| Anécdotas Hípicas 
      Venezolanas presenta: | ||
| Tacarigua III, el caballo de Juan Vicente Gómez 
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| Por Gerónimo Alberto Yerena 
      Cabrera  | ||
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| La historia de este famoso 
      caballo involucra a tres personajes distinguidos de la Caracas de finales 
      del siglo XIX y comienzo del siglo XX, como son: Don Gustavo J. Sanabria, el General Juan Vicente Gómez y el 
      escritor José Gil Fortoul; además al eminente humorista: Leoncio Martínez, el cual le da 
      un toque final magistral a la anécdota. | ||
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| Don 
      Gustavo J. Sanabria, 
      caraqueño, destacada figura en la sociedad capitalina, amante del hipismo, 
      promotor y cofundador del “Jockey 
      Club de Venezuela”, con sede en Las Delicias de Sabana Grande; donde 
      se realizó, en este segundo hipódromo capitalino, la primera carrera de 
      caballo el día 1 de mayo de 1896. Cuando fue Gobernador de Caracas 
      promovió la mudanza del hipódromo para el Paraíso. Fue destacada figura en 
      el ámbito social, en el año 1905, cuando se fundó la Liga Venezolana 
      contra la Tuberculosis, y en la sección social fue su Primer 
      Vicepresidente. | ||
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| La relación de estos 
      personajes con la historia que nos ocupa se basa en la narración que hace 
      el famoso cronista José García de 
      la Concha en su libro Reminiscencias, Vida y costumbres de la vieja 
      Caracas. | ||
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| La historia es la 
      siguiente: | ||
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| Comenta de la Concha que Don Gustavo Sanabria le regaló al 
      General Gómez un precioso caballo de silla, alazano tostado, de bella 
      lámina, llamado Tacarigua III. 
      Resulta ser que al general se le metió en la cabeza que aquel caballo, 
      aunque criollo, debía ser bueno para carreras y lo mandó al Hipódromo, y 
       lo podían correr con los “medias sangre”. Dice De la Concha 
      que aquel caballo no podía ganar y siempre llegaba de último. Antonio Pimentel, íntimo amigo 
      del “Benemérito” le apostaba 
      dinero y lo molestaba, pero el General no cejaba y porfiaba. Quizás tenía 
      nostalgia de su fiel mula Guitarra (nombre de la mula, según el profesor 
      Carlos Alarico Gómez en su libro El Círculo Valenciano, Pág. 21) la 
      cual lo acompaño en la invasión a Caracas con su compadre Cipriano Castro. 
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| En aquellos días había 
      llegado de Europa el doctor José 
      Gil Fortoul. Hombre bastante excéntrico, 
      llegó de gran “sportman”, de “moltieres” 
      arrolladas a las piernas, de cachucha, con una pipa, una enorme flor 
      blanca en el ojal, hablando aunque correctamente el castellano pero con un 
      acento afrancesado. | ||
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| Al General, al principio, 
      le cayó en gracia, pero luego le molestaba un poco, a tal punto, que una 
      tarde, cuando quiso el doctor subir al palco presidencial, la guardia no 
      le dejó pasar. El doctor no dijo nada y fue a situarse debajo del palco. 
      Ese día corría Tacarigua III y 
      como de costumbre llegaba de último. El doctor Fortoul se enfurece, grita y patea: “Esa es una iniquidad”. “Ese caballo tiene condiciones, véanle 
      los belfos, ese caballo está enterito”, y así continúo por el mismo 
      estilo. Pero en el palco presidencial se desarrolla otra  escena: es 
      Pimentel, que le ha ganado al General y lo acosa, pero el General para los 
      oídos y oye lo que dice Gil Fortoul, y le 
      interpela entonces a Pimentel: “Anja, pero escuche lo que está diciendo el 
      “Musiuito”, que ése sí sabe de esas cosas”. 
      “Que va, compadre; a ése no lo hace 
      correr ni el doctor agüita”. | ||
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| El General manda a llamar 
      al doctor Gil Fortoul, quien viene energúmeno y, 
      sin saludar dice: “General, ésa es 
      una canallada, ese animal tiene condiciones: véale los remos, ese caballo 
      puede correr en Europa; ese animal está enterito, ni se le mueven los 
      belfos. Ese caballo lo que no tiene es peón, ese caballo lo monto y le 
      aseguro que gana la carrera”. El General ordena que le entreguen el 
      caballo al doctor, que al día siguiente a las seis de la mañana lo estaba 
      “varillando”. | 
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| Llegó el día de la carrera, 
      aparece el doctor con los colores nacionales montando al caballo. Las 
      tribunas se venían abajo, todos gritaban: unos en pro y otros en 
  contra. | ||
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| Salió la carrera, yo no sé 
      cómo se las arreglaría el doctor, porque salió de último y llegó con tres 
      cuerpos adelante. Aquello fue el disloque; Gómez abrazó a Pimentel y se 
      desquitaba. La gritería era infernal, había triunfado “Tacarigua 
      III”. | ||
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| Días después hubo cambio de 
      Gabinete y fue nombrado el doctor José Gil Fortoul Ministro de Instrucción 
      Pública. | ||
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| El travieso de Leoncio Martínez publica entonces 
      una caricatura en que está el doctor Gil Fortoul 
      uniformado de jockey, con su pipa y su rosa en el ojal montando un caballo 
      que parece una vaca, y abajo un 
versito: | ||
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| “Pues bien lo dijo don 
      José, | ||
| Cuyo talento es un 
  fallo: | ||
| Lo que no se encuentra a 
      pie, | ||
| Hay que buscarlo a caballo” | ||
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| Fuentes: extraído 
      del libro “Reminiscencias, Vida y costumbres de la vieja Caracas” de José 
      García de la Concha, http://venelib-antao.blogspot.mx 
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| Anécdotas Hípicas 
      Venezolanas, 
      viernes 28 de agosto de 2015 | ||
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