Anécdotas
Hípicas Venezolanas
presenta | ||||||||
Julio
Ayala Coronil | ||||||||
Por
Jaime Casas | ||||||||
Actualizado
por Juan Luis Orta | ||||||||
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En medio
de una crisis tan profunda como la que atravesamos hoy en día en el
hipismo, reconforta saber que aún existen hombres rectos que sienten esa
pasión contagiante por los puros de carreras, por el espectáculo que estos
generan. Escucharlo hablar, contando con igual intensidad sus grandes
triunfos y los inevitables sinsabores, y el conocer su intachable
trayectoria a lo largo de su carrera profesional, dan fe de que Julio Ayala Coronil es un verdadero hípico, amante por encima
de todo de lo que ha convertido en su vida, las carreras de caballos, al
menos así lo percibimos. Nació en Caracas el 25 de enero de
1948. |
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Muchas
han sido las decepciones, desengaños y frustraciones en un medio
realmente especial, que ha crecido con muy poco control y poca mano dura
ante especuladores de oficio e insaciables ambiciosos que a cualquier
precio buscan su beneficio personal. Sin embargo, sentimos a través de sus
narraciones y anécdotas, que los éxitos han dejado una huella mayor en su
vida que los malos momentos, y se han convertido en su esencia, algo que
la historia sabrá reconocerle por encima de cualquier otra
cosa. | ||||||||
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Julio
Ayala es de
esos hombres valiosos para el hipismo. Lo vive al máximo y quizás por ello
es que no son pocos los enfrentamientos personales por los que le ha
tocado pasar. Muchos critican su en ocasiones duro carácter, pero aunque
pueda producirse algún distanciamiento personal o profesional le siguen
reconociendo su capacidad de trabajo, la habilidad para hacer llegar a los
caballos a las grandes carreras, en las distancias más
exigentes. | ||||||||
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Su padre
Alcides Ayala fue uno de los
grandes pioneros de nuestro hipismo, fundador del Hipódromo de El Paraíso y durante
mucho tiempo propietario y directivo. Julio comenzó en el hipismo en sus
tiempos de estudiante, trabajando para el comisariato con la función de
recoger el orden final de llegada de cada carrera en la pista e
inmediatamente subir al palco de los periodistas a leerlo, llevándolo
entonces al comisariato para el conforme. En eso anduvo un tiempo,
hablando del viejo hipódromo, hasta que le llegó el momento de retirarse
de la actividad, avanzando en estudios profesionales y dedicado a
diferentes actividades, todas fuera del hipismo. Regresa, ya a La Rinconada, casi por azar, a
trabajar en funciones de administrador en la cuadra de quien
posteriormente sería su suegro, Manuel Azpúrua Sosa, uno de los
entrenadores líderes del momento, a comienzos de los
'70. |
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Sus
funciones en ese momento no le requerían involucrarse en el trabajo diario
de los caballos, pero como en esa época no tenía carro y vivía muy cerca
de Manuel Azpúrua, optó por
levantarse a eso de las 4 de la mañana para "tomar la cola" y por supuesto a
esa hora no le quedaba sino subir a la pista, lo que comenzó a hacer y a
raíz de ello fue cuando empezó a relacionarse en mayor grado con el
trabajo de los caballos, según el mismo expresa, y casi sin darse cuenta
se convirtió en "aprendiz".
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Nos reveló Julio una anécdota guardada en reserva durante un largo tiempo, y que quizás - pensamos - fue lo que marcó su decisión final de entrar en la profesión: resultó que el conocido criador y propietario Alfredo Toledo Guerrero invirtió una fuerte suma de dinero en un caballo importado, de nombre Niarchos (suponemos proveniente del exitoso hombre del hipismo de origen griego Stavros Niarchos), que confió a las sabias manos de Manuel Azpúrua, quien comenzó el trabajo de preparación por supuesto con gran expectativa, esperando sacarle la mejor campaña. En sus primeras actuaciones, Niarchos no cumplió con lo esperado y, sin encontrar respuesta satisfactoria a este resultado, Azpúrua dejó en manos de Julio Ayala el entrenamiento del ejemplar, por supuesto sin notificar a otra persona. Al poco tiempo el animal empezó a ganar y fueron varios los éxitos alcanzados, ante la sorpresa de Azpúrua (a nombre de quien siempre apareció, obvio) y la satisfacción de Ayala. |
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Más
tarde, en 1973, cumpliría con los requisitos necesarios para sacar su
matrícula de entrenador tras pasar los exámenes (escrito, oral y práctico) que le
practicaron Augusto Moulinier,
el Dr. Alzaibar
y Enio López, formando parte de una
promoción de la cual también egresaron, entre otros, Raúl Lander, Rafael "Tilitoy"
Gómez, José Didier
Fernández, Rafael
Vicente Alemán y Henry
Novoa | ||||||||
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Negligencia y Tetraluna
fueron sus dos primeros animales, cuando le tocó instalarse en la cuadra
21, junto a Don Jesús "Tito" Pérez, a quien dice deberle todo
lo que es hoy en el hipismo, mostrando un afecto especial hacia el que
califica como un "gran señor".
