Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Ramón Carbonell

Por Juan Macedo

 

Ramón Emilio Carbonell fue todo un caballero, humilde, sencillo, siempre le tendía la mano a todo aquel que se topaba con él, sin importar su condición social ni status, echador de broma y cuentero como todos los venezolanos del antaño. Además de entrenador de purasangres de carreras fue un destacado jugador de softbol y era todo un experto en beisbol de la liga nacional y las ligas mayores, no había dato beisbolero que Ramón no conociera.

 

Se involucró en el mundo del hipismo desde muy joven, llegando a trabajar en los Hipódromos de Santa María y de Perijá. Buscó fortuna en la capital de la República de Venezuela, iniciando como Caballerizo. Fue ascendiendo paulatinamente, demostrando que conocía los oficios de la cuadra hasta lograr obtener la matrícula como entrenador de purasangres en el Hipódromo de El Paraíso a los inicios de la década de los ’50. En ese ínterin llegó a trabajar puntualmente en el tercer hipódromo que se construyó en Maracay, estado Aragua, de manos del recordado narrador José Eduardo MendozaMiralejos.

 

Las pocas oportunidades que recibió como entrenador Ramón Carbonell en el Hipódromo El Paraíso y luego en el Hipódromo La Rinconada son capitalizadas como una gran experiencia profesional, ya que gran parte de los ejemplares a su cargo eran “remendados” o “desechos”, muchos con problemas de tendón, que le sirvió de escuela para atender eficazmente esos casos, se volvió un experto curador con barro en lesiones de purasangres. Por algo fue conocido como “El Rey de los tendones”. Por muchos años fue ficha importante de la cuadra de Domingo Noguera Mora.

 

Ramón Carbonell tuvo la oportunidad de ejercer su profesión en el Hipódromo de Paraguaná, en el Municipal de Ciudad Bolívar, en el Hipódromo de Cabudare, hasta que decidió radicarse en la ciudad de Maracaibo a finales del año 1974. “Sardinita” como también se le conocía, fue 3 veces ganador del Casquillo de Oro como Campeón Entrenador en el Hipódromo de La Limpia, en los años 1976, 1978 y 1979. Consideró al caballo Aderraman el mejor ejemplar que entrenó; este logró en Maracaibo una campaña de 20 victorias en 50 actuaciones y que completan 29 figuraciones, para haber estado solo una vez fuera de pizarra. Otros buenos corredores a su cuido fueron Sol Mayor, Bambuco, El Sanzio, Zuakata, Jaimito, entre otros. Los entonces aprendices a jinetes Abraham Campos y Reni Romero fueron hechuras del propio Carbonell.

 

 

Para el año 1986, Ramón Carbonell se radicó en la ciudad de Valencia y comenzó una nueva etapa en el Hipódromo Nacional de Valencia, obteniendo su primer triunfo el 15 de mayo por intermedio de Camitaja, destacando el hecho que estuvo trabajando en el Centro de doma y entrenamiento Paracotos. Ese primer año logró seis victorias y para el año 1988 logró su primer triunfo selectivo en dicho hipódromo, la Copa El Griego, con Rey de Luz. Fue en septiembre de 1994 cuando logró el Clásico Ciudad de Maracay con Mi Bella Genio, supliendo a Rodolfo García que estaba suspendido. A finales de ese año 1994 se alojó en el Hipódromo La Rinconada para suplir a Rafael Falco, aprovechando la oportunidad para ganar el Clásico Jockey Club de Venezuela con Trampolín y una semana antes la Copa Cañonero con Talita.

 

Desde ese entonces Ramón Carbonell se mantuvo activo como entrenador de purasangres hasta el año 2013, fueron pocas las oportunidades que recibió. Su última victoria fue el 29 de abril del 2012 con Whoopee Size. Luego de más de 60 años en el hipismo, sin cuadra y sin caballos, se la pasó deambulando por los establos y tribunas del óvalo de Caracas a la espera de un pago del Instituto Nacional de Hipódromos. “Desde hace tiempo estamos esperando la jubilación que nos ofrecieron las autoridades”, lamentaba el preparador luego de esperar sin éxito las promesas realizadas por María Alejandra Benítez, cuando estuvo a cargo de Ministerio del Deporte, de incluir a los entrenadores y jinetes en un plan de seguridad social y jubilación.

 

Demacrado por el transcurrir inexorable del tiempo, Ramón Carbonell era visto todas las mañanas durante las jornadas de traqueos por los alrededores de la pista y Hospital Veterinario, donde recibía la poca ayuda de las personas que se compadecieron del que fuera un destacado profesional del entrenamiento de caballos purasangre de carreras y que, en su época productiva, supo apoyar la actividad que le dio la espalda y le negó una ayuda que bien merecida la tenía. Carbonell manifestó que dormía en la caballeriza número 12 y recibía ayuda de sus colegas Juan Carlos Ávila, Germán Rojas, Freddy Escobar, Ramón García, Ernesto Ochoa, Francisco D’Angelo, entre otros entrenadores y jinetes.

 

El 18 de marzo de 2016 se conoció el fallecimiento de Ramón Carbonell, buen entrenador, buena gente, honesto, trabajador como pocos. Entrego una vida completa al hipismo y se le recordara con mucho respeto. Paz a su alma y que Dios lo tenga en su gloria. El 30 de abril de ese año, las autoridades hípicas (supongo que en un intento de redención) le rindió un merecido homenaje con un trofeo en la que fue la séptima carrera de la reunión hípica.

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Revista La Fusta, Revista Hípica Zuliana, Revista Turf, Diario El Nacional, Diario Líder en Deportes, Sr. Jaime Casas A.

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, sábado 30 de septiembre de 2017

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