Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta

Pablo Andrade González

Por Gabriel N. Ramos

 

Al momento de su nacimiento, mejor desde el vientre, adquirió el imborrable tatuaje de hípico. Era algo genético, mezclado en la sangre con todos los signos hereditarios. Y es que Pablo Rafael Andrade González, o “Pablito”, “El Invasor Zuliano”, desciende de una familia que ha vivido con el turf metido hasta el tuétano, derrochando amor y bondad por el caballo de carrera. Especialmente allá en el Zulia.

 

Pablo Andrade González, por mera casualidad, nació en Guadalajara, México el 10 de octubre de 1962, es hijo de un médico ginecólogo obstetra, Rafael Andrade Bravo, y tiene cinco hermanos, tres de ellos son médicos. Mi abuelo (Pablo Andrade Hernández) fue entrenador y criador de caballos de carrera, mis dos tíos (Ismael y “Totoño” José Antonio Andrade) fueron entrenadores también, así que, aun cuando pudo acceder a buenas universidades (atrás, muy lejos, quedaron los seis semestres de Zootecnia), decidió incursionar en el hipismo. “Y mi mamá quería un título de médico, yo le di una matrícula de entrenador de caballos pura sangre de carreras, y la verdad no me arrepiento de eso” comentó en una ocasión “Pablito”.

 

 

Por cierto que a los 14 años Pablo Andrade ya era criador. Tenía sus propios animales e intentaba los cruces bajo la creencia de que era lo mejor. Entonces producía para la hípica zuliana, donde el Hipódromo de La Limpia simbolizaba al hipismo del momento.

 

Pablo Andrade ya había “invadido'' el Hipódromo La Rinconada desde hace bastante tiempo, en su primera incursión lo hizo en calidad de aprendiz en la cuadra de Vincenzo Lombardi y Daniel Pérez, una suerte de filtro a las enseñanzas primarias de Ismael y “Totoño” Andrade, además de Néstor Ferrer, que fueron los tutores de la tesis que permitió la licencia original del hoy triunfador. Fueron sus grandes profesores.

 

Comenzó su carrera con mucho entusiasmo y deseos de hacer bien las cosas, en el Hipódromo de La Limpia en enero de 1986 con la yegua Martinic, montada por Damián Quintero, la cual arribo en la sexta posición. Fue el 28 de febrero cuando logró su primera victoria con la misma yegua Martinic igualmente montada por Damián Quintero. Ese primer año ganó el título como entrenador revelación.

 

En el año 1987 siguió su ascenso y ocupó el tercer lugar de la estadística con 32 triunfos detrás de Gustavo Delgado y “MantequillaLuis Méndez, además ganó su primera selectiva, la Copa Milmero Valbuena, el 4 de diciembre con la yegua Mimette, montada por Damián Quintero. En 1988 ganó la Copa Sindicato de Caballerizos del Zulia con Tapatía (montada por Damián Quintero). Además logró su primer triunfo en el Hipódromo de Valencia con Bandolino (por supuesto montado por Damián Quintero).

 

En el año 1989, la primera temporada completa en el nuevo Hipódromo de Santa Rita, logró su primera selectiva en éste ovalo el 23 de junio con el ejemplar Durero en la Copa Hipódromo de Valencia, además gano las Copas Propietarios Hípicos Valencianos (Silent War), Jockey Club de Valencia (Silent War), Pablo Andrade Bravo (Contratodo), Francisco Urbina (Tapatía), todas con la monta de “El CanarioDamián Quintero. Además el 11 de Agosto logró su triunfo 100 en el hipismo zuliano con la yegua Soraida.

 

En 1990 logró su primer clásico en Santa Rita, fue el Inauguración por intermedio de Bielecki, con el que también ganó el Clásico Instituto Nacional de Hipódromos. Tambien ganó los Clásicos Gobernador del Estado Zulia (Mate Ruso) y Uprocazulia (Red Diablo). El año 1991 fue prolífico para “Pablito” con los triunfos en los Clásicos Hipódromo de Valencia y Día del Trabajador (Red Diablo); Tío Cheo y Popuerazo (Con Bravío) y Ana María Campos (Dairy Queen). En el año 1992 conoció la gloria de la Triplecorona por medio del potro Con Bravío, pero fue solo cuestión de minutos, ya que luego de ganar el último paso fue descalificado por ser el causante de la rodada del tordillo Oval.

 

Pablito”, ya reconociendo su frustración como criador, convencido del dominio que poseía para entrenar a un puro de carrera, cargado de optimismo y, sobre todo, consciente de que ya había quemado todas las etapas del período zuliano hasta 1992, buscó un horizonte que a la vista se le presentaba de vivos colores: el Hipódromo La Rinconada. Llegó y venció.