Contó con el apoyo inicial de su primo Alcides Raffali,
además de Mario Domanti,
del Stud Il
Padrino, quien en poco tiempo se convirtió en su principal
propietario. | ||||||||
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Su
primera inscripción, nada auspiciosa, fue la yegua Tetraluna,
a la que retiraron en el aparato, según cuenta. No obstante, al poco
tiempo de estar entrenando comenzó a sonreírle el éxito y con la yegua Malagueña, debutando, ganó por
primera vez, el 12 de agosto de 1973, con la monta de Magin Zamora. Era del Stud Le Notre, de Alfredo Toledo Guerrero, y ganó
otras dos carreras más - la
yegua - en total antes de finalizar ese año
'73. |
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En el
camino, son muchas las historias y vivencias que puede contar Julio Ayala. Aprendió de Alcides Raffali
una lección que ha marcado sin duda su vida profesional, cuando éste le
afirmó: "No le quito nunca un
caballo a un entrenador. Mientras viva, mi entrenador será Arturo
Muñoz". Muy diferente, es adquirir un ejemplar específicamente para
otro preparador, como en efecto hizo con Julio, pero nunca cambiarlo, por
cualquier razón. | ||||||||
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Otra
anécdota de Julio fue con la yegua Rondalla "A Rondalla la ligo sentimentalmente
con Prime Tip. Compré
un apartamento al Banco Unión y debía una cuota especial de Bs. 12.000,
una cantidad enorme para la época, y no tenía como pagarla. Recién casado
y con gemelos, sentí que el mundo se me venía encima. Una vez en las
carreras, mi primo -no reveló el nombre-, un hombre muy acaudalado y
jugador, pasó por el paddock y le
di el dato con un caballo. Ganó el mío. Rumbo al Jockey Club, un corredor
de apuestas me gritó: "¡Oye, tu primo se llenó, ganó más de 100 mil
bolívares!". Me acerqué a la mesa del primo, pensando que me podía
resolver con algo -recordó el preparador- y me senté. Le pregunté: Bueno,
¿cómo te fue con el caballo? Y me contestó: "Siga así primo, ganando, pero
no le tuve fe, sírvase un whisky". Me fui con rabia. En la semana solicité
un plazo al banco para tranquilizarme. Viene la semana siguiente, corre
Rondalla -evoca Ayala-, y empieza la yegua a sudar. Yo la tranquilizaba y
le hablaba. Le decía que tenía que ganar. Su dueño, Pepe Sahagún, llegó y me
preguntó acerca del chance de la yegua y le dije que le tuviera fe. El me
refirió enseguida: "Tengo dos boletos de la Triple Apuesta, y está pagando
mucho. Manuel Medina me dijo que ganaba y estoy lleno de datos. Bueno, ya
veré, me voy...". Entonces le grité que jugara un boleto a Rondalla. Con
Milton Barra, la yegua ganó el trofeo "Liceo Carlos Soublette" y en el
recinto de vencedores nos retratamos. Enseguida dijeron por los parlantes:
"Atención, aparecieron dos boletos acertados en la Triple Apuesta que
pagan la suma de 18.872 bolívares". Le dije a don Pepe: "Vio, vio, ha
debido jugarle aunque sea un boletico, fíjese lo
que pagó la Triple", y me respondió: "No, no le jugué un boleto, le jugué
los dos, y uno es suyo". | ||||||||
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Casi dos
años debió esperar para inscribir por primera vez en un clásico y le tocó
hacerlo con prácticamente un outsider, nada menos que en el Clásico Presidente de La República, la
tradicional carrera del 19 de abril, en |
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Ese año
'75 se anotó un récord curioso, al convertirse en el entrenador ganador de
las dos últimas carreras abiertas para importados que se disputaron en
nuestro país, cuando al final de ese año se cerró un ciclo transcendental
para la historia hípica nacional, por todos conocido. Era apenas un
llamado el que estaba programado y Julio tenía dos inscritos, Siderón y
Secretario. Ante una masiva
demanda para ese llamado, la carrera fue "partida" en dos en el proceso de
inscripción, quedando programada un sábado y otra el domingo, lo que le
permitió lograr una hazaña que vale la pena reseñar.
