Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Alberto Winckelmann

Por Juan Macedo

 

Don Alberto Winckelmann Reverón fue uno de los pioneros de nuestro hipismo venezolano, que dedicó gran parte de su vida al fomento y desarrollo de las actividades hípicas en Venezuela, llegando incluso a ejercer la presidencia del Jockey Club de Venezuela, desde donde defendió en forma decidida los intereses de la hípica nacional. Nació en Maiquetía, estado Vargas, el 26 de abril de 1901.

 

Por el año 1918, en sociedad con los Sres. Nicolás de las Casas y Alfredo Vegas, adquirió a los purasangres Brown Prince, La Vaquita, Bella Greta, Miss Nash y Big Chief, los que a la postre lograron desempeño aceptable dada la época en que actuaron, ya que para ese entonces nuestro hipismo apenas iniciaba sus primeros pasos.

 

En 1933 actuó en forma eventual como Timekeeper oficial y en esas funciones vio superar el record de los 3200 metros cuando Anauco con Pedro Emilio Yumar efectuó el recorrido en 216" clavados al imponerse en la Copa del Ejército. Otros récord de pista fueron impuestos en esa temporada: el de los 1100 metros en 68" (Picaresco) y el de los 1500 metros en 95" (Zonda). En 1934 desempeñó el cargo de jefe de totalización en lo que se llamó "la temporadita", donde actuaron en los distintos cargos de funcionarios de carreras, un grupo de grandes entusiastas del turf, entre ellos el Capitán Ramón Mendoza, Gustavo de la Rosa, Agustín Nuñez Valarino y el Capitán Claudio Bruzual Bermúdez.

 

Fue el encargado de traer a Venezuela a "el maestro" Amador Varela, contratado en 1932 para conducir sus pupilos. Luego, el tiempo transcurrió sin mayores novedades y fue precisamente por el año 1933 cuando adquirió a la yegua Kudi, considerada por los entendidos como una de las mejores de su género venida a Venezuela. Por cierto que Kudi fue adquirida por una casualidad, debido a la nulidad de un negocio anterior. Sucedió que Don Alberto y sus socios (Sindicato Caribe) habían adquirido un ejemplar en una rifa realizada en el Hipódromo Nacional de El Paraíso y encomendaron su entrenamiento al Sr. Albert H. Cipriani. En los primeros aprontes el caballo despuntó como un gran corredor y a los pocos días de comenzado su entrenamiento se les notificó que había una equivocación en los papeles y que el equino debía ser entregado a otra persona. Con el lógico disgusto y no pudiendo hacer otra cosa, los propietarios se resignaron y optaron por adquirir una yegüita tordilla por el mismo precio que resultó ser Kudi y vale decir que el caballo de la historia era el notable Kemal Pacha que se malogró en sus primeras actuaciones.

 

Kudi logró adjudicarse varios clásicos de importancia y dos récords de pista. Incluso cuando intervino en el Clásico Gobernador sufrió un accidente debido a que Lanza Libre la pateó, siendo posteriormente suturada con 9 puntos en la herida, pero igual compitió y salió victoriosa. El Sr. Winckelmann siempre se llenaba de alegría al recordar la performance rendida por la tordilla.

 

Objeto de otro recuerdo fue Petirrojo, que tuvo una extensa campaña en las pistas de los hipódromos de Puerto Rico (allí se corría a la inversa, sobre la mano derecha). Fue negociado en sociedad con el Sr. Luis Sánchez Vegas, cambiándolo por un chasis de radio. Petirrojo logró salir avante en muchas ocasiones, contándose entre ellas cuando se impuso en el Clásico Presidente de la República en forma espectacular y sorpresiva, luciendo las sedas de las Srtas. Lolita Winckelmann e Isabel Margarita Vegas 

 

 

Otros grandes corredores que defendieron sus intereses, ahora con el Stud Aro, figuran Maraquero, Cedrón, Inflexible, Marcador, Curandero, Saetazo, Marcador, Rufián, Jaén, Arriesgao, Ukase, Pelusita, Andarín, Maraquera, Anita María, El Maraco, entre otros. Con el criollo Cedrón recibió una hermosa copa que llevaba por nombre el de aquel que otrora había sido el entrenador de sus pupilos, Albert H. Cipriani.

 

El 17 de mayo de 1960 se reunió un grupo de conocidos personajes de la sociedad venezolana en la casa de Don Alberto Winckelman situada en la calle Lecuna, quinta Carmenchú, de la urbanización Caracas Country Club, con el fin de constituir una entidad jurídica autónoma, cuyo objeto primordial sería el de proporcionar a sus miembros un centro de cultura, recreo y esparcimiento para fortalecer y estrechar los vínculos existentes entre los amantes del deporte hípico. De esta manera nació el Club Hípico de Venezuela (luego llamado Jockey Club de Venezuela) del cual Don Alberto participó activamente como parte de la primera Junta Directiva y fue Presidente de la misma desde 1962 hasta 1968, realizando una encomiable labor. Una acción que promovió Don Alberto fue la inauguración de la Galería de Campeones, con una serie de pinturas realizadas por Raúl Arzubi Borda, varias de las cuales fueron donadas por propietarios de esos campeones; otras por seguidores de esos campeones, y otros más costeados por el Jockey Club de Venezuela.

 

 

El Sr. Alberto Winckelmann fue un deportista nato, de corazón. Su nombre ha figurado en el béisbol, siendo entrenador y manager de equipos radicados en Caracas (incluso uno de sus equipos, el Santa Marta, participó en un partido en honor a Charles Lindbergh durante 1928); además en el futbol y atletismo.

 

 

 

Don Alberto Winckelmann falleció el 8 de julio de 1981 que dejó un legado importante, como persona honrada a carta cabal (como casi todos los propietarios de aquella época), de gran espíritu deportivo, fue sin duda un verdadero creador de nuestra hípica.

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Sr. Roque Yoris Soules, www.jockeyclubvenezuela.com

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 31 de marzo de 2011

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