a Caimán lo atendió de una fisura de sesamoide. Los primeros puntos de fuego que aplicó fueron al ejemplar Grano de Oro. Cuando un ejemplar de su propiedad intervenía en alguna prueba, el Dr. Jesús Lander Guzmán tenía por cábala efectuar la siguiente jugada: Bs. 20 a ganador e igual suma a Descarte y Show. Aparte de eso “Chuchú” no jugó mayor cosa. Sembró el hipismo en su familia, allí quedaron sus hijos veterinarios Sixto "Tito" Lander y Raúl Lander, además entrenador.

 

Siempre creyó en el hipismo regional, así lo expresó en una entrevista en los años ‘60 “Maracaibo necesita un hipódromo de primera. El que funciona actualmente no ofrece comodidades. En Maracaibo existe más afición que en ninguna otra parte del país y la afición es la que dice dónde deben funcionar los circos de carrera. Por la afición y población, en Venezuela deben funcionar, además del hipódromo de la capital, hipódromos en Maracaibo, Ciudad Bolívar y Punto Fijo, donde se viene trabajando con verdadero amor a las carreras, tanto que se trabaja en la construcción del primer circo de carreras”. Vivió para la medicina veterinaria y para el hipismo nacional, trabajando de manera honrosa y siempre con los valores éticos por delante. El Dr. Jesús Lander Guzmán falleció el 23 de diciembre del año 1990.

 

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Stud El Petiso (fotos), Sr. Fernando Gil L.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, sábado 25 de noviembre de 2017

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