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Cuenta
como su mayor satisfacción dentro del medio el éxito logrado con Blondy en
la que copa instituida en homenaje a la gran yegua, pues realmente es una
historia con muchísimos matices, tema suficiente para un reportaje
especial. La gran decepción, el gran golpe sufrido, fue cuando Mario Domanti
le quitó el Stud Il
Padrino. | ||||||||
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En 1978
se hizo cargo de la cuadra de Manuel Azpúrua Sosa cuando este
decidió viajar a radicarse en los Estados Unidos, pero no fueron muchos
los animales de su maestro que le quedaron, pues ya para esa época contaba
con una cuadra algo numerosa y existía un cupo máximo de 52 animales por
preparador, tocándole prescindir de unos cuantos efectivos, lamentando
entre ellos el de la yegua La
Guacha, que para entonces no había debutado. Con especial afecto
recuerda a Negresco,
Indudable, Sindavad,
Prime Tip, Jib
Dancer, Arzak, Comediante, entre sus
grandes caballos, aunque han sido muchos más los corredores de excepción
con que ha contado. |
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Más de
una vez ha tenido que hacer uso de una premisa que ha sido su norte,
cuando algún desprevenido propietario o un desconocido afanoso por
lucrarse han querido sugerirle algo irregular: "Yo me saqué la matrícula para ganar
carreras, no para parar caballos". Por otro lado, es capaz de afirmar,
con contundencia, que "un caballo
mediocre en su tope de condición es capaz de ganar cualquier carrera; un
gran caballo, fuera de condición, pierde la carrera más
fácil". | ||||||||
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Julio
Ayala ha sido
igualmente un tutor importante, formador de nuevos valores en la
profesión. Su alumno más destacado es sin duda Antonio Sano, líder absoluto
actualmente en Valencia, y destacan otros buenos entrenadores como Enrique Torres, Mateo Camarda,
Paolo Celauro y
José Rafael Rojas, entre
otros. Cuando le preguntamos cuál considera es la gran diferencia entre el
hipismo de ahora y el de antes, de sus inicios, no piensa dos veces antes
de señalar que son los propietarios: "Antes eran en su mayoría grandes
señores los que invertían en caballos, y hacían de ello un gran momento
social y familiar. Hoy por hoy eso ha cambiado, lamentablemente no para
bien, pues en muchos casos primero está la jugada que el caballo
mismo" |
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Su
trayectoria está plagada de éxitos. Los grandes clásicos le han abierto
las puertas, además de tres estadísticas (hoy ya son cuatro y a las puertas de
la quinta), Casquillos de
Oro, Premios Burlesco, Jockey de Oro y otros. Se
mantiene en momento estelar, satisfecho con el camino recorrido,
consciente de que más que las carreras o el dinero ganado, los triunfos
clásicos y selectivos - además de
una trayectoria limpia, honesta - son los que marcan la historia, los
que le preservarán a través del tiempo como un profesional de
excepción. |
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A
continuación, una entrevista realizada por el Circulo de Periodistas
Hípicos en agosto de 2013: | ||||||||
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En el
año 2013 motivado al caso del caballo ganador del Simón Bolívar Comediante el cual fue atacado y
dopado por personas inescrupulosas, Julio Ayala decidió entregar
todos los caballos e irse a Los Estados
Unidos. | ||||||||
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En el
año 2018 fue inducido al Salón de
la Fama del Clásico del Caribe. A partir de ese momento Julio Ayala se ha mantenido
viviendo junto a su familia en Los Estados Unidos asesorando a
propietarios en la compra de ejemplares, también ayuda con algún consejo a
sus alumnos y en algunos casos a entrenadores amigos que hacen vida en los
diferentes hipódromos del país del norte. | ||||||||
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Finalmente,
Julio Ayala nos comenta “No es fácil pararse a las 4 de la
mañana durante 45 años para ir a la cuadra, sin tener hora de salida, pues
cualquier caballo puede enfermarse y tienes tú que aplicarle su
tratamiento, todo esto de lunes a lunes sin vacaciones de ningún tipo.
Ahora estoy viviendo mi tercera edad muy tranquilo junto a mi
familia” | ||||||||
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|
Autor: Prof. Juan Luis
Orta | |||||||
e-mail:
[email protected] | ||||||||
twitter:
@juanluisorta1 | ||||||||
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Fuentes:
Trabajo publicado para la Revista Hipódromo el año 1999 | ||||||||
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Anécdotas
Hípicas Venezolanas,
jueves 21 de diciembre de 2000 | ||||||||
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