| Anécdotas 
      Hípicas Venezolanas presenta | |
| ¡Victoreado 
      volando! | |
| El 
      rugido que hizo historia | |
| Por 
      Otto León Cruz | |
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| Yo 
      era adolescente, 15 años, eran mis inicios como “burrero” y fue la primera vez que 
      veía a Victoreado correr. Era 
      la tarde del domingo 8 de septiembre de 1968 y la expectativa en el Hipódromo La Rinconada era 
      enorme. El ambiente vibraba con la energía de dos eventos clásicos, pero 
      la verdadera magia estaba reservada para la séptima carrera. Allí, el 
      legendario Victoreado, el 
      mismo "Campeón del Caribe" que 
      nos llenó de orgullo en San Juan de Puerto Rico en el año 1966, se 
      disponía a regalarnos una de las proezas más grandes que haya visto esta 
      pista. | 
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| En 
      los 200 metros finales, la situación parecía desesperada. Victoreado estaba metido en el 
      lote y se veía sin opciones, pero en la silla, "El Monstruo" Gustavo Ávila obró la magia. Con 
      una mezcla de maestría y pura fe, comenzó a pedirle a su montura ese "extra" que solo tienen los 
      grandes. Y el caballo respondió. | |
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| Lo 
      que siguió fue un estallido de velocidad y pundonor. El rugido de la 
      multitud se fundió con el sonido de los cascos, y el grito de "¡Victoreado volando!" del 
      legendario Aly Khan se 
      convirtió en la banda sonora de un momento inolvidable. En un "rush" 
      espectacular, el alazán no solo alcanzó a sus rivales, sino que los 
      superó, cruzando la meta con medio cuerpo de ventaja. ¡Fue una copia al carbón de su épica 
      victoria de 1966 contra El Rebelde, solo que esta vez fue Gobernante el 
      que sucumbió a su grandeza! | |
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| De 
      regreso al paddock de ganadores, la multitud (y me incluyo en ella) estalló en 
      una ovación que se sintió en cada rincón del hipódromo. Era una 
      manifestación de pura admiración, de esa que solo se gana un caballo con 
      corazón de acero. Porque sí, Victoreado fue un caballo que 
      corrió con el alma. A pesar de las dolencias que lo persiguieron a lo 
      largo de su carrera, su espíritu de lucha jamás 
      decayó. | |
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| Es 
      por eso que, para mí y para muchos que lo vimos correr, Victoreado no fue solo un caballo 
      más. Fue un auténtico crack, un campeón que con su nobleza y su garra se 
      ganó un lugar de honor en el panteón de los grandes del hipismo 
      venezolano. Su victoria de aquel día no fue un simple triunfo, fue la 
      reafirmación de que los verdaderos campeones, incluso con las 
      adversidades, siempre tienen un poco más para 
  dar. | |
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| Fuentes: 
      Revista Gaceta Hípica (foto), Ing. Juan Macedo | |
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| Anécdotas 
      Hípicas Venezolanas, 
      martes 
      30 de septiembre de 2025 | |
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