 

El triunfo que le abrió el camino en Caracas fue con el caballo Dancer Picture. Ese año 1993 en el óvalo de Coche logró 20 triunfos. Después surgió otro purasangre más especial todavía: Largavita, que correspondió a su primer clásico en La Rinconada, el Uniproca. Con él ganó el José Antonio Páez y hasta se acercó a la triple corona. Fueron un total de 30 triunfos en ese año 1994, continuando en franco ascenso hasta el año 1997 cuando acumuló 96 triunfos en la campaña. Grandes corredores pasaron por su cuadra: Anfíbol, Trezzel, Gran Ángel, Tabac, Turf, Zagán, Prospect Gold, Queen Libano, Romario, Swearing God, La Nolana, Gran Corredor, Belinda, entre otros.

 

 

A pesar que tuvo sus mejores campañas en el hipismo venezolano, ganó muchas carreras y tuvo muchas satisfacciones, Pablo Andrade también tuvo muchos sin sabores, situaciones difíciles cuando se radicó en su cuadra la “dormidera” de caballos, cuando desconfías de un peón que pueda aceptar dinero para darle algo al caballo, y allí tomó la decisión de irse del país y probar suerte en el hipismo norteamericano. Eso fue a finales del año 1999. Fueron unos 400 triunfos que acumuló en La Rinconada en 7 años.

 

 

A pesar de que fue una decisión apresurada, afortunadamente, al llegar a los Estados Unidos tuvo una buena acogida, estaba Bobby Humphrey en el hipódromo y le brindó su apoyo, le permitió entrar en Calder y tener sus puestos. Y la suerte le sonrió el 10 de Septiembre de 2000 cuando alcanzó su primera victoria selectiva en los Estados Unidos al llevarse con su pupilo Gadir (que le compró a Todd Pletcher en US$12.500) el Racing Star Stakes con la monta de Eibar Coa Monteverde.

 

 

Así inició Pablo Andrade una brillante trayectoria en ese país, aprovechando todo lo aprendido en el hipismo venezolano, hasta que se presentó el problema salud que casi le costó la vida: “Este percance físico, me ocurrió, como siempre dice mi esposa porque tomó decisiones apresuradas, por impulsos, sin pensarlas. La verdad, siempre ha sido así, de Santa Rita a Caracas de Caracas a Miami. Por impulso. De modo que, en este caso, fui de visita a Venezuela y tomé la decisión, estando allí, de operarme de un “by pass” gástrico. Lo decidí porque no me sentía bien, pensando en el futuro, en mi bella familia. Estaba pesando 140 kilos, más 300 libras y tenía que hacer un cambio radical en mi vida. Tan pronto llegue a Venezuela, le dije al doctor, -usted me tiene que operar ya, no puedo esperar al mes que viene, es ya-, y luego de conversar con el doctor, me dijo que la única opción era al día siguiente a las 6 de la tarde, y yo la acepté. Así que al día siguiente estaba el quirófano y comenzó también el problema, mi calvario. Ocurrió una perforación del esófago en plena operación, estuve más de 40 días en terapia intensiva, varios paros cardiacos y me sometieron a 10 intervenciones. Muchos me daban por muerto, estaba desahuciado, muchos amigos me lloraban, pero no era mi momento y logré sobrevivir. Te confieso que muchos de esos días mirando el techo, porque estaba consciente, medite sobre esta nueva oportunidad que había recibido de volver a lo mío, al hipismo y decidí hacerlo con verdadero amor con más corazón y decisión de hacer las cosas bien, aprovecharla al máximo” contó en una ocasión “Pablito” al Ing. Horacio Medina.

 

Después de un año de convalecencia, recibió el apoyo de Carlos Morales Salas. Cuenta Pablo AndradeÉl tenía un potro que trajo a ventas y al caballo le dio un cólico. Lo sacaron y al poco tiempo le dio un segundo cólico, y para sorpresa el caballo se salvó. Entonces Carlos habló con el propietario y le dijo -mira este caballo se salvó milagrosamente, yo tengo un entrenador amigo al que dimos por muerto, lo lloré en la iglesia y se salvó, y está de regreso en Calder, dale este caballo, ellos son dos sobrevivientes-. El caballo se llamaba Double Colico y con ese caballo logré varias victorias en mi regreso, incluyendo el Naked Greed Stakes”.

 

 

Pablo Andrade sigue brillando con luz propia en el escenario norteamericano, a pesar de no contar con una numerosa flota de ejemplares, con purasangres de la talla de Battier (Fit To Fight S.), La Chica Sensual (Florida Stallion My Dear Girl S.), Miss Delite (Catcharisingstar S.), Firm Reality (Draw In S.), Russian Hand (Dartsum S.), Tabac (Hialeah Juvenile S.), Diced N’ Sliced, Bambera (3° George Rosenberger Memorial S.), Abatares, Berry Berry Bueno, Hot Necker, entre otros. El 6 de abril de 2013 logró su triunfo 300 en USA con la yegua Plumaria mientras que su última victoria (la 302) fue con Bándola, ya que por razones familiares decidió retirarse de la profesión y regresar a Venezuela. Pero sin dudas que Pablo Andrade puso muy en alto el gentilicio nacional.

 

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Sr. Francisco Morales, Ing. Horacio Medina, Sr. Jacobo Lezama (fotos), Sr. Jaime Casas A., Ing. Juan Macedo

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 29 de noviembre de 2012

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