Anécdotas Hípicas Venezolanas presenta:
Conversando con...
Carlos Alberto Arteaga
Por: César Augusto Rivero
Entrevista cedida por Revista Los Clavos, todos los derechos registrados

 

Aficionado, narrador, productor, pronosticador, entrenador, propietario y empresario son varias de las facetas que ha ejercido Carlos Alberto Arteaga Bloise dentro del apasionante mundo de la hípica. Nacido en Maracaibo el 5 de julio de 1962, lo que a la sazón tiene 41 años y pertenece al signo cáncer del zodíaco. Es ingeniero en computación y tiene una hija llamada Marcia, aparte de que es un amante del buen cine.

“Me inicié en la hípica en el año 1969, pues mi papá tenía caballos como Guasare y Misoa, y no dejaban entrar a los niños en la tribuna y disfrutaba las carreras desde una de las de traqueos. Desde allí comenzó a gustarme el espectáculo y los caballos’’.

-¿Primera actividad en la hípica?

-A los 14 años. “El Brujo’’ José Vignieri tenía una transmisión hípica junto a Jóvito Torres por Radio Impacto y me propuso que narrase carreras de caballos, siendo aún un niño. Empecé a practicar con un grabador en el año 1976 y fue un inicio muy fugaz. Proseguí mis estudios de Ingeniería de Computación y al sacar el título de locutor, volví a una trasmisión y Héctor Alonso me brindó la oportunidad en Radio Continente. En esa etapa, el gordo Gumersindo Villasana me invitó a colaborar en el pronóstico en sus programas radiales y gracias al desaparecido Igor Decán es que logré audicionar para el programa Monitor Hípico y trabajar con Aly Khan en 1982.

Aparte de ser un buen descriptor de caballos, Arteaga dedicó sus funciones como productor del programa de televisión de Monitor Hípico, lugar donde estuvo por un lapso de 7 años. “Empecé narrando una carrera, pasé por los comentarios en el panell hasta la responsabilidad máxima de producir el programa junto a José Arturo Sulbarán; una buena parte de los micros del hipismo, entrevistas; y una vez un amigo me dijo que fue la etapa de oro de Monitor Hípico’’.

-¿Cuándo comienzas a pronosticar? 

-Por intermedio de César Armao Mendoza, se presentó la ocasión de hacerle unas vacaciones a Freddy Rosas y los resultados fueron bastante buenos, ganaron animales que pagaron muy buen dividendo, y quedé de turno por el año 1987. Me dieron el chance en Gaceta Hípica, a pesar de contar con buenos pronosticadores, gente muy brillante, desde 1987 a 1992 nos fue bastante bien, fue la época que llamaron la revolución del pronóstico, porque los caballos que ganaban pagaron buenos dividendos.

-¿Por qué saliste de Gaceta Hípica y Monitor Hípico?

-Por esas venidas al hipódromo, me dio por comprar un caballito, llamado Semper Fee y empecé a cuidarlo, trabajar y aprender con este animal el oficio de entrenador. De hecho, cuando abren la escuela de entrenadores yo me inscribo, mi familia y amigos me ayudaron a invertir en otros caballos, y en dos años, yo tenía 78 caballos en la caballeriza, y era imposible cumplir con los pronósticos, la producción del programa de tv y con el entrenamiento de una caballeriza tan poblada; y me quedé solamente como entrenador desde 1991 a 1995.

-¿Triunfos?

-El mejor y más contundente fue en el República de Venezuela con Crazzy Youseff. Me dan la matrícula en 1992 en la promoción Carlos Morales, y tras 13 segundos lugares, logré ganar con Cybergenics mi primera carrera con Rafael Torrealba. Mis primeros eventos clásicos fueron con My Little Doll y Nuyelka.

-¿Por qué abandonas la profesión de entrenador?

-Siempre he sido un individuo que me gusta tener el dominio absoluto de lo que hago. La profesión de entrenador la definía como un juego de variables infinitas, y cuando sentí que algunas de ellas comenzaron a escaparse de mis manos y tenía cierto éxito, coincidió en la época que el hipismo cambió radicalmente, pues había oficinas en los centros hípicos y yo no me prestaba a las trampas y esos grandes favoritos de la caballeriza intentaban eliminarlos por otro lado, y cuando observé que una serie de favoritos comenzaron a fallar y sin ningún tipo de razón aparente, empecé a tomarle un poco de respeto a lo que era entrenar caballos. Era una variable que no podía dominar, y me fui alejando progresivamente y eso afectó mucho mi salud, por la responsabilidad de tener esos animales. Me quedé hasta la era de Auyan Tepuy, cerraron el hipódromo y no seguí más.

Tras haberlo experimentado casi todo en el hipismo, Arteaga se tomó un descanso y se dedicó al comercio. “Hice algunos negocios de inversión y adquirí una estabilidad económica y comencé la modalidad de ser propietario con el stud “Gran Shaddai’’ y empezamos con Silenciosa, Marchante, Denzel, Sicán hasta llegar a Amor Cobarde y Pregúntale. En total hemos ganado 52 carreras desde el año 2000 y casi 500 millones de bolívares en producción’’.

-¿Cuándo arranca tu línea 900?

-Justamente mi gran oportunidad se me presenta cuando un excompañero de la Simón Bolívar, me ubica y me propone un negocio novedoso, pionero por completo que es el negocio de valor agregado, las líneas 900. Y la propuesta me pareció excelente, ya que combiné el pronóstico y la inversión, y en el año 1998 salió al aire la Línea Hípica de Carlos Alberto Arteaga, que durante 5 años resultó la pionera, con mayor cantidad de llamadas y mayor cantidad de aciertos, fue la que marcó la pauta. Fue un negocio cíclico que duró 5 años y fue muy productivo.

A veces es difícil encontrar en la vida, a una persona que en la mayoría de las facetas por las que ha caminado haya salido con éxito en casi todas, por lo que Arteaga pareciera tener una suerte de don, una especie de Rey Midas de la hípica.

Arteaga se propone ahora a sacar un programa radial y televisivo denominado “Boleto Millonario’’, que comenzará este martes 22 con muchas sorpresas para todos los aficionados hípicos, a través de Radio Continente, cuya premisa serán los concursos hípicos donde los oyentes podrán salir favorecidos con la información hípica además de grandes premios. El equipo contará con un equipo formidable en Santa Rita, Valencia y La Rinconada y la cita es a las 12:30 del mediodía todos los días para que saquen su boleto millonario y se hagan acreedores a un millón de bolívares a través de las mensajerías de texto.