Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta:

Carlos Muñoz Candia

Por Juan Macedo

Don Carlos Muñoz Candia nació el 9 de julio de 1922 en Santiago de Chile y fue uno de los grandes representantes de la escuela chilena en el turf criollo. Arribó a Venezuela en el año 1947, gracias a un contrato obtenido con el propietario Manuel Fonseca Arroyal por seis meses para trabajar en el óvalo de El Paraíso, y se quedó en Venezuela donde formó familia. La quinta El Rosario de la avenida Páez, justo frente al viejo y desaparecido Hipódromo de El Paraíso, le sirvió de aterrizaje al joven de apenas 25 años de edad. Atrás había dejado el primer triunfo de su vida, la yegua Aturdida en 1943 allá en el sur.

Carlos Muñoz

Ganó por intermedio de Raudaloso su primera carrera, y ganó varias carreras para el Stud Los Pinos de Manuel Fonseca en El Paraíso. Pasaba a la nomina de la escuela chilena que empezaba a sembrarse en la Venezuela turfística, a transmitir los conocimientos, los secretos del purasangre, del principal protagonista del espectáculo hípico para que luego se recolectaran los frutos que hoy en día se encuentran establecidos en profundidad.

Las conquistas aparecieron con rapidez, casi con su arribo. Saeta, Tebicuary, Tupungato, Araucano, Cantenac y muchos otros produjeron la visita al recinto de ganadores. Siempre tuvo a su cuidado buenos ejemplares, corredores que favorecían al espectáculo, además de estar a la caza de "mangos bajitos" en plenas subastas. Prueba de ello son La Carlina y Papi, que obtuvo a buen precio.

Sin embargo, el caballo que le identifico de por vida no fue otro que el gran Petare, cuya historia narraba complacido cada vez que se le recordaba. Había adquirido al descendiente de Moslem en Collete en una negociación que involucro a la rauda Colerina. Unos Bs. 26.800 entregó el señor Julio García por el animal que se convirtió en ídolo a través de sus 30 primeros lugares y su producción de Bs. 811.370,45. Siempre agregaba particulares anécdotas, vividas por intermedio del indiscutible caballo clásico, incluyendo los pormenores que rodearon una segunda venta a Anselmo Alvarado, Aníbal Hernández y Ramón Riverol. Petare, tiempo después, gano tres stakes en los Estados Unidos bajo el entrenamiento de Miguel "Pajarito" Torrealba.

Breso y Papi fueron los dos ejemplares que mayores satisfacciones brindaron al noble Carlos. El primero, raudo como el viento, le otorgó muchas victorias, incluyendo el Clásico de los Sprinters de 1969; mientras que el segundo, hecho para cualquier distancia, le proporciono el exito indiscutible en los clásicos Antonio José de Sucre de 1974, Gobernador del Distrito Federal y Coproca de 1975, Fuerzas Armadas y Clausura de 1976. Dos animales a la medida que Don Carlos disfrutó al máximo.

Los últimos grandes pisteros que tuvo en La Rinconada fueron la selectiva Tía Pachi (hermana de Papi) y el sorprendente Another Chance. "Mira, Chilenito...'' fue el termino que jamas le gustó al desaparecido entrenador, que respondía: "no es que rechace a mi país de origen, a mi patria; pero, como puede llamarse así, en forma tan despectiva, a un hombre que ha vivido casi medio siglo en Venezuela, que ha formado un hogar, esposa, hijos y nietos en esta tierra que quiero tanto". Otros grandes corredores que tuvo bajo su cuido fueron Llanada, Omelia, Titana, Chantilly, Venturita, Asomada, Tropic King, Maipú, entre otros.

 

Este veterano preparador de caballos de carrera, falleció un 12 de abril de 1997 en una clínica de El Paraíso, a los 75 años de edad, dejando recuerdos importantes que se detendrán en alguna de las paginas de la historia hípica venezolana, al igual como se registraron las de su hermano Arturo tiempo atrás. En definitiva Carlos Muñoz Candia dejó registro de 1.280 triunfos.

Fuentes: Revista Gaceta Hípica, Revista La Fusta, Revista Hipódromo

 

Anécdotas Hípicas Venezolanas, jueves 8 de marzo de 2001
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