| Durante la Segunda Guerra 
      Mundial se 
      suscitó uno de los gestos de mayor generosidad que la historia del hipismo 
      registra. En Longchamp, la tarde 
      dominical del Arco de Triunfo, la carrera de mayor jerarquía del turf 
      universal, lucía en todo el esplendor parisino, millares de espectadores 
      congregados en sus tribunas y los campos de verdor relucientes con las 
      coloridas y seductoras jardinerías, las caminadurías de alfombrados céspedes, los setos que 
      más que linderos prohibidos, resemblan los 
      espacios conculcados donde retozan las ninfas y efebos del Olimpo. Todo 
      era pasión hípica, con el corazón henchido de expectativas, y la sombra de 
      la guerra en el alma. De pronto, inesperadamente sonaron las alarmas que 
      alertaban sobre el bombardeo de la ciudad por las maléficas huestes aéreas 
      del criminal más oprobioso que ha conocido la humanidad, y las naves 
      alemanas descargaban sobre la ciudad Luz su carga 
      destructiva. Longchamp fue herido. Sangrante, 
      detuvo por varias horas su actividad. Sin embargo, los daños causados y la 
      pérdida de varias vidas no privaron a los hípicos de presenciar 
      la carrera. 
      Como gesto de solidaridad con los desventurados 
      fallecidos en el artero ataque, la decisión de las autoridades fue 
      aplaudida por la historia: todo lo 
      recaudado sería donado para asistir a los damnificados del 
      bombardeo. | 
  
    | Los propietarios donaron la mitad de los 
      ingresos obtenidos por sus caballos, y las autoridades administrativas 
      aportaron parte del beneficio de la jugada del día de carreras. Sin 
      embargo, el gesto de mayor generosidad de uno de nuestros más conspicuos 
      personajes, el criador Mauricio 
      Azar quien en su hedonismo hípico, no titubeó en un acto que lo fijará 
      en la historia de lo afectivo hacia los necesitados. Consultando con su 
      gerente general y veterinario del Haras Gran Derby, Dr. Julio Rodríguez, 
      decidió donar uno de sus potros para ser subastado y el producto total 
      donado a los sufridos de la tragedia. La selección del 
      potro fue efectuada de entre tres hijos del semental Groomed To Win, todos de calificadas yeguas madres. Las 
      madres de los tres productos eran: Coneja, que a la postre fue la 
      madre de Rabbit; Sospechosa, 
      hija de Triple Filo, y Mandy, hija de Coneja, la 
      cual viniera preñada de Pancho Villa, uno de los más cotizados sementales 
      de la cría americana, madre del potro Rey del Mar, adquirido por el 
      apasionado propietario Sr. Jorge 
      Ribeiro, llevado de la mano de su preparador tradicional Fernando Parilli. Al inicio de la osada donación, Azar 
      recibió las insultantes dudas de la pequeñez humana, y se llegó a pensar 
      que lo que intentaba era darle salida a un vástago de mala crianza de su 
      haras. Todas las malhadadas frases destructoras 
      fueron lanzadas de retorno a los despotricantes. 
      El Sr. Ribeiro, orondo, feliz, quien por primera vez en su dilatada etapa 
      de propietario, después de haber adquirido un innumerable cantidad de 
      purasangres, no disimula sus emociones, con voz de tenor lírico, sin 
      micrófono, en su habitat cotidiano, nos contó, 
      que después de sus siete hijos y tres hogares, esta ha sido la mayor 
      satisfacción que ha tenido en su vida, y en especial desde que llegó a 
      Venezuela de su lar Vilacha, en la provincia de 
      Oporto, Portugal. Rey del Mar, 
      que originalmente sería nombrado Dios del Mar, rechazado por irreglamentario por el Stud 
      Book de Venezuela, participó en las tres 
      carreras de la Triple Corona 
      Nacional, ganando dos de ellas, los clásicos República de Venezuela, y Ministerio de Agricultura y Cría, 
      quedando sexto en el Páez. | 
  
    | De otros gestos de honrosa generosidad, entre 
      ellos la donación del premio obtenido por el caballo Shalom, en la fecha de la 
      tragedia de El Limón en el estado Aragua, y la reciente donación del 
      ingreso obtenido por la subasta de un potro efectuada en la temporada 
      pasada por el Haras Tamanaco, 
      de la familia 
      Freudman, cuyo monto total fue 
      entregado para aliviar en parte a un apreciado entrenador afectado por una 
      grave enfermedad... todos estos actos de amor, generados en el área oculta 
      de los hípicos, y los amantes del caballo de carrera nos imprimen un nuevo 
      soplo de vida hacia la impoluta pasión hípica, y nos acerca cada vez con 
      mayor fervor a nuestro anhelante mundo de un nuevo hipismo en familia. ¡Que Dios sea con 
      todos! |